Amado Destino // Teller #4

6. ¿SERÁ QUE PUEDO SER FELIZ?

¿Será que puedo ser feliz?

 

Observo a la madre de Rodrigo quien tiene cara de pocos amigos, seguro que si pudiera asesinar con la mirada estaría muerta hace ratos.

Rodrigo sale informándome que el pequeño está bien, que sufrió un ataque de asma que ya lograron estabilizarlo.

—Espero que te centres en cosas que en verdad tienen valor —dice la madre de Rodrigo quien se acerca a su hijo.

Puedo notar que Rodrigo responderá a su madre y sé que no es momento y mucho menos el lugar, así que le tomo la mano como queriéndole decir que estoy bien con los comentarios de su madre.

—Papá por favor llévate a madre a casa, yo me quedaré con mi hijo —dice Rodrigo, pero la cacatúa comienza a decir que no puede dejar a su nieto que se quedará con él hasta que pueda llevarlo a casa.

—Vamos a casa, cariño —escucho que llama su padre llama a la bruja que resopla e intenta refutar más su esposo no le da opción y se la lleva. El padre de Rodrigo se despide con un beso en la mejilla y se disculpa por el comportamiento de su esposa más yo solo le sonrió.

Ambos se retiran quedándome a solas con Rodrigo, ingresamos a la habitación donde está el pequeño y esperamos a que despierte.

—Gracias por estar conmigo.

—Nunca soltaré tu mano, guapo —digo besando suavemente su labio.

Nos acomodamos en el sofá de la habitación, recuesto mi cabeza sobre su hombre mientras nuestras manos se encuentran entrelazadas.

—¿Papi? ¿Tía Cass?

Me remuevo al escuchar su vocecita, mis ojos se encuentran con esos hermosos ojazos y mi rostro se cubre por una amplia sonrisa. Toco suavemente a Rodrigo quien despierta de inmediato.

Nos acercamos al pequeño quien nos sonríe.

—Estoy bien papá —dice el pequeño.

—Buen día campeón —saludo dándole un beso en la mejilla y abrazo su diminuto cuerpo.

Después de compartir y hablar con el doctor, firmamos la salida del hospital.

—¿Irás a casa o a mi casa? —pregunta Rodrigo.

—Debo ir a casa, necesito cambiarme para ir a la empresa que seguro esta patas arriba.

—Está bien cariño. Iré a recogerte a la salida, yo pasaré toda la tarde con Rodrigo.

Asiento y dejo que Rodrigo me lleve a la casa de mis padres, me despido de ambos y espero a que se marchen para ingresar a casa. Observo el reloj y confió en que papá se haya ido a visitar al tío Fernando como suele hacerlo.

Empujo suavemente la puerta, al no observar a nadie comienzo a caminar en puntillas como gatita «eres una adulta» me digo mentalmente, pero por alguna razón no quiero ser descubierta por mis padres. «Será momento que me mude a mi antiguo departamento», pienso.

—Buenos días señorita Cassandra Teller.

Me quedo quieta al escuchar a mi padre, me giro lentamente y le pongo mi mejor sonrisa.

—Acércate señorita —dice mi padre haciendo movimientos con su mano para acercarme.

¡Mierda…! Exclamo mentalmente.

—Buen día papito —saludo y deposito un beso en su mejilla.

—¿Tiene algo que decir señorita?

Me rasco la cabeza como niña y solo sonrió, no sé qué demonios decirle a mi padre porque recién vamos empezando formalmente con Rodrigo y no quiero meterle presión, quiero que lo nuestro fluya y que él tome la iniciativa de venir a hablar con mi padre.

—Cariño, no la presiones. Recuerda que Cassi ya es una adulta.

¡Ufff…!

Me giro encontrándome con Ale quien me sonríe y guiña un ojo, la adoro por eso —siempre tan comprensiva y apoya incondicionalmente a sus hijos.

—Te adoro mamá —digo corriendo a abrazarla y llenarla de besos, puedo ver a mi padre poner los ojos en blanco.

—Ve a ducharte y descansar, yo me encargo del anciano —susurra en mi oído haciéndome soltar una carcajada por la forma en la que llama a mi padre.

No espero más y desaparezco lo más rápido posible dejando a Ale lidiando con papá que quiere seguir siendo tan protector como cuando éramos jóvenes. Amo que Noé y los abuelos me quisieran como parte de su familia y nunca hicieron diferencia entre nosotros.

¡Desaparecida…!

Me giro encontrándome con la mirada picara de Alonso quien camina hacia mí y me abraza.

—¿Y tú porque tan efusivo?

—¿No puedo abrazar a mi hermana?

—Sí, pero es raro. —¿Quieres algo de mí? —pregunto haciéndole ojitos dudosos.

—Me lástima que tengas ese concepto de mí, Cassi —dice fingiéndose herido y yo pongo los ojos en blanco.  

—Te quiero hermanita y quiero que sepas que cuentas con todo mi apoyo —dice Alonso volviendo a abrazarme. Me siento feliz de saber que tengo una familia que me ama, pero no evito pensar que es extraño su comportamiento.

Lo que Cassandra no sabía es que en las redes estaban tocando el tema de su origen y por lo que entendió Alonso, su hermana aún no lo había visto y eso era mejor ya que así podía seguir trabajando en ello junto a Jacob para borrarlo de esa página.

Me metí a mi habitación, me duché lo más rápido posible y salí disparada para la oficina aprovechando en llamar a Clara mi secretaría para que tuviese listo la sala de reuniones, tenía una reunión con una nueva empresa con la que colaboraríamos para el lanzamiento de una nueva línea de lencería.

—Buen día Clara —saludo.

—Buen día Cassandra. Ya tengo todo listo para la reunión, falta 20 minutos para que lleguen.

—Bien. —¿Algo más?

—La señora Sara estuvo llamando insistentemente buscando hablar con usted.

Respiro profundo y prefiero dejar el tema de mi madre para otro día, no tengo ganas de lidiar con sus prejuicios.

—¿Cómo va el tema de la prensa?

—El día de ayer estuvieron hasta cierta hora, después ya no supe de ellos. Según me informo el personal de seguridad su hermano Noah estuvo por acá y después de su visita se retiraron.




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