Deje atrás a mi esposa, confundida y herida. Anhelaba poder estar a su lado pero el Monstruo agazapado sonreía desde un rincón de la habitación con malicia y desprecio. Entonces decidí que era mejor apartarme y huir como un cobarde antes de que fuera demasiado tarde para ambos. Cerré la puerta con furia dejando tras de mí a Amanda, sola a su suerte, e ingrese en mi cuarto para encontrarme con aquella insufrible mujer que me aguardaba semidesnuda en la cama como tantas otras noches. La idea del engaño aun no había sido descubierta y odiaba hacerlo porque Amanda no se lo merecía en absoluto. Años atrás había tenido una especie de relación con esta oportunista y, como tal era mi disgusto hacia su afán de poder y grandeza, a pesar de su indiscutible belleza, el Monstruo la consideraba una presa despreciable. Sin embargo la presencia de la Emperatriz lo encendía, disfrutaba imaginar las atrocidades que le haría, el sufrimiento que experimentaría al clavar sus dientes en aquel cuello de cisne. Lo odiaba y me odiaba, porque los dos éramos uno solo, una misma criatura sedienta de sangre y dolor.
Deje a la mujer sola en mi lecho, como era costumbre, para recluirme en mi despacho personal, oculto tras un viejo librero, un espacio con mucho de la cabaña del bosque aunque en medio de un lujoso palacio. Escuche a la distancia uno de los tantos reclamos que me profiriera la desafortunada muchacha y me deje caer en el sofá: unas cuantas monedas le cerrarían la boca como siempre. Me pregunte como seguiría adelante día tras día con aquella farsa y entonces, mis cavilaciones se vieron interrumpida por la voz de Amanda:
_¿Donde está ese infeliz? Habla porque si no voy te voy a arrancar la cabellera con mis propias manos. ¿Donde?
La mujer que yacía en mi cama intentaba disculparse acotando:
_Mi señora, entre el Emperador y yo nunca ha pasado nada…el siempre ha sido cortes, bueno…cortes no, es decir, nunca me puso un dedo encima. Solo me pago para quedarme aquí noche tras noche…yo le juro…
_No me jures nada, querida. Te hice una simple pregunta ¿Dónde está mi marido?
Sorprendido por la visita inesperada, me puse de pie y abrí la puerta escondida de mi despacho. Frente a mí se paraba una Amanda furiosa y desconocida.
_Ahí está el señor…bueno, creo que es momento de hablar y vos, querida le dijo a la joven con ironía_ Salí de esa cama y ándate de aquí antes que te mande sacar por la fuerza ¿Entendiste?
_Si, señora_ acto seguido se envolvió en las sabanas blancas, recogió sus ropas y se marcho sin pronunciar palabra.
_Bueno, veo que estas un tanto ofuscada_le dije en un vano intento por mantener la compostura_ Conmigo no te confundas porque tus amenazas no van a funcionar…
_Ni pretendía gastar pólvora en chimango con vos_me interrumpió con saña- Ahora vos y yo vamos a hablar de una vez por todas y me vas a explicar con lujo de detalles un par de cositas que creo adivinar. Nadie más me va a lastimar, el último que lo hizo fue mi padre y estoy haciendo de cuenta que está muerto y enterrado. Lo mismo pienso hacer con vos pero antes me vas a aclarar una que otra duda. ¿Cuando me pensabas decir lo del contenido de la misteriosa botella, esa que la criada, Carmen, te trae con tanta frecuencia?
Me sentí desnudo y totalmente expuesto, vulnerable y desconcertado. ¿En qué momento Amanda había descubierto mi secreto?¿Desde cuándo lo sabía y por que justamente ahora estaba decidida a hablar?¿Acaso alguien se lo había dicho?
Intente en vano decir algo pero mis palabras se amontonaban en mi mente en un caos infinito y descontrolado, incapaz de armar una oración coherente que pudiera brindarle una explicación satisfactoria. Amanda me miro a los ojos durante unos segundos interminables, me tomo de la mano y me saco de la habitación para arrastrarme hasta la suya mientras me decía:
_No puedo soportar la idea de que esa loca estuvo en tu cama, mejor vamos a otro lugar.
Yo la seguí absolutamente perplejo e incapaz de resistirme a ese intento fugaz de locura momentanea.Una vez allí, cerró la puerta con llave y me empujo contra la pared más próxima sin quitarme los ojos de encima y yo me vi torpe , impávido, desconcertado por sus acciones inesperadas. Entonces, en medio de un arrebato de enojo y locura observo mis labios y poso los suyos sobre los míos mientras acariciaba mis cabellos con ternura. Absorto en aquel asalto repentino solo atine a corresponder a aquel beso con una pasión contenida y brutal. Despegue del suelo para elevarme al cielo en aquel beso largamente deseado e imaginado a la vez que mis manos buscaban su cintura, acariciaban su espalda y recorrían su cuerpo con desesperacion. Era algo totalmente nuevo, un cortocircuito que alteraba mi corazón , tensaba mis músculos y agitaba mi respiración como si estuviera en medio de una cacería.
“El Monstruo” pensé a la vez que apartaba a Amanda de mi , dejándola en un estado de desconcierto e incertidumbre. Lo vi de pie junto a la puerta, al acecho, esperando atrapar a su presa, deseoso de sangre y malicia e intente escapar, pero mi esposa me tomo de la mano una vez más para murmurarme al oído:
_Confió en vos como en nadie más. No tengas miedo, somos vos y yo, solo nosotros dos_coloco la palma de mi mano sobre su corazón, acaricio mi rostro con lentitud agregando_Te dije que era el momento de la verdad, es ahora el instante de enfrentarla. No estás solo, estoy a tu lado.
_No lograrías entenderlo nunca_ confesé avergonzado_El está ahí esperando un pequeño error, lo cual podría resultar francamente fatal porque odiaría herirte y no lo soportaría. Prefiero estar muerto antes que lastimarte…me domina, determina mis acciones, mis pasiones, profundiza mis temores y eleva mi angustia. Jamás podrías concebirlo, Amanda, jamás.
Intente nuevamente huir de la habitación abandonando la cacería absolutamente derrotado y quebrado, pero ella saco la llave de la puerta y la escondió dentro de la parte superior de su vestido.
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Editado: 02.06.2025