Ámame

Capítulo 7

—Me gusta la rosa. —dice Mel.

Estamos comprando algunas cosas para la casa de Mel, porque intenté demandar al señor que le vendió la casa a Mel, pero se dió a la fuga y la policía no quiere hacer mucho.

Lo bueno es que contactamos al rommie de Mel y le explicamos la situación, dijo que él quería vivir sin su familia, pero no le importaban las condiciones y que tiene dinero por lo que no tendríamos que preocuparnos, que el pagaría la más de la mitad de los muebles y se encargaría de la comida cuando llegue, que, por cierto, es hoy en la noche.

Hasta ahora, con el dinero de Mel, y aportes míos compramos un colchón inflable para dormir porque no nos alcanzaba para más, y un microondas para la cena.

Me da mucha pena esta situación y que sea tan frecuente, ahora en vez de tener el apartamento soñado de Mel, tiene un piso que parece un basural.

—Entonces dos almohadas rosas y un cubre cama rosa con blanco. —le comento y ella asiente. —Entonces serían cien dólares.

Celebramos porque no se salió de nuestro presupuesto como esperábamos, por lo que nos vamos contentas a cenar al departamento con comida rápida.

Al llegar dejamos todas las compras en la habitación principal y nos dedicamos a comer, porque no hemos comido nada desde la mañana.

—Tengo que ir a ver al doctor —me comenta. —se nos ha olvidado.

—Vamos a ir mañana, ¿Te parece? — afirma con la cabeza porque tiene la boca llena con chocolate.

Nos pasamos toda la tarde limpiando el departamento y armando la habitación de Mel que no quedó nada mal para estar presupuestada por menos de doscientos dólares.

—Estoy muy agotada. —Le digo a Mel, ha sido un día demasiado largo, volamos en avión, nos estafaron, compramos cosas para la casa de mi amiga, limpiamos el departamento, etc. —Necesito descansar.

—Espérate que el chico que va a vivir conmigo va a llegar en cinco minutos. —dice emocionada.

—¿Y por qué te emocionas? —le digo asombrada, y un poco sacada de onda. Veo como se sonroja y me extraño más.

—Bueno, es que hemos hablado un poco estos días. —se aclara la garganta y se ve un poco ¿Incómoda? —Y nos caemos bien, muy bien. —esto último lo dijo en un susurro que alcancé a oír.

De escucha como meten una llave en la puerta, por lo que Mel se para y arregla un poco su aspecto, finalmente la persona detrás de la puerta hace rodar la manija abriendo por completo la puerta, la persona desconocida entra y cierra la puerta detrás de él.

Oh. Santo. Dios.

¿Acabo de ver a un ángel caído del cielo o a un caliente demonio atormentando mi infierno?

El chico deja caer sus maletas que trae consigo inclinándose un poco dejando ver un tatuaje en su brazo izquierdo.

La luz del atardecer le dan un aspecto mucho más hermoso, porque es un chico sin duda bello y ardiente, la mezcla perfecta de lo que lindo y tan perfecto que quema y llega a ser caliente.

Sin dudas así es él.

Es alto, muy alto, cabello negro, ojos negros, cuando se voltea y queda cara a cara con nosotras veo que tiene un tatuaje también en el cuello, y como en el de su brazo; es negro, las maletas negras, y el teléfono en su mano es negro.

Pero lo que resalta de él, es que está vestido completamente de blanco, por eso digo que parece un ángel y un demonio, se ve tan angelical, pero tan infernal, es inexplicable.

Veo de reojo a Mel y me siento mal, se nota a kilómetros que quedó flechada, sus ojos expulsan corazones por doquier y por un momento, un mínimo momento, quise que no fuera así.

—Connor Brook? —le llama por su nombre Mel al que creo que es Connor.

—El mismo, Melany, ¿verdad? —dice muy amablemente Connor, Mel asiente embobada con la cabeza, Connor le tiende la mano en modo de saludo. —Mucho gusto. —Saluda.

Dios, hasta su voz es perfecta, tan varonil, ronca, sexy, tan cali... Bueno ya paro.

Ady le devuelve el apretón de mano y ahora Connor me mira a mí, alza la ceja supongo que preguntándose de mi presencia y existencia.

—Ella es mi amiga. —dice aún embobada Mel.

Me levanto para saludarlo lo más segura posible para que no vea cuánto me afecta su presencia.

Gran error.

Al levantarme y estar ambos cara a cara puedo ver que tan alto es y me gana por una cabeza, su increíble cuerpo lo veo más a detalle de cerca, pero su cara, su boca, sus labios.

Sus ojos.

Esos ojos negros que siento que penetran hasta lo más fondo y hondo de mí, hace que mis piernas tiemblen.

—Ady. —saludo secamente ya que es la única forma de no caer rendida a sus pies.

—Un placer. —Me saluda y le devuelvo el saludo firme en mi posición.

Así nos pasamos lo que queda de la tarde y parte de la noche, hablando, conociéndonos, con Mel nos moríamos por él, pero a diferencia de ella, a mí no se me notaba.

También hablamos sobre el departamento y que hacer respecto a ello, Connor se ofreció a amueblarlo todo él y Mel pagaba los gastos como el gas, luz, etc.

Es un tipo muy amable, gracioso, te hace sentir muy bien en su compañía, además tuvimos química desde un principio.



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En el texto hay: humor, romance, amor

Editado: 01.12.2019

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