Amaia la humana del alfa libro 4 saga (humanos y lobos)

Capitulo 18

Narrador omnisciente        

 

Nicolás estaba tan molesto no entendía como no pudo llevar su plan acabo a tiempo y todo por lo sucedido a Eduardo y lo más raro fue que ni él ni su lobo supieron lo que paso, ya que algo activo su celo y paso los cinco días con una chica que ni siquiera puede recordar.

  — Maldición ella pensará que no me interesa — vocifero molesto el alfa gama cuando se dirían al aeropuerto rumbo a Canadá.

— Aún hay tiempo siempre lo hay aunque sea para un plan B —dijo Eduardo apenado con su alfa y amigo, ya que sentía que eso seis días perdidos pueden marcar una gran diferencia en la vida futura de su amigo.

Lo que el alfa gama Nicolás no sabía era que las cosas planeadas a veces son efímeras sobre todo si no aprovechamos  bien el momento. 

 

 

Amaia sintió sus piernas temblar cuando el rubio volteo a verla rodando un poco sus gafas de una manera endemoniadamente sexi, sus ojos azules chocaron con los oscuros del joven por unos breves segundo este sonrió lánguido hasta de mirar al resto del salón, el otro chico hizo lo mismo, pero ella no sintió nada.

  —Chicos ellos son los estudiantes de intercambio vienen desde Francia —dijo el profesor los chicos se dirigían a tomar asiento cuando de repente al acercarse un poco más al humano el rubio sexi la sujeto de las caderas diciendo las palabras que ella había escuchado tantas veces como meses tenía de vida.

  — Mía mi mate grito el rubio haciendo a más de uno mirar asombrados los chicos se alejaban de ella por ese olor a alfa que desprendía en una señal clara de que ella tenía dueño, pero al parecer tiene más de uno por el asombro de la chica pensaron todos incluyendo al profesor, Amaia no salía del asombro cuando el chico tomo sus labios en un beso rudo en ese instante ella recordó a su estúpido lobo gruñón y se alejó soltándole al rubio una sonora carcajada que resonó por todo el salón.

La humana tomó sus cosas y salió corriendo siendo seguida por su amiga.

— ¿Qué fue eso? —pregunto la loba mirando la humana ella pronto tendría su transformación y deseaba encontrar a su Mate pronto.

¡Dios! — murmuro la de ojos azules recordando ambos besos dados en su corta existencia ambos deliciosas pero a la vez diferentes.

Sintió una punzada en su pecho al recordar lo que la hacía sentir el rubio quizás si eran mates pues sentía una conexión aún más fuerte que con Nicolás y eso la llenaba de miedos, ya que no quería sufrir sin contar que siempre deseo a ese lobo gruñón y deseaba que fuera suyo.

 

Amaia tardo horas, sentada en una mesa en la cafetería del instituto comió un pastel mientras meditaba lo sucedido debía hablar con sus padres, ya que la confusión era demasiado para su frágil corazón.

El rubio busco a su mate por todo el instituto sin éxito alguno incluso pensó que no estaba, pero su olor a alfa y ella la delataba.

—Cerezas menta y un toque de vainilla delicado y delicioso—se dijo así mismo, alcanzo a ver la bella humana caminar hacia un vehículo e irse con otro humano al ver el vehículo marcharse solo pudo decir unas palabras que salieron sin permiso alguno de su boca.

—Serás mía humana, serás  la humana del alfa—murmuro dando media vuelta en busca de su amigo.

—¿Amigo encontraste a tu mate? pregunto el rubio dorado mirándolo con media sonrisa.

  — La vi de lejos, pero la dejé ir ya mañana no veremos de nuevo y te aseguro que caerá rendida a mis pies  — contesto aun recordando esos labios inexpertos y esos ojos azules.

— Será mía, amigo ella, será mía — susurro, el cual se escuchó fuerte y claro.

  — Mamá  — gritaba la humana al entrar a su casa, la loba salió asustada pensando que algo sucedía, pero nada pudo decir cuando su hija tomo su mano colocándola sobre su mejilla y dejándola ver y sentir lo que ella en ese momento había vivido.

Amely suspiro esto se pondría color de hormiga cuando ella este frente a frente con su hermano.

 Pablo vio la escena y se unió al abrazo de su ahora pequeña familia, luego su bombillo femenino se activó él no sabía qué pasaba, pero las chicas llorando y abrazándose sin importar el origen solo se curan con helados, chocolates y muchas películas románticas, así que se separó de ellas y salió corriendo al supermercado en 10 minutos ya estaban pagando 6 tarros de helados de diferentes sabores unos 12 chocolates diferentes, gaseosas, y salió rumbo a su casa con sus chicas al llegar a casa las encontró en la habitación abrazada ya con ropa cómoda, preparo todo y las llamo al bajar tanto la humana como la loba se derritieron de amor por el español que siempre trataba de darles lo mejor.

— Ahora si se vale llorar a moco tendido por el amor, el dolor, el engaño, la traición y por supuesto la vida injusta que le ha tocado a mi princesa — dijo atrayéndola a sus brazos la humana hace un puchero extremadamente tierno mientras se acerca mucho más a su padre.

 

 Y así pasan la tarde donde la humana olvida por completo lo sucedido en el instituto con las risas de sus padres y las carcajadas de ella misma.

  — Hija vas tarde — grita pablo a su hija que aún no había llegado a la cocina.

Amaia se mira al espejo nervioso no sabía como enfrentar la situación y mucho menos como actuar frente al sexi lobo rubio.

Toma una gran bocanada de aire y camina a enfrentar su nueva realidad.

Ya habían pasado 30 minutos cuando se fuerza y decisión se fueron a la mierda al ver al rubio sonreírle con descaro, la humana quería huir, pero el maestro entro al salón  cerrando la puerta.

El rubio miró a su humana emocionado tenía que ser sincero en decir que nunca sintió ese aleteo en su corazón con nadie y digamos que su lista no era tan corta que digamos.

 

Amaia miro unos segundo al rubio y empezó a compararlo con Nicolás si darse cuenta.




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