Amame o Destruyeme

CAPITULO VII

JAY

 

Recuerdo la primera vez que Lucía dijo que me amaba. Fue un par de semanas antes de que todo se fuera a la mierda y  la enviaran a aquel internado. Ese día la había convencido de escaparse de clases e irnos de picnic a una playa en las afueras de la ciudad. Ella no tardo en acceder y nos fuimos en uno de los autos de su padre, el cual tomamos "prestado".

Lucía se encontraba sentada con las piernas estiradas en la arena admirando él va y ven de las olas. Tenía los primeros tres botones de su camisa desabrochados, sus labios rojos gracias a la pequeña sesión de  besos que habíamos tenido minutos atrás y su cabello desordenado iba y venía debido al viento.

Para mí era la niña más hermosa que había visto. De hecho me pareció así desde que la vi con sus dos colitas en los columpios de su casa, la primera vez que entre ahí con mis padres.

-¿Por qué me observas?-pregunto ella girando su mirada hacia mí.

-eres hermosa-respondo simple y Lu no tarda en sonrojarse. Es gracioso que después de tantos años de amistad y varios meses saliendo tenga todavía ese efecto en ella el que yo le haga un cumplido.

Me da curiosidad saber si después de un tiempo seguirá sucediendo lo mismo.

-no mientas-reprocha.

Suspiró y me levanto para ir a sentarme detrás de ella y abrazarla. Lucía no tarda en recostar su cabeza en mi pecho y volver a centrar su mirada en las olas.

-para mi serás la niña más hermosa que he visto, eres perfecta y me fascina cada parte de ti-digo. Lucía se mueve quedando justo frente a mí con sus piernas una en cada lado de las mías. Su mirada es intensa y clara, mostrando todo el cariño y amor que siente. Es tan fácil  ver a través de ella y me gusta ser la razón de aquella mirada.

Le sonrió y colocó mis manos en su cintura acercándola más a mí. Lucía se muerde el labio inferior indecisa y no puedo evitar dirigir la mirada hacia ellos.

Muero por volverla a besar...

-Te amo-suelta aquellas dos palabras deteniendo el hilo de mis pensamientos.

¿Qué?

-¿Qué?-pregunto perplejo y ella se ríe sonrojándose más

-Que te amo-vuelve a repetir mordiéndose nuevamente el labio inferior.

De verdad debe dejar de hacer eso, me desconcentra.

Me aclaro la garganta tratando de encontrar la voz.

Mierda, tengo como sed.

Ella acaba de decir que te ama imbécil, di  algo.

-Yo...-trato de decir, pero Lu coloca sus manos en mi boca.

La miró desconcertado.

-No quiero que lo digas solo porque yo lo dije-aclara.

-Yo no iba a decirlo solo...-la pelinegra me vuelve a interrumpir pero esta vez con sus labios.

Bueno si buscaba distraerme, lo ha conseguido.

Qué fácil es distraerte.

La acerco más a mí y tomo el control de aquel beso apasionado por el cual trato de decirle que yo también la amaba.

Lamentablemente sus palabras no eran ciertas...

En realidad ya no sé si algo de lo nuestro fue real...

Llegó al departamento más frustrado y enojado de lo que me gustaría admitir. Aún no puedo creer que la haya besado de nuevo y mucho menos sus palabras después de eso.

¿Cómo puede pedirme que la olvide si no lo logré en tres años?

Para rematar Logan está aquí y presencia mi entrada dramática al departamento.

-¿Que sucedió?-pregunto desconcertado desde el sofá

-Nada-respondo y sin esperar una respuesta de su parte me dirijo a mi habitación cerrando la puerta de esta de un portazo.

Que maduro.

Sus palabras se repiten una y otra vez en mi cabeza. Es que ¿Cómo se atrevió siquiera a mencionarlo? Yo puedo llegar a ser mucho más profesional que cualquier titulado y con dinero.

Sabes que eso no es lo que más te molesta.

Claro que sí.

Sabes que no. Te molesta que te dijera que todo fue un error y que te pidiera que la olvidaras.

Una pequeña punzada llega a mi pecho al recordarlo. ¿De verdad todo fue un error? Para mí nunca lo fue, a pesar de todo nunca me he arrepentido de lo sucedido.

Y creo que nunca lo hare.

Pero ella sí. Se arrepiente de todo.

Me paso la mano por el cabello frustrado y voy hacia el baño. Mi madre siempre dice que cuando la cabeza está hecha un lío, una ducha siempre ayuda a despejarla.

Espero que de verdad ayude.

Luego de aquella larga ducha-la cual no me ayudó en nada sigo igual de tenso-decido sentarme a editar todas las fotos del día. La mayoría no necesita tanta edición, de hecho a la señora White le gusta las fotos lo más natural, mostrando la verdadera belleza de su arte pero a blanco y negro.




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