Amame o Destruyeme

CAPÍTULO I

JAY

 

Tres años después…

Despierto con una enorme resaca que me cuesta bastante poder abrir los ojos sin que una puntada llegue directamente a mi cabeza, maldición ¿tanto bebí anoche? En realidad no recuerdo nada después de la segunda botella, aunque mi dolor confirma que fue una buena noche. Cuando por fin logro abrir los ojos sin que todo me retumbe decido levantarme, me muero de hambre y sé que en estos momentos mi compañero de piso y mejor amigo está preparando el desayuno.

-vaya, despertó la bella durmiente-comenta mi amigo burlón desde la cocina, los miro mal antes de ir a la nevera y tomar una botella de agua-¿resaca?-pregunta apenas me siento en el comedor.

-¿tú que crees idiota?-pregunto con sarcasmo mientras toco mi cabeza, como si eso fuera a ayudar en algo

¡Sigue creyendo!

-si recordaras un poco lo que te sucede al día siguiente de beber, lo harías menos ¿no crees?-comenta y aquí vamos de nuevo con el sermón, deje  de vivir con mis padres hace años y Logan parece suplantarlos muy bien. Tampoco es que beba tanto.

¡Si claro, dile eso al agua de las matas!

Tú cállate.

-por favor, sermones hoy no, no estoy de humor-digo colocando mi cabeza en el mesón, dios creo que moriré ¿en qué momento bebí tanto?

-¿Cuándo estas de humor Jay?-pregunta con sarcasmo

Buen punto.

-tienes que detenerte, ya llevas una semana son parar…-comenzó a hablar, hablar y hablar, realmente deje de prestar atención, muchas palabras para me pequeño cerebro adolorido, ahorita hay solo una prioridad y es que el dolor pase-¿me estas escuchando?-pregunta Logan frustrado. Algo que el odia es que no le presten atención cuando habla y bueno, es algo que suelo hacer muy a menudo provocando que se enoje más de lo usual. Definitivamente mi amigo necesita un buen polvo.

-¿Mmh?-pregunto desorientado, Logan me mira unos minutos antes de lanzar una maldición y murmurar un “olvídalo” para seguir haciendo lo que sea que hacía en la cocina.

-¿iras a la universidad?-pregunta después de unos minutos colocando el desayuno frente a mí.

¡Comida por fin!

-creo que no-respondo comenzando a devorar mi plato. Logan lanza  un suspiro frustrado ¿ahora que hice?-

Ajam no sé, quizás no ir a la universidad desde hace un mes.

Ah, eso.

-El decano no ha parado de buscarte todo este tiempo-comenta sentándose a mi lado con su desayuno-ten por lo menos la decencia de contestar sus llamadas y darle una respuesta-termina por decir, bueno quizás tiene razón.

¿Enserio?

-está bien-respondo al fin-hablare con el para dejar la carrera-finalizo y por la cara que coloca mi querido amigo puedo deducir que no era la respuesta que esperaba.

-¿vas a dejarla?-pregunta sorprendido a lo que yo asiento-¿Por qué? Si ser fotógrafo es tu sueño desde que éramos pequeños-dice.

-comprendo, pero por  lo menos dile que congelaras la carrera y así podrás volver cuando quieras-dice a lo que yo asiento-¿has pensado en buscar ayuda?-vuelve a preguntar pero esta vez con preocupación.

Me tenso inmediatamente.

Observo un rato mi plato a medio comer y de repente se me quita el apetito pero se acentúa el dolor de cabeza. Frunzo el ceño.

-no quiero hablar de eso-digo

-Jay…-Logan intenta hablar pero no se lo permito.

-dije que no quiero hablar de eso-interrumpo de manera brusca.

El pelinegro me observa unos segundos antes de asentir y desviar la mirada.

Se aclara la garganta.

-tienes cara de vagabundo-se burla cambiando la conversación, cosa que agradezco. Ruedo los ojos y aquí vamos de nuevo.

-no parezco un vagabundo-replique a lo que el rueda los ojos divertido

-por dios, te confundirían con el señor que se la pasa en la basura-se burla

-¡oye!-exclamo indignado-más respeto que lastimas mi corazoncito.

¿Cuál corazón?

Definitivamente mi propia conciencia me cae mal.

¡Oye!

-¿desde cuándo no te vayas Jay? Tu barba un día de estos llegara a la mesa-comenta divertido tratando de disimilar su preocupación sin mucho éxito.

Bueeeno

-tampoco esta tan larga-replico y Logan me mira con su típica cara de “ni tú te lo crees”

Bueno quizás si está un poco larga.

¿Un poco?

Ya cállate.

Comemos un rato en silencio y puedo sentir a  leguas la incomodidad de mi amigo. Quiere decir algo pero no sabe cómo. Ruedo los ojos por no se cuanta vez en lo que va de mañana.




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