Amanda

CAPITULO 23 LA DOLOROSA VERDAD

Desperté encerrada en un cuarto apestoso, oscuro y pequeño.

_Debe ser una mazmorra, como esas que se ven en las películas de época_ pensé.

Y no estaba equivocada. Allí me encontraba, recluida en una celda, con piso de tierra y una pequeña ventana con barrotes demasiado alta como para poder llegar a ver algo. Acaricie mi barriga. Las náuseas matutinas me ocasionaban un mal sabor desagradable.

_Tenes hambre_ murmure apenada_ Espero que seas tan fuerte como tu padre. Un poco de paciencia y ya saldremos de aquí, te lo prometo.

Examine el lugar. Paredes de adobe y piedra, una humedad altísima, un balde nauseabundo que evidentemente hacía las veces de improvisado retrete, una jarra de adobe con agua ¿fresca?, un catre armado con tablas de madera, tientos de cuero y unas mantas de lana…aquel era mi nuevo cuarto. Toqué las paredes, se veían firmes, aunque una rendija reducida dejaba entrever, usando un solo ojo, la mazmorra continua. Pude vislumbrar la figura de un hombre, extremadamente sucio, descansando sobre su lecho.

_Disculpe, señor ¿Me escucha?

El sujeto se dio la vuelta intentando descubrir de donde provenía la voz que lo había despertado. Se puso de pie con dificultad. Se lo veía frágil, un tanto desnutrido, su rostro sucio y un andar endeble y dubitativo.

_ ¿Quién es? _ pregunto con lentitud.

Mi corazón dio un salto al escuchar sus palabras. “No puede ser” pensé “Debo estar equivocada”. Entonces pronuncio mi nombre:

_Amanda… ¿Sos vos?

_Si_ respondí desde el otro lado de la pared_Soy yo. ¿Papá?

_Si, papá.

Caí de rodillas al suelo. ¿Cuánto tiempo hacia que estaba encerrado allí? Había envejecido mucho, no era el mismo hombre que solía andar inquieto de un lugar a otro. Recordé los gratos momentos juntos, todo lo que me enseño, nuestros días de pesca, su presencia en cada torneo, sentado en primera fila aplaudiéndome con orgullo, y también el día de mi casamiento, el dinero que recibió por la venta de mi persona y supe entonces, que algo andaba muy mal.

Sentada contra la pared quise saber:

_ ¿Cuantos días llevas encerrado?

El no respondió. Un intenso silencio se propago por unos segundos eternos.

_Desde que te casaste_ confeso avergonzado.

_ ¡Esos son varios meses, papá! ¿Qué fue lo que sucedió?

_La última imagen que tenes de mí no es de lo más agradable. Si no queres hablarme, no te culpo. Tenes toda la razón del mundo.

_Pienso que hay mucho más detrás de tu actitud y de tus palabras. Hay algo que no me dijiste. A propósito, ya sé que soy Alba.

Detrás de aquellos muros, un hombre arrepentido lloraba amargamente. Su dolor trascendía esas paredes e inundaba mi propia celda con una angustia francamente desgarradora. Quise darle unos instantes para que exorcizara todos sus demonios. después de todo, aquel preso era mi padre. Me había educado, me había protegido y había hecho todo lo que se encontraba en su poder para cuidarme. De eso, estaba cien por ciento segura.

_Es un alivio para mí que lo sepas. Espero de todo corazón que tu esposo haya sido benévolo. Se de buena fuente que es un hombre de honor.

_Sin lugar a dudas. Es un Emperador amado por su pueblo y por su Emperatriz. Siempre me ha tratado con respeto, y lo amo con todo mi corazón. Ya conozco a mi padre, al que me dio la vida, y a mis hermanos, Lotte y Ñire. Sin embargo, hay grandes lagunas en los hechos que rodean mi desaparición.

_Bueno… ahí entro yo.

Espere unos minutos porque no resultaba fácil remover el pasado luego de tantísimos años. Confié en que me diría la verdad absoluta, por más cruel que fuera.

_Cuando tu madre conoció a tu padre, las cosas en la familia se agitaron un poco. Una dama como ella no podía casarse con un nativo, por más que fuese el líder de su pueblo. No estaba bien visto, no era lo que correspondía, al menos de parte de tus abuelos. Con el correr de los años, nada cambio, es más, empeoro al saber de tu nacimiento. Una mestiza manchaba el apellido y la estirpe…y se decidió tu muerte. Fui al bosque, intenté avisarles, pero vi como tu madre era asesinada frente a mis ojos y hui. Te tome ente mis brazos y me marche. Faryas ya no era un lugar seguro para vos, tarde o temprano morirías también. Busque refugio en palacio, donde conocía a tu suegra, y le explique la situación. Ella dijo que me ayudaría a escapar con vos, si a cambio te educaba para su hijo, un muchachito de indómito carácter sobre quien pesaría una grave maldición…y así lo hice. Me contacto con quien me trasladaría hasta la Tierra y una vez allí, cumplí mi palabra. Te instruí sin que lo supieras y perdí la noción del tempo hasta que vinieron a buscarnos.

_Mi secuestro…_musite procurando acomodar en mi mente aquellos acontecimientos.

_Exactamente. Yo no tenía la menor idea de que estaba pasando hasta que llegamos a Faryas nuevamente. Supuse entonces que sería menos doloroso el que te creyeses comprada…y menos explicaciones para darte.

_ ¿Y por qué continuas aquí?

_Porque estas bestias creen que se cómo viajar a otros mundos. La verdad es que no tengo ni idea. Están buscando quien los devuelva a ese lugar lleno de bestias para traerlas aquí. Prefiero morir acá porque estos monstruos solo anhelan destruir Faryas. Mis labios están sellados.

Conversamos por un largo rato, pude unir todos los cabos sueltos y logré finalmente perdonarlo. Después de todo, y dadas las circunstancias, estaba viva gracias a él

_ ¿El Emperador Augusto supo algo de esto?

_No, por supuesto que no. Nunca lo hubiera permitido, pero no conseguí hablarle. Estaba en una campaña militar muy lejos de aquí.

La charla fue interrumpida por el galope agitado de los caballos. Los undrianos estaban en posición defensiva: una presencia invasora se acercaba peligrosamente. Amanda sintió a su esposo como si lo viese en su mente. Su rostro tenso, la rabia, la sangre corriendo furiosa en sus venas e intento calmarlo. Sin saber cómo, había logrado comunicarse con él, como si fuesen una sola mente y cuerpo. La ayuda había llegado y con eso, la batalla final.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.