Capítulo XXIV — Peor que yo

—¿Te vas? —Logro vocalizar después de unos torturantes minutos en silencio. Tengo un vacío en el estomago y no me siento preparada para hablar. Mi cerebro intenta procesar todo esto, pero no puedo. Tyler sigue en silencio, con la mirada baja.

—Mis padres quieren que unos especialistas italianos revisen el caso, no confía en los de este país. Se niega a que no vuelva al campo... —Habla finalmente. 

—¿No encontraste un momento más oportuno? No se, cuando fueras a abordar el avión... —Digo sarcásticamente y decepcionada.

—Lo siento... —Se encoje de hombros. 

Noto que mis palabras no fueron las adecuadas. Lo necesita, debe irse. —¡Hey! Quita esa cara... —Sonrio falsamente. 

—¿No estas molesta? —Inquiere confundido. 

—No, fue la repentina noticia. —Disimulo. —Digo, solo somos amigos y creo que deberías ir... Es por tú bien...

—Todos me dicen eso: "Es por tú bien"... Y, ¿Qué hay de lo que to quiero?... —Hace movimientos exagerados con las manos. 

—Aveces las cosas que no queremos hacer son las que nos hacen un bien. —Digo intentado sonar comprensiva. —Espera... —Freno en seco.

—¿Qué? —Está más que desanimado, se ve frustrado y molesto, muy molesto.

—Entiendo que no te quieres ir, dejar a tus amigos y todo eso... Debe ser un cambio muy abrupto. —Esto lo diría mi madre, espero nunca más repetirlo.

—¿Cuales amigos? —Esta faceta suya me aterra, no sé que contestar. Puedo confirmar que en este instante Tyler me da miedo. —Lo siento... —Se disculpa. —Es que... ¿Alguna vez los has visto venir a visitarme? —Ya que lo pienso bien no, casi siempre era yo.

—¿Por qué? —Pregunto más calmada.

—Es que... Desde que me fracture la pierna todos se olvidaron de mí... —Puedo notar su tristeza.

—¿Quieres hablar de ello? —Toco su hombro y conectamos miradas.

—Ok, pero aquí no.

Yo solo lo sigo a él, nos dirigimos a la cafetería y lo sé, por la ruta en particular que estamos tomando. Caminamos en silencio, yo tomando varios descansos, no me siento al cien por ciento.

—Bueno, toma asiento... —Señala el sofá que está cerca a la cafetería. Respiro forzando a que el aire entre en mis pulmones.

—Te iras de todas formas... —Le aclaro. —No va a cambiar nada, haremos videollamada...

—No será igual... —Juega con los dedos de sus manos.

—¿Por qué? —Pregunto confundida.

—¿Por qué?... Por qué no podré hacer esto... —Me empuja.

—Ja Ja Ja Que gracioso... —Digo sarcásticamente.

—No aguantas nada... —Me abraza y lo empujo a un lado. —Te dije que sin alguna luz te ves más atractiva...

—Ahhhh, gracias. Lastima que no puedo decir lo mismo, eres el idiota de siempre... —Lo miro mal.

—Touché... —Nos invade un silencio demasiado incómodo. Conectamos miradas e intentamos sonreír, pero termina siendo una mueca. —Eres la primera amiga que he tenido, una de verdad...

—Realmente mi mejor amigo ha sido Allan, desde siempre. Él y yo contra el mundo... —Sonrio recordando todo. —¿Sabes?... Siempre ha estado, para defenderme, para ayudarme, para... Alejaba ese sentimiento de vacío... Mis tíos siempre estaban en casa, yo casi siempre me quedaba con ellos. Me duele llegar a una casa enorme y totalmente vacía...

—Conozco esa sensación. Mis padres nunca están y a diferencia de tí, no hay nadie que me acompañe. Tal vez por eso me rodee de personas hipócritas, para sentirme mejor conmigo mismo y menos abandonado... —Noto tristeza en su mirada. 

—¿Por qué te rodearias de personas así? ¿Y esas personas son tus amigos? —Me acerco a él. 

—Si, mis amigos. —Carraspea. —No me volvieron a hablar, ni escribir, mucho menos llamar... Prácticamente se olvidaron de mí. Nunca fueron mis amigos, solo estaban conmigo por mí dinero... —Toma mi mano.

—Yo no tenía amigos, bueno una. Se llama Stella y me dejó de hablar después de que se enteró que tengo inmunodeficiencia primaria. Inventó varios chismes y decidí no volver a clases presenciales, es que me tratan muy mal... —Apoyo mi cabeza en su hombro. 

—¿Por que te tratarían mal? Bueno, es cierto que eres irritante y algo molesta... —Asiente enumerando sus características sobre mí. Idiota.

—¿Eso fue sarcasmo? —Cuestiono ofendida. 

—Solo la parte de la pregunta, con el resto solo quise exaltar tus mejores cualidades... —Sonrie egocéntricamente y lo fulminó con la mirada.

—Eres un idiota ¿Lo sabes? —Le golpeo el brazo con suavidad. 

—Claro... Al menos pasa mucho tiempo contigo tú hermano... ¿Noah? —Asiento. —Te viene a visitar muy seguido...

—Hermanastro... —Le corrijo.

—¿Qué? —Pregunta confundido. 

—Si, Noah es mi hermanastro, no mi hermano. —Aunque ya me acostumbré a verlo como tal. 

—¿Enserio? —Carraspea. —Pero él dijo ser tú hermano...

—Para mí fue un cambio radical. Cuando llegué de mi campamento mi mamá me dijo que se iba a casar... Al principio me molestó porque me enteré de un día para otro, ni siquiera los conocía. —Expongo molesta. —Luego nos dejaron un tiempo solos y te juro que lo quería ahorcar...

—Te creo... —Dice asustado. —¿Y algo importante sucedió estando solos? —Lo miro confundida. —Bueno ya sabes, las hormonas...

—Hugh... Que asco... —Me dan escalofríos de solo pensar tener algo con Noah. —¿Escuchaste la parte en la que casi lo ahorcó?

—Bueno, ya sabes lo que dicen: Del amor al odio hay un paso... No vengas con que no pasó nada... —Me renuevo incomoda.

—Pues nos besamos... —Queda serio. —En una fiesta...

—¿Así que sales a fiestas? —Se cruza de brazos. —Al parecer no soy peor que tú...

—¿A qué te refieres con "Peor que yo"? —Hablo enojada.

—Pues que yo cada fin de semana me inventaba una excusa para emborracharme. Las fiesta y todo, vivía al límite... —No esperaba algo así. —Después de esto... —Señala su pierna. —Entendí que estaba mal y no podía acostarme con cada chica que se me atravesara teniendo novia...