Ares salió de la habitación y cuando estaba en la puerta recibió un mensaje de Alin.
—Necesito tu ayuda, por favor, ven urgente a la habitación,— él fue hasta allí creyendo que se trataba de algo grave, tocó la puerta que estaba entreabierta sin obtener respuestas y entró . Se quedó observando a su primera mujer que llevaba un vestido blanco justo al cuerpo de encaje, que dejaba ver lo que había abajo sin dejar mucho a la imaginación , el cabello claro, la piel suave y bien cuidada,su rostro pálido y unos ojos oscuros sin brillo fijos en su esposo imploraban de su atención, mientras él la miraba ella dejó caer el corto vestido al piso quedando completamente desnuda. Él se volteó para irse sin decir una sola palabra pues sabía exactamente lo que ella quería.
—Ares ¿qué cambió? ¿Vas a rechazarme de esta manera? —cuestionó extendiendo la mano hacia él, luego la bajó.
—Mantendremos nuestro pacto, pero esto no volverá a pasar.—ella agachó su mirada cuando él se volteó a responder, sintiéndose humillada.
—¡Soy tu mujer! ¡Tu esposa! Ya hemos follado cientos de veces ¿qué cambió? —cuestionó.
—Keylan ella lo cambió todo. —fue su respuesta fría y directa—estás poniendo todo más difícil Alin y haré lo necesario para no perder a Key...
—¿Hasta romper tu promesa? —preguntó y él guardó silencio unos minutos, ella continuó hablando sin darle oportunidad a responder quizás porque sabía que la respuesta que él daría a su pregunta no iba a ser lo que ella esperaba escuchar.—Soy tu mujer, es algo normal, ella lo sabe—caminó hacia él sin darse por vencida y empezó a besar su cuello, sus labios, a tocar sus partes. Él la tomó por el cabello con rudeza, obligándola a ponerse de espaldas y cumpliendo su papel...
—No te vayas—pidió Alin extendiendo su mano hacia su esposo una vez terminaron de tener intimidad. Él continuó vistiéndose sin prestarle atención perdido en sus pensamientos.
—Que pases buenas noches—dijo saliendo de allí. Ella sonrió con malicia sabiendo que había logrado su objetivo.
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Keylan:
Ares en la mañana llevó el desayuno a mi habitación y una ropa negra, dos mudas de ropa negra que incluía algo para cubrir mi rostro como era costumbre en su país.
—Key cariño, hoy es un día muy importante para mí y para mi empresa, quiero que uses esa ropa y que al menos hoy no causes problemas—afirmò.
—Que problemas puede causar alguien que está encerrada, prisionera en un lugar que no conoce, con guardias vigilándola constantemente—reclamé.
—Hoy lo mejor es que te quedes en la habitación, viene alguien importante...
—No quiero estar aquí, por favor Ares, déjame ir y prometo que no te acusaré por secuestrarme. No quiero estar aquí—derramé unas lágrimas—solo quiero volver con mi familia, extraño a mis padres. Si me llevas a mi país seguiré contigo, no te dejaré—intenté engañarlo para que me llevara de regreso a mi país. Una vez en mi tierra podría dejarlo sin problema. Pero él no era para nada idiota, era un hombre inteligente y preparado.
—¿Crees que soy idiota? Esos ojos aún me dicen que me odias, esa actitud me deja claro que en la menor oportunidad te alejarás de mí. Te conozco perfectamente Keylan, sé el tipo de mujer que eres: la princesita de papá que no aguanta nada. Y es por eso que hoy quiero que pases todo el día aquí en la habitación, tienes un televisor al menos para que te entretengas en algo y te traje algunos libros—dijo como si eso lo convirtiera en el mejor esposo del mundo, lo miré con odio, se puso de pie y se marchó
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Esperé pacientemente todo el día, me puse un vestido rojo y ajustado al llegar la tarde y me maquillé, solté mi cabello oscuro y miré la hora en el reloj de la habitación:las seis de la tarde. Era el momento de irme de aquí. Abrí la puerta de la habitación y para mi sorpresa no tenía seguro y los guardias tampoco estaban por allí. La primera esposa había cumplido con su parte del trato. Corrí lo más rápido que pude hacia la sala y cuando iba llegando a donde estaba Ares y su padre reunido con cinco hombres más las piernas me fallaron y caí al piso frente a todos captando la atención de los presentes.
—¿Key qué haces aquí? ¿Vestida así? —reclamó mi esposo extendiendo su mano hacia mí para que me levantara pero no la tomé.
—Disculpen la interrupción—se dirigió a los cinco hombres vestidos de traje mientras su padre se ponía de todos los colores—¡Vamos a tu habitación! —murmuró entre dientes sujetando mi brazo y arrebaté mi brazo de su agarre con fuerza.
—Quiero el divorcio y regresar a mi país—exclamé.
—¿Quién es esta mujer? —el señor mayor se puso de pie, al parecer él era el jefe.
—Soy su esposa, señor por favor ayúdame a irme de aquí, no me gusta este país ni su religión ni su cultura, ni sus tradiciones, solo quiero divorciarme y volver a mi país. ¡Estoy aquí contra mi voluntad! —grité y pude ver los ojos de irritación de ese sujeto que fue capaz de levantar la mano para pegarme, cerré los ojos con miedo pero el golpe nunca llegó y cuando logré abrirlos la mano de mi esposo sostenía con rabia y enojo la de ese sujeto.
—Cuidado con lo que quiere hacer—exclamó Ares enojado bajando con fuerza la mano del señor y los otros cuatro se pusieron de pie.
—Has desafiado a nuestro Dios trayendo una extranjera irrespetuosa a nuestra tierra y haciéndola tu esposa...
—Señor diaculpe a mi hijo—el padre de Ares pidió juntando las manos y bajando la cabeza como gesto de respeto.
—Las ofensas a nuestro Dios y a nuestra cultura no se perdonan—dijo el sujeto enojado mientras Ares se puso frente a mí—Somos los mensajeros de Dios y no dejaremos impune la falta de respeto de su hijo de ahora en adelante todo lo malo que suceda en su familia será tu culpa—señaló a Ares antes de marcharse y los ojos de reclamo de mi esposo se quedaron fijos en mí. La otra esposa de mi marido lejos de querer ayudarme a escapar quería hacer que mi esposo y su familia se enojaran conmigo y lo había logrado. Ahora si estaba en un grave problema...