Ámame.

Capítulo 31, FINAL: Dawn.

Capítulo 31

Dawn

 

3 meses después.

—Estás completamente loco —le digo a Ryan al tiempo que la limusina que nos lleva se detiene detrás de la que va delante.

Ryan me sonríe. Esa es la cara de satisfacción de una persona que se ha salido con la suya.

—Deja de decir eso, mamá —intercede Ryder, su expresión igual a la de Ryan.

—Sí, Dawn, deja de decir eso —repite Ryan, y tienen el descaro de sonreírse el uno al otro.

Ryan nos trajo a unos premios. No se suponía que viniéramos los tres juntos, teníamos planeado dejar a Ryder con Leslie, pero mi amiga tuvo un inconveniente de último minuto y no pudo quedarse con él. Sugerí quedarme en casa con Ry, después de todo, no tenía ganas de venir porque sé que me voy a sentir fuera de lugar, pero Ryan tuvo una gran idea.

Que Ryder viniera con nosotros.

Ry pasó toda la semana diciendo que quería venir, pero me negué, no creí que este fuese un ambiente adecuado para él. Hoy, cuando Leslie avisó que no estaría disponible, creí que era la respuesta a mis oraciones para quedarme en casa, pero parece que fueron la respuesta a las oraciones de Ryder, respondidas por medio de Ryan.

El hombre es el cómplice de los caprichos de Ryder. Uno quiere un par de tenis nuevos, el otro los compra; uno quiere pasar la noche en casa de su amigo Seb, el otro me convence de dejarlo ir; uno quiere venir a la entrega de premios, el otro compra un traje de la talla exacta, idéntico al suyo, lo deja en su armario y lo revela cuando ya no queda de otra que aceptar que irá con nosotros.

He creado, no uno, sino dos monstruos.

Y empiezo a sospechar que Leslies estaba de su lado en todo esto.

Se confabulan en mi contra y no me queda de otra que aceptar lo que quieren.

Pese a este pequeño inconveniente, los últimos tres meses han sido casi idílicos. Nos hemos convertido en una especie de pequeña familia, aunque Ryder y yo vivimos en otro apartamento ‒uno que compré con mi dinero‒. Mi relación con Ryan es hermosa, nos llevamos bien en casi todo, peleamos en repetidas ocasiones, pero las discusiones luego se traducen en reconciliaciones pasionales. Y entre ellos se llevan excelente, incluso mejor que conmigo, algo que me llena de alegría. Se han hecho buenos amigos y su amistad es tan hermosa que a veces se me cristalizan los ojos cuando los veo juntos.

Russel y yo nos divorciamos hace un mes y medio, y fue casi como ver el cielo abrirse y conseguir la bendición divina por fin.  Sigo sin estar de acuerdo con que Ryan le haya pagado ‒Ryan y yo tuvimos una discusión acalorada por ello‒, pero no voy a decir que no agradezco haberme quitado ese peso de encima. Mi ex esposo no ha vuelto a fastidiar y tengo la firme creencia de que no lo hará, no es un tonto para echarse de enemigo a Ryan, sabiendo que tiene muchos más contactos que él.

—¿Es que no querías que viniera con ustedes? —inquiere Ryder, haciendo un puchero de lo más tierno que me hace sentir culpable.

—No es eso, cariño, es que no creo que este sea un lugar adecuado para que tú estés.

—Tranquila, Dawn, hay otros artistas que traen a sus hijos a estos premios y nadie se ha quejado.

Mi corazón da un vuelco al escucharlo comparar la situación con otros padres, como si él se considerara uno. No hemos hablado nunca de ello, creí que sería un tema inapropiado a tocar cuando no hemos estado juntos por más de cuatro meses, pero que hable de ese modo me hace saber que Ryder es más para él que solo el hijo de la mujer con la que está saliendo.

—Me tranquilizo —chillo, alterada por el remolino de emociones que me atraviesan. Me aclaro la garganta y me enfoco en Ryder—. Pero si te portas mal, estarás castigado sin videojuegos por un mes.

—Prometo que voy a hacer lo que Ryan y tú me digan.

Asiento.

—Bien.

Finjo que no veo como chocan palmas silenciosamente y Ryan alza sus pulgares.

He ahí el ejemplo de lo que he tenido que aguantar.

Bajamos de la limusina un minuto después y las luces enceguecedoras de los flashes nos reciben junto con los gritos llamando a mi novio. Ryan toma a Ryder de la mano y me ofrece su otro brazo.

—Baja la cara, así no te quedarás ciega —me susurra y hago lo que me dice—. Al entrar, nos llevarán a la alfombra roja y necesito que sonrías sincera y aguantes hasta que se termine.

Asiento, mi estómago revuelto por los nervios.

Entramos al lugar, no me fijo en lo grande que es, solo tengo ojos para el montón de celebridades que nos rodean. Hay varios cantantes reconocidos, de hecho, creo que entrando a la alfombra roja va la ex novia de Ryan, la cantante de pop. Ella me gusta. Está acompañada de la banda del momento, y no es que me asombre, su esposo es el vocalista de dicha banda.

—¡Ryan!

Los tres nos giramos para ver acercarse a la otra ex novia de Ryan, la modelo, que viene arrastrando a un chico que creo haber visto en redes, pero que no me sé su nombre.



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En el texto hay: musica, amor, dinero

Editado: 24.04.2022

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