Ámame.

Capítulo 18: Dawn.

Capítulo 18

Dawn

 

Llego a casa pasadas la 9 pm y voy directa a la habitación de Ryder. Ya debe estar dormido porque mañana hay escuela y no le permito estar despierto luego de las 9 pm, pero necesito darle un beso de buenas noches. He pasado solo dos días fuera, pero es mucho contando que nunca lo he dejado solo más de unas cuantas horas, esto en nuevo para nosotros.

—Está en tu habitación —me avisa Leslie y sonrío. Es una costumbre que no va a cambiar pronto.

Voy a mi habitación y beso su frente, dejando mis labios posados en ese sitio hasta que él se mueve inquieto y gruñe. Me levanto y salgo de la habitación, apagando la luz.

—¿Cómo se portó?

—Muy bien, sabes que de él no tengo quejas nunca, nada más las peleas para que coma sus vegetales. —Me sonríe divertida—. Te extrañó mucho.

Hago un mohín al tiempo que una calidez me llena el pecho.

—Y yo a él —gimo. Llego a la sala de estar y me siento en el sofá, soltando un suspiro, Leslie se sienta a mi lado.

—¿Cómo estuvo el viaje?

Apoyo mi espalda en el respaldo del sofá y giro la cabeza para verla a la cara.

—Bien, un poco ajetreado y no pude hacer turismo, pero bien.

—Estabas trabajando, es normal que no pudieras hacer turismo. —Termina de hablar y se acerca a mí con gesto de complicidad—. ¿Cómo te fue con Ryan?

Frunzo el ceño, parpadeando y sonriendo de lado.

—¿Por qué lo preguntas así?

—¿Así cómo? —Inclina la cabeza a un lado, haciéndose la confundida. Sabe muy bien a qué me refiero.

—Así como si tendría que haber pasado algo con Ryan.

—¿Y no fue así? —Me da una mirada inquisidora, con los ojos bien abiertos.

¿Podré mentirle? Poco probable, Leslie sabe cuándo le miento o cuando evado responder sus preguntas. Aunque no pierdo nada con intentar.

—No —alargo la O. Leslie me mira por unos segundos, sus ojos entrecerrados.

No me cree.

—No te creo —admite, cruzando los brazos.

—Allá tú. —Bajo la mirada a mi regazo, quitando una pelusa imaginaria de mi pantalón.

—Algo pasó, ¿cierto? —insiste. Suelto un suspiro.

—No —digo entre dientes.

—Me estás mintiendo —replica.

—No te estoy mintiendo —contradigo.

—Ajá —dice con sarcasmo.

Gruño, sabiendo que no voy a poder quitármela de encima por más que quiera.

Además, quiero contarle a alguien lo lindo que fue Ryan conmigo y el beso que revolucionó todo después.

—Nos quedamos encerrados en un ascensor, en la oscuridad, por unos minutos.

Leslie, que es la única que sabe de mi fobia, hace una mueca de preocupación.

—Pero ese encierro no tuvo nada romántico, ¿o me equivoco?

Niego, reteniendo los demonios que amenazan con atormentarme al recordar estar encerrada en la oscuridad.

—Tuve un ataque de pánico —susurro ahogada por el nudo que se está formando en mi garganta.

—¡Oh, Dawn! —Leslie me envuelve en un abrazo consolador—. Lo siento mucho.

—Tranquila —palmeo su hombro—, Ryan pudo tranquilizarme.

Se aleja, sus cejas alzadas.

—¿Ah, sí?

Asiento.

—Me cantó y su voz me trajo de vuelta.

Hace un puchero y sus ojos brillan.

—Amo a ese hombre.

Suelto una risa silenciosa.

—Yo no lo amo, pero sí… —me detengo, indecisa si poner mis sentimientos por él en palabras y que se hagan realidad. No es que ya no lo sean, pero si no lo admito, puedo fingir que no son reales.

—¿Sí… qué? —apremia Leslie, moviendo la mano en un claro indicativo para que siga hablando.

Bueno, ¿ya qué?

—Me gusta —confieso en voz baja.

Leslie, como la mujer madura que es ‒nótese el sarcasmo‒, se levanta de un salto y chilla, haciendo un bailecito feliz.

La tomo del brazo y le tiro de nuevo en el sillón.

—¡Silencio! —susurro, señalando hacia el pasillo que da a las habitaciones—. Vas a despertar al niño.

Hace el gesto de cerrarse la boca con una cremallera y luego abre la boca en un grito silencioso.

—¡Lo sabía! —susurra de vuelta, feliz, contagiándome su buen humor—. ¿Y a él le gustas?

—Eso creo. —Arrugo la nariz antes de mirar hacia la pared de enfrente—. Me besó.

Leslie vuelve a chillar. Le lanzo una mirada de advertencia y detiene el grito a medio camino.

—Es difícil para mí contener la emoción —dice con voz ahogada. Respira profundo, calmándose—. Ya, me calmé, no gritaré de nuevo.



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En el texto hay: musica, amor, dinero

Editado: 24.04.2022

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