Astros fluctuantes
arrebatan la sombra
de nuestras insidias
hacia sesgos de nulidad
y feroces simetrías
de caos alabeado.
Es espirales calcinantes
nos desvanecemos
sin ocasión de retorno.
Ensordece el derrumbe
de las últimas estrellas.
Bajo la inclemencia eónica
nos petrificamos
en una génesis expectante.