Ámame sin temor | Kaisoo

Capítulo 2: Reencuentro.

El amor es una bellísima flor, pero hay que tener el coraje de ir a recogerla al borde de un precipicio. Stendhal.

 

 

 

La carta de KyungSoo llegó, sin embargo, fue descubierta, hecha trizas y lanzada al fuego para convertirse en cenizas.

—¡Padre! —Las lágrimas quemaban mientras se deslizaban por sus mejillas.

—Me has defraudado, JongIn. —Habló con tono severo dándole la espalda. —Pensaré en un buen castigo para ti.

El moreno forcejeó contra los dos guardias que lo agarraban, obligándole a estar de rodillas.

—En cuanto a la familia Do... Ellos... —Giró sobre sus talones, se inclinó hasta dejar su rostro frente al de su hijo; tenían los mismos rasgos y la misma sangre, pero sus personalidades eran muy distintas. —Pueden irse al carajo.

JongIn soltó el aire que contenía en sus pulmones, mordió con fuerza su labio inferior y sus ojos ardieron de ira.

El rey se paró recto, miró al otro par de guardias en la puerta y con voz neutral dictó:

—Irán al río Geum. —JongIn dejó de forcejar escuchando con atención y sorprendiéndose que su padre sepa acerca del lugar donde se reunirían, ya que, en la carta de KyungSoo el lugar del encuentro no era revelado.

—¿Cómo...? —Murmuró mirando el suelo.

El rey rio sin ánimos. —Es muy difícil que las cosas pasen desapercibidas en este palacio, JongIn. —El moreno formó un puño con sus manos más que molesto.

Él creía que había logrado burlar la seguridad, ¿Desde cuándo su padre sabía que mantenía comunicación con KyungSoo? Probablemente no hace mucho porque de caso contrario él no tendría cientos de cartas que su novio le había enviado.

Salió de sus pensamientos cuando su padre prosiguió con voz firme:

—Tu tonta carta nos ayudó a localizarlos, más bien, a tenderles una trampa. Ellos irán, indefensos, creyendo en ti y en su estúpido amor pasajero. Nos desharemos de ellos y volverás a ser normal.

—¡No puedes hacer eso! —Intentó levantarse, pero un guardia pisó su pantorrilla para mantenerlo en su lugar. —¡Suéltenme! ¡Padre! —imploró con la voz rompiéndose.

—Estarás bien, JongIn. —Suspiró y miró a los guardias en la puerta. —Preparen todo para la emboscada, no falta mucho para el trece. —Los hombres imponentes asintieron y salieron. —Y tú —Miró a su hijo con desprecio. —estarás encerrado en la torre Malamo hasta que todo esto finalice. Llévenselo.

Los guardias que lo mantenían arrodillado, lo alzaron como si no se tratara de un miembro de la familia real. Y, se recordó a sí mismo que nunca había sido visto de esa manera. Él era invisible para todos, incluyendo a su familia. Sus opiniones nunca fueron tomadas en cuenta, entonces, no debería sorprenderse por todo el actual revuelo.

Sin voz ni voto, condenado a asentir y recibir infortunios.

Sin embargo, en lo profundo de su corazón se albergaba la idea de que todo fuera una pesadilla. Estaba dispuesto a darle otra oportunidad a su padre siempre y cuando no lastimaran a su prometido y a la familia de éste.

Seguía siendo un niño ingenuo.

¿Con qué valentía le había propuesto matrimonio a KyungSoo?

¿Y de dónde sacaron fuerza para hacerlo público a su familia?

El mundo se desmoronaba y lo arrastraba a aquel vórtice de infelicidad. Y, al parecer KyungSoo caía con él. Desdichados.

—¡No podrás borrar el amor que siento por él! —Gritó, soltándose de los mastodontes y caminado iracundo hacia su progenitor. —¡Haciendo esto me provocas sufrimiento! —Batió sus manos alrededor de su cuerpo sin saber cómo exteriorizar su descontento.

—No lo reconoces ahora, pero lo hago por tu bi-

—¡Nunca has hecho algo por mi bien! —Interrumpió, con su corazón latiendo velozmente porque nunca antes había alzado su voz. —Solo estás siendo egoísta.

El rey chistó, hizo un ademán con la mano y JongIn fue arrastrado y encerrado en la torre Malamo. Frunció el ceño tocando los barrotes que lo separaban del extenso y estrecho pasillo decolorado y solitario. Esa torre es utilizada como desván, no hay nada más que muebles inútiles y rotos. Apretó con sus manos las frías barras, sintiéndose como un objeto al cual cuando no necesitaban podían dejar de lado.

Y tal vez era cierto.

Quizá era igual de inútil e innecesario que todo lo que le rodeaba.

Quizá solo había delirado en su carta, jurando un falso amor eterno.

Relajó sus manos y caminó en círculos por la polvorienta habitación pensando que su final sería trágico. Se deslizó por una pared y quedó sentando mirando a la nada con sus pensamientos divagando. Estuvo despierto por horas, incluso cuando por el tragaluz la luz de la luna lo bañó. JongIn suspiró tristemente mirando el cielo azulado y pensando en que KyungSoo veía la misma luna que él, entonces, ¿había una posibilidad —aunque sea pequeñísima— que KyungSoo estuviera cerca?

¿KyungSoo pensaría en él en ese momento? ¿Estaría viendo la luna soñando con volverse a encontrar?

JongIn levantó la mano, la cual, se iluminó por la luz de la luna. Y deseó que su futuro sea igual de brillante. Cerró sus ojos con fuerza cuando la ganas de llorar reaparecieron sintiendo impotencia por estar encerrado como un ave en una jaula, sin poder extender sus alas y volar.



#2247 en Fanfic

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Editado: 25.06.2022

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