Capítulo 17
Ryan
No viene despertarme Dawn, sino Phil.
El temor de haberme propasado anoche, de haberla besado cuando no estaba lista, aun cuando dijo que sí, me llena.
Phil me envía a ducharme y alistarme sin ponerme demasiada atención, le pregunto que si algo pasó y el niega.
¿Será que Dawn se enfadó por haberla besado o estará mal por su reacción de anoche el ascensor?
El temor es reemplazado por preocupación. Me apresuro a estar listo cuanto antes e ir a buscarla. Phil se va a enojar conmigo por ir detrás de la asistente, pero es algo necesito hacer. Necesito saber que está bien.
Me alisto en menor tiempo del que lo he hecho jamás, lo que sorprende a Phil, pero lo tiene feliz.
En el ascensor, aprovechando que Phil está distraído, presiono el botón del piso de Dawn. Cuando las puertas se abren dos pisos más abajo, me preparo para bajar, pero Phil me toma de la chaqueta de cuero que traigo puesta, deteniéndome.
—¿A dónde vas? —inquiere, bajando el teléfono por primera vez desde que apareció en mi habitación esta mañana—. Tu asistente está esperando abajo con los chicos, fueron por café a tu cafetería favorita.
Las puertas se vuelven a cerrar al tiempo que mi ceño se frunce.
—¿Dawn está bien? —pregunto, confundido. Phil imita mi expresión.
—¿Por qué no lo estaría?
—¿Por qué no vino a despertarme ella?
Sus ojos se entrecierran con sospecha y cruza los brazos.
—¿Qué pasa con esa chica? —cuestiona, y se apresura a agregar—: Y no me mientas.
Aparto la mirada, sabiéndome atrapado. Phil no es tonto, puede ver a través de mí, mis mentiras y sentimientos. No es poco el tiempo que ha estado conmigo, supongo que es la cercanía lo que ha provocado que me conozca tan bien.
Me tomo mi tiempo en contestar, pidiendo internamente al ascensor que se apresure en llegar a planta baja.
—¿Puedes decirme, específicamente, a qué te refieres? —evado, dando largas a la respuesta.
Para mi buena suerte, al ascensor se abre y un par de chicas entran, que al verme me reconocen y me piden fotos y autógrafos. Así paso el resto del trayecto hacia el vestíbulo del hotel, mientras Phil gruñe por la interrupción. Salimos del ascensor y me despido de las chicas con un beso en la mejilla… Bueno, no yo, ellas me dan cada una un beso en la mejilla, y las dejo hacer porque me han salvado una.
Veo a Iván, Dominic y Omar de espaldas a nosotros, riendo a carcajadas. Cuando nos acercamos, entendemos que es porque Dawn está contando chistes.
¿Está buen humor?
Punto para mí.
O eso creo.
—Buen día, señores —saludo a los chicos al alcanzarlos, antes de enfocarme en Dawn y asentir—. Señorita.
—Señor —responde en el mismo tono juguetón empleé.
Sí, está de buen humor.
—Hora de irnos, tenemos una mañana ajetreada por delante y un viaje de vuelta a Los Ángeles —ordena Phil, como el mandamás que es.
Omar tiene el puesto de chofer esta mañana y los otros dos van a en una camioneta detrás de nosotros. Phil se toma el asiento de copiloto, cosa que no le discuto, y Dawn y yo nos acomodamos en el asiento de atrás. Me paso todo el viaje observándola y molestándola; tomo su cabello y juego con él, le quito la pequeña libreta para ojearla, pero ella me la arrebata antes de que pueda ver su letra, le pido una hoja de papel y empiezo a lanzarle bolitas en el cabello, ella se sacude y me da una mirada de muerte. Phil nos mira de vez en cuando por encima del hombro, o, mejor dicho, me mira a mí, y rueda los ojos cada vez que descubre que estoy molestando a Dawn. Le sonrío inocente y agito mis pestañas, a lo que él suspira y regresa su vista al frente. Y así pasamos el resto del viaje.
El programa matutino de entrevistas al que me lleva Phil va bien, más de las preguntas normales sobre mis proyectos. Sin embargo, la entrevistadora hace una pregunta que me tiene sin saber qué contestar.
—Y… —larga la palabras, provocando que me tense, aunque lo escondo—, ¿cómo está el corazón Ryan Freiser en este momento?
—Aaam. —Miro hacia el lugar donde está Phil, a su lado Dawn. Bajo la vista y la levanto segundos después, sonriendo—. ¿Normal, creo?
El público ríe, junto a la entrevistadora.
—O sea, ¿que no hay nadie especial en tu vida en este momento?
Mis ojos van de nuevo hacia Dawn, que está estática, esperando, con los ojos clavados en los míos.
—Si lo hay, lo sabrán pronto.
—Nos ha llegado cierta información de que tu ex novia, Gina Matteo, no ha superado su ruptura. Pero hay algo que necesitamos saber y de lo que no has hablando. —La miro con interés, aunque lo que quiero es salir corriendo en sentido contrario—. ¿Es cierto que la dejaste porque sabía de los planes de Antonella Fazzi en contra de tu otra ex, Johana Lewis?