Desde entonces Amanda y yo nos reuníamos a comer en la universidad, le ayudaba con sus proyectos de clases. Recuerdo que íbamos muy seguido al cine, en ocasiones nos terminamos toda la cartelera y no había nada que no hubiéramos visto en la temporada. Incluso me acompañó a mis partidos de futbol.
– Pásamela, estoy libre – grita un compañero por la banda izquierda. Estábamos jugando la final del torneo, perdíamos uno a cero. Estábamos atacando de una manera desesperada pero la defensa del equipo rival era muy sólida y no dejaba espacios libres. Amanda estaba en las gradas mirando cómo se desarrollaba el juego. Pasé el balón un poco adelantado hacia la banda donde la pedía Sergio, el hizo un desborde hasta la línea final, mientras yo hacía un pique para buscar el remate desde la zona de anotación. Sergio se perfiló y logró un centro perfecto justo en el lugar donde me encontraba, brinqué e intenté rematar el balón con media tijerita, desafortunadamente erré la patada y el equipo rival tomo el balón y con un pase largo nos encajaron el segundo gol. Perdimos la final quedando en segundo lugar, fue un buen partido pero me gusta contarlo como si lo hubiéremos ganado. Al sonar el silbatazo final el equipo contrario estalló en festejos, algunos saludaba e intentaron darnos un poco ánimo. Salí de la cancha y me dirigí al lugar donde se encontraba Amanda sentada.
– No te preocupes, no todo el tiempo se gana – me dijo con una sonrisa en la cara.
– Ya lo sé aunque creo que el entrenador y el equipo están furiosos conmigo por haber fallado el gol – lo admito estaba un poco molesto también pero ya no podía hacer nada - ¿Sabes qué?... Te invito a cenar, conozco un restaurant aquí cerca venden cortes de carne deliciosos ¿vamos?
No tardamos minutos cuando ya entrabamos en el establecimiento y sentábamos en una mesa. Ordenamos la comida y mientras esperábamos comenzamos a platicar. Le conté que yo había viajado desde un pueblo muy cercano a Machu Picchu y que cuando era niño me iba cada vez que podía a explorar las ruinas del templo, que fue una parte importante de mi infancia y por eso había elegido la estudiar arqueología.
– Vaya – dijo muy interesada – yo no tengo una historia así para darle una razón al elegir mi profesión, pero me gusta mucho, esa sería la principal razón supongo.
– Nunca me has platicado nada sobre tu familia, cuéntame un poco va – le sugerí, quería conocer un poco más sobre esa parte de ella.
– Yo… yo – se trabó un poco, mientras dudaba si contarme o guardárselo en lo profundo de su pecho, al final se atrevió contar solo un poco de su vida – yo me salí de mi casa hace un año, por problemas personales. En este año he vivido de todo, batallé mucho cuando estuve casada porque no encontraba trabajo y mi marido, se llamaba Jonatán por cierto, no tenía empleo al igual que yo, los dos vivíamos en casa con sus papás. Busqué en varios sitios y nada, muchas veces no vine a clases por que no tenía una moneda para el camión, mi promedio en la escuela bajo considerablemente. Estaba muy frustrada por la situación, me daba mucha vergüenza pedirles dinero a mis suegros simplemente para venir a aprender algo. El tiempo que viví con el sufrí mucho, fue un año muy duro para mí, tu supiste eso cuando me ayudaste a buscar una casa, te acuerdas que me acompañaste al lugar donde trabajo, acababa de conseguir el empleo y era mi primer semana. Al final ya sabes cómo terminó mi historia con Jonatán. Él está feliz lejos de mí y yo aquí lagrimeando por el pasado.
No quise mencionar nada ya que hacia alrededor de un mes y medio que había terminado con su matrimonio y no creí prudente alimentar ese pozo de tristeza, ya habría tiempo para que me contara. En este momento solo la abracé pretendiendo hacerla sentir mejor.
Justo después nos trajeron nuestras órdenes, cenamos mientras yo desvié el tema por completo para dejarlo de lado. Al final logré que riera a carcajadas. Cuando terminamos de comer la llevé a su casa y me despedí, esa tarde dejó grandes huecos en la historia de Amanda, ¿Por qué se fue de su casa? No es común que a una joven desvaríe de un momento a otros y deje así porque sí su casa y a sus papás. Evalué varias teorías pero no le di más vueltas al asunto ya que consideraba que muy pronto tendría las respuestas que necesitaba.