Amado Destino // Teller #4

9. LA PROPUESTA

LA PROPUESTA

 

En todo el trayecto de regreso a la casa de Rodrigo fue un completo silencio, se podía sentir la incomodidad en el ambiente por lo que había sucedido minutos antes en la oficina. No podía dejar de evitar pensar en la respuesta que no pudo dar él a mi padre y tuve que intervenir para evitar que se complicará más las cosas.

Bajamos del auto, lo seguí por inercia con el pensamiento en la pregunta que Rodrigo no pudo responder. Sé que íbamos empezando formalmente y que era demasiado pronto para pensar en matrimonio, pero al menos pudo haber dicho que a futuro lo veríamos mas el no pudo decir eso.

—¿Cassandra?

—Perdón, ¿me decías algo?

Siento las dos manos de Rodrigo tomarme de ambos brazos obligándome a mirarlo a los ojos extrañada por su acto repentino.

—Perdóname por no saber que responder a tu padre, solo que me tomo por sorpresa. No quiero que pienses que no te quiero y mucho menos que no piense en el matrimonio contigo, solo que tengo mucho miedo de hacerme ideas y planear un futuro que no podamos hacerlo. Quiero que lo nuestro se vuelva algo fuerte, estable y sobre todo que superemos juntos nuestros temores.

—Entiendo —es lo único que le puedo decir y forzar una sonrisa, sé que tiene razón en lo que dice más no puedo evitar sentirme molesta.

—Ve a ducharte mientras yo preparo la cena.

Asiento y me voy perdida en mis pensamientos al segundo nivel donde está la habitación de Rodrigo. Mientras la tina se va llenando pienso en todo lo que sucedió los últimos años de mi vida junto a Rodrigo, nuestra relación a escondidas que lo acepte por mucho tiempo y que agradezco haya salido a la luz, pero ahora quiero más de él y no sé si él esté listo a darme todo lo que quiero con él porque yo si quiero una vida a su lado. Formar una familia a su lado, tener hijos —hijos… —sonrió imaginando a mis pequeños siendo idénticos a su papá. —¿Él querrá tener hijos conmigo? —me da miedo saber la respuesta.

Sacudo la cabeza y alejo ese pensamiento, no quiero torturarme más de lo que ya llevo haciéndolo. —Debo tener más paciencia —me digo mentalmente.

Me dejo hundir en el agua permitiendo que el agua tibia relaje mi cuerpo mientras el aroma a Lavanda invade mis fosas nasales, disfruto de este momento intimo pasando la esponja por cada centímetro de mi cuerpo permitiéndome olvidar por completo las dudas y temores que significa tener una relación con Rodrigo.

Me coloco una de sus camisas y uno de su bóxer para bajar al primer nivel, no puedo evitar reírme de mi vestimenta. Sonrió al verlo decorando la mesa para los dos, coloco unas velas rojas, su vino y la cena.

Sabe cómo compensar sus faltas pienso.

Bajo de puntillas y lo abrazo desde atrás —te amo —susurro en su oído haciendo que su piel se le ponga como de gallina.

—Lo mejor para la novia más linda y comprensiva —dice girándose para quedar frente a frente. Seguro que tengo cara de boba enamorada con los ojos brillosos como del gato con botas.

Me carga en sus brazos y deposita un beso en mi frente. Dejo que me acomode en una silla mientras él se sienta delante de mí —te ves sexy con esa camisa —dice coqueto.

—No querrás saber lo que llevo —debajo respondo con picardía a sabiendas que me dirá que estoy loca si me ve puesto su bóxer, aunque pensándolo bien debí estar completamente desnuda. «No piensas, no piensas» me recrimino mentalmente.

 —Pronto lo sabré —dice guiñándome un ojo mientras llena las copas de vino.

Disfruto de la cena, la vela es increíble hablando de todo un poco y olvidando todo aquello que nos aterra. Rodrigo tiene el poder de hacerme olvidar todo y solo existir nosotros dos contra el mundo.

Lo veo ponerse de pie de un momento a otro tomándome por asombra… —¿Acaso me pedirá matrimonio? —me pregunto con mi corazón latiendo a mil kilómetros por hora.

—Señorita Cassandra Teller, ¿desea ser mi enamorada formalmente? —dice el abriendo una cajita que trae dentro suyo do esclavas.

«Me emocione innecesariamente» Pienso.  

—Claro que si —digo formando una sonrisa. Algo es algo, al menos ya le pusimos nombre a lo nuestro —pienso mientras observo como el coloca la esclava en mi muñeca y me pide que haga lo mismo con él, permitiéndole poner la otra esclava en su muñeca.

No fundimos en un cálido abrazo.

—¿Te gusto la cena?

Asiento levemente la cabeza como niña sin evitar observar la esclava en mi muñeca, tiene nuestras iniciales y al reverso una fecha que no entiendo. —¿Esta fecha? —pregunto.

—En algún momento te lo diré —dice acariciando levemente mi nariz.

—Ve a ducharte, que yo me encargo de recoger la mesa.

—No, yo lo haré —dice el intentando recogerlo más no se lo permito.

—Ve a ducharte, ni bien termino subo contigo. —Quiero disfrutar de la noche con mi enamorado formal —digo con coquetería haciéndole acercar hacia mí de manera amenazante, tomando mi mano entre las suyas y colocándolo entre su entrepierna haciendo que mi zona intima queme.

—Así me tienes, no demores dice tomando mis labios con sus dientes y dándome un suave mordisco que me excita.

—V-Ve… —digo con la voz entrecortada mientras trago saliva.

Sonríe y al pasar por mi lado me da una nalgada haciéndome exaltar.

—Te veo en un momento cariño —le digo dulcemente mientras me apresuro en recoger la mesa sintiendo mi cuerpo calentarse el hecho de imaginar lo que hare con mi cavernícola, mi hombre, mi todo porque de que me quedo con él lo haré así me lo lleve a jalones. No me rendiré no después de lograr todo lo que estaba deseando.

«Debo ser más persistente, al menos ya salió de su coraza»

Llego a la habitación y lo encuentro secando su cuerpo dejando a la vista sus atributos, cuan dotado es mi hombre. Mientras camino voy desabotonándome la camisa uno a uno, esta vez soy yo quien lo abraza por detrás perdiéndome darle cariño en su hombría y lo más sensible que tiene.




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