Amaia la humana del alfa libro 4 saga (humanos y lobos)

Capitulo 16

Nicolás Miller

 

Después de oír las fuertes palabras de mi chica… Mentira ni siquiera es mi chica, ya que no me he atravesado a contarle la verdad, camino escaleras abajo sé que mi hermana me sintió en el lugar pues trata de hablar en mi mente, pero la bloquee pues necesito meditar mis pasos Amaia está próximo a cumplir años y pensé que era el momento para iniciar una relación al menos de manitos sudadas como suelen decir por ahí, pero a lo mejor debo hacer algo más.

 

Camino hasta mi casa y busco cada foto que tengo guardada de Amaia desde que estaba en el vientre de su madre Lucia, su nacimiento, sus primeros pasos, su primer día en el kínder, una donde estaba comiendo fresas y tiene la cara toda sucia, pero adornada con una bella sonrisa, sus primeros años primarios y luego están esa en las que ya estaba creciendo la última es de ella en el lago junto con los chicos alguien más la tomo y yo la hurte, desde hace unos tres años mis sentimientos por ella han ido cambiando.

Suspiro cansado de todo y todos cierro mis ojos y me dejo llevar por los brazos de Morfeo.

 

   —  Hermanito despierta debo hablar contigo — escucho a mi hermana despertarme.

   —Que deseas hermanita? — pregunto molesto no quiero reclamos acerca de lo que paso ayer ya todo está claro además debo dejarla ir ella debe estar lejos de mí y así saber si lo que siente por mí es real o solo son coas de adolescentes.

 

   — Yo solo vengo a decirte que tomes una decisión con respecto a Amaia, ya que le prometimos darle una respuesta esta noche, si no deseas aún decirle que es tu mate estas en tu derecho, pero recuerda que en unos meses cumple 16 años y ya no podremos prohibirles ciertas cosas como tener novios, salir de fiestas y esas cosas de juventud —termina de hablar Amely haciéndome gruñir yo no quiero eso, pero no tengo más opciones que dejarla ir al menos por el momento.

   — Me iré a despedir cuando tengan todo listo — fue lo único que dije antes de volver a cerrar mis ojos.

Estoy sentado en mi despacho preparando un viaje a dar unas charla a unos jóvenes alfas serán solo dos semanas, pero debo tener todo listo iremos los cuatro, pero Maxi y Adriano volverán antes como siempre ya ambos son padres de familia y necesitan tiempo con sus hijos y familia mientras que Eduardo y yo no tenemos responsabilidades, bueno al menos en sentido de familia, ya que en pocas palabras mi mate dijo que yo no le importaba y no la puedo culpar he sido un idiota que no se preocupó por hacerle sentir que le interesaba y ahora ella quiere distancia y se la voy a dar al menos por unos meses.

 

   — Hey primo cuéntame como estas con la mudanza de Amaia — me dice Eduardo, lo fulmino con la mirada y decidido no responder.

Siguió mi trabajo él solo me mira como tratando de descifrar mis sentimientos los cuales trato de disimular fundiéndome en mi trabajo.

 

   — Sabes anoche soñé con Emilia después de tantos años  jamás pensé que la recordaría llame a Emilio después de más de 10 años sin hablar con él me dijo que tiene 6 cachorros y que solo saben de Emilia una vez al año  donde ella les envía una carta con fotos y diciendo que está bien y que falta menos par cumplir su misión aunque nadie sabe a qué se refiere —termina de hablar y veo su semblante triste pues aunque yo no tenía a mi mate al menos la veía y podía sentir su calor cuando la saludaba, pero la de él además de ser una chica complicada escapo de todo.

   — A lo mejor es la Diosa diciéndote que pronto la tendrás  en frente y tienes dos opciones o rechazarla o marcarla par que nunca se aleje de ti — digo y él asiente suspirando.

   — Eso lo decidiré cuando la vea — respondió sonriendo y perdiéndose en la nada.

— Salimos en dos días — dije este asintió y nos ponemos de pie para ir a comer.

Llegamos al comedor y están varios miembros de la familia en la mesa.

Tomo asiento sin mirar a nadie en especial a la de ojos azules todos están en un incómodo silencio nadie habla, la tensión es palpable y puedo sentir los lobos de todos alterados.

   — Bueno entonces conocerás un nuevo país  — dice mi padre mirando a Amaia.

— No abuelo recuerda que ya he ido dos veces — dice ella riendo.

— Oh cierto mi niña es toda una chica de mundo — dice haciéndola reír y se ve tan hermosa, mi lobo ronronea y todos me miran con la ceja alzada.

— Este… Yo me voy espero tengan un feliz viaje yo también viajaré en dos días a dar unas charlas — dije bese la mejilla de mi hermana y luego la de Amaia sentí su cuerpo temblar, pero solo sonrió forzada, me aleje hacia mi habitación.

Despierto  alterado veo la hora son las tres de la mañana al parecer me quede dormido me pongo de pie, entro al baño lavo mi cara y cepillo mis dientes.

Tomo la cajita y salgo a hurtadillas llego a mi destino algo nervioso, ya que no deseo ser notado subo hacia ese lugar y ahí esta mi hermosa niña grande dormida usa un pijama azul de círculos rosados se ve muy tierna y a la vez sexi! sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos pongo la cajita en su mesa de noche y justo cuando voy a alejarme la escucho murmurar.

 

   — Ya te dije que daré mi primer beso pronto no me importa quien sea es solo un beso —murmuraba como si discutiera con alguien.

   — Yo intenté que el fuera mi primer beso, pero él no lo acepto, Nicolás es un tonto, pero encontraré un lindo español que yo si le guste como soy — vuelve a murmurar sonrió incrédulo que ella no me gusta es una gran mentira ella me fascina me la paso todo el tiempo duro solo de verla o incluso pensarla.

Me acerco a ella y acaricio su rostro sé que quizás es de locos, pero no puedo evitar hacer esto.

Me acero a ella y beso sus labios de forma casta cuando voy a separarme ella vuelve  hablar.

— si esto es un sueno es el mejor de mi vida y no quiero despertar — dice con los ojos cerrados, me toma del cuello y vuelve a unir nuestros labios, me dejo hacer por su inexperiencia ella sostiene mi nuca con una mano mientras con la otra jala mi cabello muerde mi labio e iniciamos otro beso uno donde nuestras lenguas se entrelazan en un beso tierno, delicado y único, caigo sobre ella aun besándonos mi autocontrol esta por irse por la cañería cuando me despego de ella la veo con esos ojos azules mirándome intensamente y antes de escucharla decir algo huyo por la ventana como un cobarde.




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