Ámame siempre

XXX

Nick abrió los ojos lentamente, sintiendo que todo el cuerpo le dolía, que no podía moverlo. Frunció levemente el ceño tratando de aclarar su visión, y lo que pudo ver fue a su madre, sentada a su lado, que, al notar su movimiento, acudió rápido a él, le tomó la mano y le dijo palabras tranquilizadoras.

Qué bien, pensó, sin mucha coherencia. Su cuerpo se sentía fatal, pero al tiempo, podía sentirse tranquilo porque Kathleen estaba aquí. Aunque… no vio a Julia, pensó al final, pero su mente volvió a sumirse en un sueño negro.

A las horas, volvió a despertar. Esta vez, más despejado, más alerta. Kathleen seguía allí, y también…

—¿Tú? —preguntó confundido. Pero la risa de su amigo le hizo entender que sí, efectivamente, aquí estaba Aidan Swafford al pie de su cama de hospital.

—Llegué hace unas horas; he estado aquí un buen rato. ¿Qué tal te sientes? ¿Duele mucho? ¿Morirás o no? —Nicholas quiso gruñir.

—¿Qué pasó?

—Te dispararon… por la espalda, a la salida de la gala.

—¡Julia! ¿Julia está bien?

—Sí. Ella no fue herida.

—¿Dónde está? ¿Por qué no está aquí?

—Ah, bueno… Ella…

—Está desaparecida —contestó Aidan sin anestesia, y Kathleen lo reprendió al instante. —¿Crees que le hará bien ocultarle la verdad?

—¡Tampoco le hará bien decírselo de esa manera!

—¿Cómo desaparecida? —preguntó Nicholas agitándose al instante, deseando enderezarse, pero notando que simplemente no podía. En su costado derecho se sentía una fuerte presión, al tiempo que el calor de una quemadura.

Antes que caer en la desesperación, y mientras Kathleen seguía regañando a Aidan, recordó los últimos minutos antes del disparo. Salían de la gala, él ayudó a Julia a entrar al auto, y antes de que él mismo pudiera entrar, el dolor. Cayó encima de Julia, y perdió la consciencia.

—¿Quién disparó?

—La policía lo abatió esa misma noche —contestó Kathleen—. No estamos seguros, pero lo más probable es que haya sido alguien enviado por…

—Bill Stanton —concluyó Nicholas cuando su madre se quedó en silencio.

Aidan respiró hondo. Antes de que su amigo despertara, había hecho preguntas, y había sido Allegra quien le contara todo lo ocurrido con ese hombre que él mencionaba ahora. Él mismo ya tenía experiencia con padres nefastos, así que esto no le era para nada ajeno, ni sorprendente.

—Julia estaba allí conmigo —dijo con voz queda, y los dos guardaron silencio—. ¿Fue allí donde desapareció?

—No. No quería que lo supieras de esta manera —se quejó Kathleen echándole malos ojos a Aidan—. Anoche, mientras estabas en cirugía, ella se fue. Asumimos que fue a verse con Bill, a buscarlo. Desde entonces, no hemos sabido nada de ella—. El corazón de Nicholas volvió a latir con fuerza. Cerró sus ojos tratando de pensar con claridad, rememorando cada detalle de lo sucedido anoche, pero todo era confusión.

—¿Y Duncan?

—Está moviendo cielo y tierra para encontrarla.

—No ha tenido éxito —concluyó Nicholas ante su actitud. Kathleen meneó la cabeza. —Necesito que me den el alta —dijo Nicholas moviéndose con intención de bajarse de la camilla, y fue Aidan quien lo detuvo.

—No —le dijo—. No te moverás de aquí.

—Necesito encontrar a Julia, necesito…

—La buscarás desde aquí —insistió él—. Tú conoces a esos dos mejor que cualquiera de nosotros, así que dinos, ¿a dónde crees que fue anoche? —Nicholas miró a Kathleen, que también lo miraba expectante, y Nicholas volvió a recostarse en la camilla. El dolor al costado le hizo apretar los labios.

—Fue a buscar a Bill, sin duda. Ella sola, como siempre.

—¿A dónde pudo haber ido?

—Duncan ha buscado en todas partes —siguió Kathleen ante el silencio de Nicholas—. Esta mañana encontraron su teléfono en un bar de mala muerte donde también encontraron muerto a un tal Jeff—. Nicholas abrió grandes los ojos.

¿Jeff? ¿Podía ser ese Jeff?

—¿Te suena el nombre? —preguntó Aidan muy serio. Nicholas asintió.

—Así se llamaba… mi proveedor… en aquella época—. Kathleen apretó sus puños concluyendo que, si Bill estaba con él, definitivamente sabía de esto, y no le importaba.

A veces entendía a Julia. Ella misma quería ir y matar a su exesposo con sus propias manos.

—Dime todo lo que sepas, mamá. Encontraron su teléfono allí, ¿qué más pasó?

—Asumimos que se vieron allí… Alguien le disparó a ese hombre, probablemente… Bill, y tal vez… se la llevó a ella a otro lugar.

—Ella está viva —asumió Aidan, mirando fijamente a Nicholas. Él asintió. Era lo que necesitaba creer.

Cerró sus ojos conectando la información en su mente, tratando de hallarle sentido a todo.

Bill era un anciano, enfermo, dudaba que tuviera la fuerza para luchar así fuera contra una mujer que nunca peleó con nadie, de modo que era probable que la hubiese dejado inconsciente para arrastrarla a donde quisiera. Y tendría que llevársela a un sitio seguro para él, conocido, sin cámaras…




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