Amaia la humana del alfa libro 4 saga (humanos y lobos)

Capitulo 17

Nicolás Miller

corrí como el estúpido cobarde que era, pero no podía negar que una sonrisa adornaba  mi rostro, llego a mi habitación con mi corazón agitado por el acto, me sentía tan feliz y a la vez angustiado, pero sería mejor dejar mi plan tomar forma aunque me preocupa que Amaia se moleste por mí actuar cuando se dé cuenta de lo que haré.

—Espero que sepas lo que haces hermano, no la quiero ver sufrir—escuche a mi hermana gemela Amely hablar en mi mente.

—Tranquila mi reina yo  la amo tanto como a ti—le hice saber la escuche resoplar y luego cerrar el link, sonreí y trato de sellar mi mente par que ella no descubra mi plan maestro.

Me acosté en mi cama, sé que hoy dormiré como nunca lo he hecho sin lugar a dudas es el mejor día de mi puta vida.

Camino directo al aeropuerto junto con los demás para despedir a la familia castillo o al menos a los mayores y a la pequeña ya no tan pequeña Amaia.

En mi poder tenía la segunda cajita solo espero y no me lo lance en el rostro cuando se la entregue.

Mire como desde los más pequeños hasta los más grandes se despedían con abrazos de Amaia, ella sonreía a cada uno y recio uno que otro regalo por los más jóvenes y cercanos a ella.

Cuando casi  llegaba mi turno mi lobo se alteró, pero no le preste atención en lo más mínimo, ya que  todo mi ser estaba concentrado sobre mi mate la cual hace solo una hora me regalo su primer beso para luego insultarme de una manera que lo único que hizo fue hacerme reír.

 

  — Aún no sé que paso con el hechizo impuesto en ti, ya que se supone que ella no te amaría, pero esta coladita por vos — dijo Pablo mirando a su hija.

 

— Yo tengo miedo  — confesé mi mayor temor aun mirándola sonreír a los demás.

  — Debes decírselo ella es fuerte y anoche después que te fuiste se fue a nuestra cama y lloro en nuestros brazos hoy se vistió a último momento esperando que fuera a reclamarle que no se podía alejar o al menos a pedírselo, pero no verte llegar le partió su corazón y no te digo frágil porque esa niña que ves hay es todo menos frágil — termino de hablar y se alejó.

Yo me acerque a ella y justo cuando iba a abrazarla ella me extendió su mano la mire con una ceja alzada más no dije nada y le tendí la mía.

— Vaya que raro ya no siento que me electrocutes a lo mejor ya se me quito la estupidez — murmuro al separarse.

— Feliz viaje mi pequeña espero y todo salga como lo planeas — dije mirándola a la cara.

— Pues claro tío Nicolás en unos días estaré en un nuevo instituto y espero pueda conseguir en el todo lo que deseo — dijo con coquetería, suspire entendiendo a lo que se refería.

— Amaia recuerdas que tienes un mate — susurre con molestia.

— Yo lo rechazo no lo quiero que se vaya a la gran mierda — medio grito bufando molesta se alejó y solo la mi agitar su mano a los demás si vuelve la mirada hacia mi dirección, no lo pensé que acerque a ella la bese castamente le di la cajita y salí corriendo siendo consiente de que todos vieron eso.

Ya había pasado una semana de estar dando las charlas terminamos rápido, ya que Eduardo  desapareció hace dos días según mi lobo él está bien o al menos su lobo, pero no podemos encontrarlo después de esto creo que insertaré un chip rastreador en todos los integrantes de la manada si estuviera mi hermana u otro alfa gama pudiéramos dar con él, pero no tenemos tanta suerte.

  — Tío que haremos cuando tía Adrí  se entere se morirá de la angustia — me dice Adriano algo frustrado.

  — Tienes razón debemos llamar a Paloma o Leah ellas son las más rápidas para esto — hablé poniéndome de pie debía hacer lo correcto y eso era decirlo a la familia.

— Y que hay de Ilusión crees que ella este de acuerdo en venir — dice yo sé que ella es la ideal, pero su situación con el rey lobo es bastante tensa y es mejor dejarlo tranquilos.

  — No quiero molestarla primero haremos esto si no funciona entonces la buscamos — comente confiado, Maxi estaba al borde de la locura no paraba de buscar al igual que varios lobos de la manada en la cual estábamos.

Todo sucedió hace un par de días en uno de los clubes de nuestra marca el único que pidió servicio fue él, pero asumimos que se quedó con la chica y por eso no regreso al hotel así que fue ya al medio día cuando la angustia llego a nuestros después de buscar información y ver los vídeos de las cámaras de seguridad notamos que él jamás salió del club.

 

 Narrador omnisciente

 

Mientras Eduardo estaba desaparecido Amaia comenzaba sus clases en su nuevo instituto, ella estaba emocionada con su brazalete con una media luna al igual que un collar esos eran los dos regalos que le había dado Nicolás y eso hacia feliz a la menor, el hecho de que el mayor le diera esos regalos era signos de que le importaba sin contar el hecho de darle ese beso que lo único que hizo fue enamorarla más y más ella sabía que tenía que hacerlo sufrir, pero solamente por un tiempo ahora todo lo que ella hiciera dependía el Amaia decidió darle un mes para ordenar sus ideas, si no tendría graves problemas.

Nicolás recordó como estaban todos sentados y Eduardo le insistió a  buscar compañía femenina, pero hacia más de tres años que no podía estar con nadie pues ciertos ojos azules le hacían imposible ver a alguien más con excitación o siquiera deseo o lujuria.

Después de tanto Paloma como Leah ir al rescate de Eduardo y saber lo sucedido Nicolás decidió poner en marcha su plan.

Los castillos se habían instalado en una manada donde pertenecía la familia de Diego, fueron recibidos con los brazos abiertos rápidamente se habían acostumbrado a la rutina.

Como cada día Pablo llevaba a su hija al instituto antes de regresar a su casa ellos estaban cocientes de que solo estaban en España de paso, pero igual esto les daba tiempo para compartir en familia ambos estaban gozosos de tener tiempo para darse amor, ya que su hija pasaba toda la mañana y parte de la tarde tomando clases.




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