Amanda

CAPITULO 8 MI ESPOSO

Después de higienizarme y vendarme los pies, me vestí con los pantalones y la blusa que Ñire me hubo dado. Era de una tela artesanal bellamente tejida, con sutiles adornos bordados que simulaban pequeñas aves en pleno vuelo, y un encantador aroma a flores silvestres. Mis pies agradecieron la protección que los zuecos blancos le brindaban tras la veloz carrera que el día anterior hubiera corrido. Me peine con cuidado, cepille mis dientes y regrese al comedor para desayunar. La mesa ya estaba servida y Ñire me aguardaba con una forzada sonrisa en los labios.

_Muchísimas gracias, Ñire. Se ve muy rico. ¿De qué es el jugo?

_Es de naranjas silvestres endulzadas con miel. Los huevos son de una especie que vive aquí y que criamos como si fuese un tesoro. Hay frutas cortadas, leche fresca y galletas de avena recién horneadas. Coma tranquila, señora. Cuando termine la puedo llevar a conocer los alrededores.

_ ¿Y mi esposo?_ le pregunte enfatizando la última palabra con naturalidad.

_El amo está ayudando a preparar el almuerzo, estacando el animal que cazo para asarlo junto a la fogata. En la alacena que esta junto a la ventana deje el botellón del señor con su bebida favorita, la que el solo toma. Seguramente la necesitara en cualquier momento.

Aquello me pareció extraño ¿Qué clase de bebida necesitaría Federico? ¿Estaría enfermo? Supuse que no debía ser paranoica y ver fantasmas por todas partes, por lo que me dispuse a pensar solo en cosas buenas, ya bastantes obstáculos debí sortear el día anterior.

_Bueno, le agradezco en su nombre. Esto está muy rico_ le dije mientras me deleitaba con la dulzura del jugo y la frescura de las frutas.

Cuando hube terminado, salimos de la cabaña y grande fue mi sorpresa al descubrir otras construcciones exquisitamente camufladas en medio de la espesura. Eran viviendas totalmente ecológicas erigidas con respeto por la naturaleza, conservando los troncos de los arboles de tal manera que formaban parte de las edificaciones. El sol brillaba alto en el cielo con toda su fuerza y hombres y mujeres caminaban de un lado a otro, no sin antes darme un gentil saludo agachándose ligeramente a mi paso mostrándose gratamente maravillados. Yo no pude más que agradecerles con una suave sonrisa su exuberante disposición mientras buscaba disimuladamente a Federico entre la muchedumbre. Una ola de murmuraciones comenzó a levantarse en torno a mi persona anhelando con todas mis fuerzas ser motivo de beneplácito y no desilusión. Finalmente lo vi junto a un grupo de hombres que lo escuchaban en silencio como muestra de respeto y admiración. Podía distinguir su fuerte musculatura, los bíceps torneados, los abdominales marcados como una plancha de ravioles, los hombros anchos y rectos y el cuello altivo. Solo llevaba puesto un par de pantalones cortos y los pies descalzos, al igual que la mayoría de los hombres. Sus acompañantes le hicieron un gesto demostrándole mi presencia y él se dio la vuelta para regalarme su mejor sonrisa.

Se apresuro a encontrarme ya que las heridas de los pies retardaban mi andar. Viéndolo dentro de ese contexto parecía una persona agradable, sin mayores responsabilidades, afable y muy carismática. Me daba cierto orgullo estar a su lado, a pesar de las pocas horas de conocerlo y necesitaba desesperadamente pertenecer a un lugar, echar raíces y comenzar a construir un futuro, descartando por completo las incomodas circunstancias que llevaron a nuestra unión. Quizás mi destino era ese, a su lado, tal vez sería un instrumento para mejorar la vida de estas personas y de tantas más.

_ ¿Como dormiste?_ quiso saber

_Bien, muy bien. Estaba agotada y las emociones y el cansancio le ganaron a mis nervios .Gracias por preguntar. Parece que te levantaste temprano.

_En realidad podría decirse que casi no duermo de modo que aproveche el tiempo y fui de cacería. Nadie me creía cuando de decía que me había casado y ahora las dudas se despejaron.

_Lo que pasa es que siempre pensamos que se quedaría solo_ Comento uno de los muchachos dándole una palmada en el hombro _Este lobo solitario se jactaba diciéndonos que anhelaba su libertad de manera que nos resultaba raro la noticia, sin ofender, señora.

_No se preocupe…

_Lotte, señora. Mi hermana es Ñire, usted ya la vio.

_Si, por supuesto. Me preparo un desayuno delicioso. Es un placer conocerlos a todos y créanme que me maravilla este lugar, es espectacular. Sus viviendas son indescriptibles, tan respetuosas del entorno, tan cálidas y ustedes se ven como una verdadera comunidad unida y armoniosa.

_Señora_ continuo Lotte_ si no fuera por su esposo esto no hubiera sido posible. Nos reunió, nos enseño a edificar de manera responsable, nos aconsejo como valernos de la naturaleza sin destruirla y de vez en cuando organiza estas celebraciones. En esta ocasión es en honor a usted y, como vera, es un hábil cazador, lástima que no dispongamos siempre de él. Tiene muchísimas responsabilidades como Emperador, y lo hace muy bien, pero nosotros desearíamos tenerlo para siempre porque es un amigo y un hermano para todos.

_Bueno, parece que les dije que me hicieran quedar bien pero tampoco que exageren_ sentencio Federico_ Vamos a dar un paseo a caballo así ves los alrededores. Lotte…

Entonces el muchacho dio un fuerte silbido y un hermoso alazán emergió de lo profundo del bosque. Era un animal de brutales proporciones, de pelaje suave y brilloso, cola extensa y montura sencilla. Rápidamente Federico subió a su lomo mientras uno de los jóvenes me ayudaba a treparme delante de él. Sentí su respiración agitada junto a mi cuello, en un ritmo sufrido y tortuoso, como si le costara contener el aliento. Su calidez y cercanía hicieron que mi estomago se estrangulara y, aun así, deseando mas y mas.

_ ¿Te gusta?_ me pregunto mientras el hermoso animal iniciaba su andar.

_Ojala pudiéramos vivir aquí permanentemente_ respondí.

_ ¡Vaya! Eso quiere decir que no te vas a ir, que después de todas estas considerando lo que anoche hablamos_ agrego sorprendido.




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