
Jedward se pasó una mano por el cabello, sintiéndose el peor hombre de todos. Hasta sus hijos lo odiaban por lo que acababa de pasar en la iglesia y él no tenía cara para decirles que todo estaría bien. Su estado de embriaguez se le fue de un momento a otro, por lo que no tenía que preocuparse por un buen rato; sin embargo, Tahir había muerto y su cuerpo se encontraba en la morgue de ese hospital. Los padres de este fueron llevados a la orden, por lo que su abuelo se encargaría de todo.
Jadiel estaba sentado con su tío Liam, mientras su mirada se encontraba perdida en un punto fijo del piso, y Jasha durmiéndose en los brazos de su abuela Carmen. Todo lo que estaba pasando era su culpa; las señales estaban ahí, pero nunca las vio como debía.
—¿Alguien más sabe de esto?
—No, nadie más sabe de esto —responde Liam, apretando el puente de su nariz—. ¿Mi hermana nunca intentó hablar contigo?
—No…
—Sí, la vez que la viste con el vestido de novia —se metió Natacha, parándose frente a Jedward—. Corrió detrás de ti, ya que quería explicarte todo, sin importarle lo más mínimo que pudiera pasarle esto.
—Ella…
—¿No te das cuenta de qué todas las desgracias pasan por tu culpa también? —Natacha parecía querer matarlo—. Dasha solo hace las cosas pensando en otros, hasta se olvida de ella al punto de poner su vida en peligro…
—No es cierto… —Intentó intervenir Volkan—. Dasha es una adulta…
—¿Pensaste en eso cuando le dijiste que Jedward no avanzaba por su culpa en la escuela? —le apuntó—. Fuiste parte de toda esta mierda del mismo modo que esos creyentes. Dasha fue manipulada desde que era una niña y nadie le ayudó a salir de su trauma. Solo yo —se apuntó a sí misma—. Ahora no quieran venir a echarle la culpa de que debió hablar… Fueron más de veinte años de daños psicológicos, ¿creen que de la noche a la mañana se irá? ¿Qué en unos meses se le borrará todas las cosas que le hicieron?
—Nos tenía a nosotros, siempre se le dio ese amor que tanto necesitaba…
—¿Esas personas hablaban mal de ti en algún momento? —se metió Jadiel a la conversación—. ¿Decían cosas feas?
—Jadiel…
—No, nadie decía cosas feas de ti porque eres tú y mi mamá es la mujer. —Se levantó de su asiento, y caminó hacia donde se encontraba su padre—. Mamá no quería venir, fue porque Jasha quería conocerte…
—Cariño, cálmate. —Carmen pidió desde su asiento—. No digas nada…
—Tengo once años, pero sé bien todo lo que pasó por su culpa. —Jadiel apuntó a su padre—. Mamá está igual que hace seis años cuando vino… Él en lo absoluto ve, porque todos lo defienden; mamá siempre es la culpable de todas las desgracias.
—Jadiel, tu madre…
—¡Te odio! —explotó Jadiel, logrando que Jasha despertara—. ¡Es tu culpa! —comenzó a llorar—. ¡Mamá siempre es la mala!
—No sabes lo que dices —manifestó Liam, tomándolo del brazo.
—Leí lo que las personas dicen de mamá, que ella es mala y que papá solo se dejó llevar por ella —golpeó el brazo de Liam—. ¡Lo tienen como un héroe!
—Lo lamento, hijo…
—¡No me llames tu hijo! ¡Te odio! —siguió golpeando el brazo de Liam—. ¡Suéltame! ¡Lo voy a matar si mi mamá muere!
—Di algo, papá —pidió Liam, cansado—. Esta discusión…
—Yo no diré nada, porque me harté también de todo esto —dijo Damon, cansado—. Llévate a Jadiel…
—Hermano…
—¡No soy tu hermano! ¡Es tu culpa! —le gritó a su hermana, y esta comenzó a llorar—. ¡Mamá no quería verse con él!
—Lo siento —sollozó Jasha—. No sabía…
—Me lo llevaré a otro lado —Liam suspiró—. Lo siento.
—¡Suéltame! —gritó—. ¡De él nunca dijeron nada! ¡Si mi mamá muere, lo mataré!
Jedward se puso de pie y caminó por el lado contrario del pasillo para calmarse. Dasha seguía en cirugía y ni hablar de qué su hijo literalmente lo dejó sin palabras. Su culpa, era cierto; en ningún lado hubo tantas críticas como con Dasha, la cual tuvo que callarlas y que Jadiel hasta supiera que su padre tuvo que ver en eso hace más de once años, no le daba buena espina.
—¿Estás bien, hijo? —preguntó Nicole, acariciándole la espalda—. Lo que dijo Jadiel hace un momento…
—Es cierto, mamá —suspiró y se paró cerca de la ventana—. Revisas todos los comentarios en las redes sociales, y Dasha es la que sale como la mala del cuento —metió las manos en los bolsillos de su pantalón—. Mientras me emborrachaba, le llenaban la mente de cosas estúpidas.
—No tienes por qué echarte la culpa de todo, cariño —pidió su madre—. No teníamos idea de lo que pasaba… Sé que Dasha es inocente, pero tú también lo eres.
—No soy inocente, porque mi hijo acaba de declararme la guerra delante de todo el personal médico y de mi familia —se apoyó en el barandal—. Nathalie no era la blanca paloma; el hecho de que Jadiel sintiera que estaba repitiendo lo mismo de hace años…
—Es duro para un niño, y más sabiendo que su madre es alguien débil —Nicole tomó su mano—. Ya esa gente está bien hundida; mi padre se hará cargo y vi que casi te cagas del miedo con Natacha.
—Es como verte a ti, pero más enojona —bufó—. ¿En verdad papá tuvo algo con ella?
—Te sorprenderías de todas las cosas que esta familia oculta…
—Oigan —los llamó Damon, apuntando al doctor—. Es importante.
—¿Qué ocurre? —se acercó rápidamente a ellos—. ¿Dasha está bien?
—Sí, la operación fue todo un éxito —el doctor soltó, y todos suspiraron de alivio—. No obstante, a última hora tuvimos que recibir una llamada de emergencia.
—¿Llamada?
—Sí, para informarnos que la paciente está embarazada…
—¿Qué ella está qué?
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Dasha entreabrió los ojos cuando ya no pudo seguir durmiendo. La pesadez de su cuerpo estaba dándole una fuerte patada que ni ella misma sabía cómo iba a salir por sí sola. El techo pálido la recibió y se dio cuenta de que estaba en un hospital. Tenía el cuello vendado, y un tubo que le molestaba, por lo que antes de que intentara sacárselo, su padre le agarró las manos.