Amado Destino // Teller #4

5. SOMOS NOVIOS

SOMOS NOVIOS

Esa noche nos quedamos en casa de Caro, quien gustosamente nos invitó la cena y conversamos un rato de todo un poco, no como nuestra psicóloga sino como nuestra amiga.

—Vayan a descansar chicos, que deben estar agotados. Por cierto, ahí les deje pijamas sobre su cama.

—Gracias querida —dice Cass tomando su mano.

—Verlos felices y juntos eso es su forma de agradecerme, pero como les digo ahora les queda un camino largo por recorrer y superar sus miedos y temores.

Asentimos y nos retiramos.

Caro se ve algo cansada así que no le quitamos más su tiempo. Cass toma mi mano y me arrastra a la habitación que Caro nos asignó. Observo nuestras manos entrelazadas y el latido de mi corazón cada vez es más fuerte, me siento feliz y no puedo evitar sonreír.

—Mi amor —dice Cass abrazándose a mí.

—Pareces una niña… —susurro mientras acaricio su hermosa cabellera.

—Te amo Rodrigo. Gracias por permitirme entrar en tu vida y dejarte amar —dice ella hundiendo más su cabeza en mi pecho. Yo muero por decirle muchas cosas más, pero esas palabras no salen tan fácilmente, posiblemente mis miedos no se van a ir de la noche a la mañana.

—Duchémonos cariño.

—Ok… —dice soltándose de mí y girando hacia la cama.

Es lo único que responde, puedo reconocer por su tono de voz que está un poco triste y juro que no quisiera hacerla sentir de esa manera.

—Mi amor… —llamo suavemente mientras intento tomarla de la mano.

Cass niega con la cabeza, se voltea regalándome una sonrisa que reconozco que la está forzando. Toma mi rostro en sus manos.

—Entiendo que por tu lado es difícil todavía y no quiero forzarte a hacerlo, juro que te tendré paciencia. Solo quiero que lo nuestro funcione y el hecho que hayas reconocido que me amas por ahora está bien.

Asiento, la atraigo hacia mí abrazándola.

—Gracias por amarme —digo besando su coronilla.

Nos mantenemos así por varios minutos hasta que Cass se separa diciendo que necesitamos ir a ducharnos ya que mañana tenemos un día largo. —¿Nos bañamos juntos? —pregunta.

Muero por decirle que sí, pero decido decirle que no. No quiero que me vea por mucho tiempo sin la prótesis, aún no siento preparado para lidiar con su mirada. Ella asiente y se pierde detrás de la puerta.

Me quito en pantalón observando detenidamente la prótesis, debería ser agradecido por tener la oportunidad de estar vivo, de tener a una mujer que me ama locamente y un hijo maravilloso que no me juzgo a pesar de las decisiones equivocadas que tome. Debería estar agradecido por estar vivo y disfrutar día a día la oportunidad de seguir respirando, ya que no muchos tenemos esta oportunidad. En ese momento mi mente es invadida por mis recuerdos de Bobby quien falleció a los meses después de Mabel quienes amaban la vida y siempre vieron las cosas positivas a pesar de todo lo que les paso.

¿Por qué me cuesta tanto?

Esa pregunta siempre era una constante en mi cabeza.

Respiro profundo antes de hacer lo que tanto me cuesta. Me quito la ropa, quedando desnudo para seguido quitarme la prótesis. No puedo evitar sentirme raro, pero lo hare por el bien de los dos porque mi Hada de los bosques se merece a un hombre que la ame sin miedo y esté dispuesto a todo por ella y por lo nuestro.

Camino sosteniéndome de la pared hasta llegar al baño donde la observo en la bañera, esta detrás posiblemente hundida en sus pensamientos porque no siente mi presencia.

—Te ves linda —le susurró al oído haciéndola girar y quedar frente a frente.

—Mi amor… —musita sorprendida.

—¿Hay espacio para mí? —pregunto.

Ella asiente y se mueve a un lado de la bañera haciéndome espacio. Me acomodo y no puedo evitar sentirme nervioso, es la primera vez en muchos años compartiendo el baño y ella no para de observarme como ella lo suele hacer, su mirada llena de amor y sonreírme ampliamente lo cual me dice que lo que hice la puso feliz.

—¿Todas esas marcas son mía? —pregunto con picardía observando su hermosa piel.

—No, fue la de un vampiro —dice ella soltando una carcajada.

—Creo que me deje llevar por los celos —digo algo apenado al recordar lo que paso esa noche, desde el momento en que lo vi con ese idiota que ya anteriormente vi fotos junto a mi rubia.

—Me gusta, me gusta verte celoso —dice ella acercándose a mí y besando mis labios.  

—No quiero a nadie cerca tuyo —musito sobre sus labios haciéndola sonreír.

Compartimos mucho tiempo en el baño y entretenidos en nosotros olvidándonos de todo el mundo, solo existíamos nosotros y era perfecto. Amaba todo de ello y quería expresárselo más no fluía por mi parte a diferencia de ella que era más expresiva.

—Salgamos del agua que ya quedaremos como pasitas —dice Cass quien es la primera en ponerse de pie dejando al descubierto su escultural cuerpo sin ningún temor. Me tiende la mano para ayudarme a ponerme de pie —la observo y dudo.

Ella me sonríe.

—Toma mi mano, amor —pide.

Estiro la mano y me sostengo de ella, siento que nunca podre soltar su mano, no quiero soltarla, la quiero siempre conmigo. Cass me observa, no con lastima sino con una mirada llena de amor. Me ayuda a llegar hasta la cama y permito que ella me seque con la toalla cada parte de mi cuerpo, la observo detenidamente y mentalmente me pregunto cómo podría vivir sin ella, y permitir que ella se vaya con otro hombre.

Jamás dejaría que ella se fuera de mi vida.

—Te ves guapísimo —dice ella mientras me sonríe con picardía.  

—Mientras seas feliz, no me importa ponerme un pijama rosa —digo tomándola de la cintura atrayéndola hacia mí.

—Caro es increíble —dice ella besándome.

Nos acomodamos en la cama, ella se abraza a mi cuerpo mientras yo acaricio suavemente su brazo e inhalo el aroma que emana de su cabello.




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