Altamar

Agosto 14, 2021

Querida Nostalgia

Rememoro esa primera cita cuando vimos el atardecer junto al océano, unísonos, mientras nuestros cuerpos se conectaban. Fue como redescubrir algo que siempre estuvo ante mí. Los barcos se mecían como una dulce canción de cuna, las aves ululaban nuestro amor como si fuera intensamente rojo ilusionándome fuertemente con tu rizado cabello tan embravecido como el violento oleaje de ese catorce de febrero donde el mar te llevo.

El alcohol siempre fue tu peor enemigo. Te condenaba tomándome a mí como tu rehén como un sutil beso de cianuro. Incluso cuando creí en tu evolución y tu finta me costó la soledad seguí esperando que te transformaras en esa mariposa que veía en ti. La metamorfosis era mi himno, siempre esperando que te transformaras ante mi cambiando los colores de esa arrugada piel verdosa que perdió sus escamas. Aprendí a ser besada por tu obscuridad aunque tantas veces me arrepentí de que esto no fuera lo correcto y mi propia luz se fugara por la ventana.

Solo me quedo tu enojo, tu decolorado ser, el palpitar de tu pecho al verte dormir y un alma que se extinguía abrazada al pasado como si vislumbrara un presente que nunca llego.

Quizás estas sean cartas que nunca te envié por eso las he guardado aquí justo en el cardigán viejo y rasgado que las abrazan tanto como tu mirada que inspeccionaba todas los días buscando rastros de mi cada par de noches. Recorrí aquel sendero en medio de la noche tan sigilosa como el susurro de nuestros secretos. Rememorando el perfume del espumoso quiebre de las olas en mi vestido en tono de duelo mientras la noche y el mar tumultuoso disfrazaban mis huellas hasta desaparecerlas.

Esa noche estabas tú ahí omnipresente, un alma perturbada por la violencia del inmenso mar y la mente. En medio de esta voraz tormenta que afligía mi debilidad. Mis lágrimas se disipaban en la niebla, mi espíritu no se sentía libre y el eco marino solo te traía una y otra vez.

Quizás estas palabras no sean suficientes para darte el descanso que tiene a tu corazón prisionero, pero te envió este mensaje en botella como una despedida por qué dicen que son capaces de atravesar la tempestad manteniéndose a flote como nuestro amor. Espero que atraviese la tormentosa corriente oceánica que nos separó y que de alguna manera llegue a las cenizas de tus recuerdos que descansan en algún lugar en sal marina.

Es posible que nos volvamos a encontrar en mis sueños más salvajes, solo un encuentro más y así te des cuenta de que también crecí apresuradamente. Conservando de igual medida la fuerza con la que nunca te deje de amar. Aunque el concepto de ti ya no exista.

Sin embargo, nuestros anillos se han roto, la definición de juntos por siempre ya no volvió a ser la misma desde que la muerte nos separó. Triste y vacía como cada agosto en pleno verano suele ver las olas bailar esperando tu regreso.

Con lágrimas, Brisa.




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