Ámame

Capítulo 2

Después de dos horas haciendo vayas por fin las terminé y mi abuelo después las pondrá como corrales.

Él ahora está reconstruyendo la pared, pero en la parte más inestable por lo que algunos vecinos llegaron a ayudar.

Ahora estoy en mi habitación anotando todo lo que hice en el día, veo que en cinco minutos me toca ayudar a mamá con las mermeladas, por lo que me lavo las manos, la cara y bajo hasta la cocina.

Al llegar la veo haciendo muchas cosas a la vez, está revolviendo las mermeladas, enfrascando la leche en botellas especiales, guardando los huevos y vendiendo mermeladas del día de ayer a un vecino que vino a ayudar al abuelo.

Al verla tan estresada corro a ayudarla, revolviendo la mermelada en la estufa de la cocina mientras vende las otras mermeladas, me da las gracias con la mirada.

—Gracias por su compra. —dice mi madre al vecino que le estaba comprando algunos productos.

—Ady, esta semana hemos recaudado casi ciento cincuenta dólares, faltarían quinientos dólares para pagar el primer año de medicina más todo lo ahorrado. —Veo que saca cuentas con los dedos.

Ya tengo que decirle que no es eso lo que quiero estudiar.

—Mamá siéntate. —Me mira confundida, apago la estufa al ver que las mermeladas están listas para poder sentarme y tener una larga charla.

—Ady, no estarás emb...

—¡NO! —la interrumpo para que no termine de decir lo que iba a decir, veo como se alivia soltando el aire que tenía acumulado mientras se sienta en una silla de la mesa de la cocina impaciente por lo que tengo que decirle.

Dios, jamás pensé que mi madre supondría tal cosa, además vivimos en una granja donde con la pequeña vecindad de granjas que tenemos formamos un conjunto de dieciocho personas y media porque una vecina está embarazada.

De todas esas personas sólo tres tienen mi edad más o menos, Tom, que jamás en mi vida me enrollaría con él, Melany, que tampoco tendría nada con ella porque es mujer y no me van las mujeres y yo, que es imposible tener algo conmigo misma.

Por lo que mi virginidad aún está a salvo, además pretendo guardarla hasta el matrimonio, no hice ese voto de castidad por nada, no pretendo entregarme a cualquiera.

Dios, si hasta ni un beso he dado...

—Lo siento, pensé que estabas... —Se incomoda un poco en el lugar. —Bueno, ¿Entonces de qué quieres hablar? —Guarda todos los billetes que ganó en un contenedor para guardar billetes y monedas, allí es donde tienen todo el dinero guardado para mi vida universitaria.

—Es sobre Nueva York. —trato de llegar al punto que quiero hablar poco a poco para ir preparando el terreno.

—¿Qué pasa con Nueva York? ¿No te gusta la ciudad? —Su ceño se frunce y termina de guardar todo el dinero para prestarme más atención.

—No, no es Nueva York en sí, la ciudad me encanta, es sólo lo que voy a hacer allá. —Lo dije, traté de hacerlo lo más suave posible, pero creo que la indirecta fué muy directa, tal y como quería.

—Estudiar, tú vas a estudiar. —Ok, con mi madre no sirven las indirectas.

—Si, pero a lo que quería llegar y el punto de esta charla es lo que voy a estudiar, ese es el problema. — Comencé diciendo eso lo más segura posible que puedo llegar a ser, pero terminé hablando rápido y en un susurro que creo que no escuchó por los nervios que tengo ante la reacción que tenga.

—¿Medicina? ¿Esto es por la carrera de medicina? —regunta y yo sólo muevo la cabeza de arriba hacia abajo varias veces. —Hasta que por fin lo dices.

Esperen, esperen... ¿Qué?

¿A qué se refiere con "hasta que por fin lo dices"?

¿A caso ella lo sabía, sabía que no quiero estudiar eso?

Y como si leyera mi mente, dijo lo siguiente:

—Ady. —Entrelaza nuestras manos que descansan sobre la mesa ya que ella está enfrente de mí. —Soy tu madre, te conozco a la perfección. Yo te crié y te vi crecer desde que eras un bebé. Sé que no te gusta la carrera de medicina, esperaba a que fueras lo suficientemente inteligente y valiente como para decírmelo.

—¿Me estás diciendo que siempre supiste que odio la medicina y si no te lo decía me castigarías haciéndome estudiar lo que no quiero por cobarde? —nquiero un poco extrañada, tal vez molesta.

—Si.—dice sin siquiera pensarlo, estoy aún más sorprendida.-Mira, no sé lo que quieres hacer con tu vida, pero si eso te hará feliz, hazlo, donde sea, cuando sea, lo que sea, pero nunca con quién sea. —Se levanta de su silla, camina hasta estar al lado de mí y soba mi hombro en modo de comprensión. —Tú sólo dime que es lo que quieres, yo hablo con el abuelo para que esté a tu favor. —Me levanto y no me aguanto en abrazarla, siento mis ojos cristalinos por la emoción pero contengo mi llanto.

Tengo a la mejor madre.

—Mamá. —digo aún con mi cabeza en su cuello, ella rodea con sus brazos mi cintura y mis hombros. Me separo para verla frente a frente y que sepa que lo que digo es lo que quiero, porque eso es serio, ya que lucharé hasta lograrlo. —Yo no quiero estudiar medicina, pero si quiero estudiar algo que me haga una persona reconocida, tal vez no famosa, pero si admirada.



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En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 01.12.2019

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