Keylan:
Vi a Ares entrar en la habitación, era tarde en la noche y todo mi cuerpo tembló, el hombre que una vez amé me causaba repudio y me hacía temerle completamente.
—Key podemos hablar—pronunció con aparente calma.
—¿Me vas a dejar ir? —cuestioné cerrando el libro que tenía en mis manos con brusquedad pues estaba tan nerviosa que se me dificultaba actuar normalmente. Sabía cual era la respuesta a mi pregunta aún así tenía la tonta esperanza de que en algún momento se diera cuenta de todo el daño que me estaba haciendo y me dejara libre.
—Key te amo. —fue tan cínico de decir.
—No me amas ni amas a nadie. Vives en un país donde las mujeres no pueden hablar, ni pensar, ni contradecir a sus esposos y aquí me tienes encerrada, siendo común, igual a todos—reproché intentándolo hacer entrar en razón con la ligera esperanza de que el hombre que alguna vez amé apareciera y me despertara de esta pesadilla. Pero no había nadie allí para salvarme, no estaba el hombre del que me enamoré, ni mis padres, ni mi hermano, ni siquiera sabía a donde ir por ayuda, si había algún centro policial cerca o si iban a escucharme si lograba huir. Es que ni siquiera tenía idea con certeza de en qué lugar me encontraba exactamente. Pues ya él me había confirmado que incluso me mintió con el nombre de su ciudad.
—Eres el ser más bajo que conozco, me tienes encerrada, prisionera. Ya no quiero nada de ti, nada de ti me gusta—grité enojada y sus ojos se llenaron de rabia..
—Voy a demostrarte que estás equivocada—me haló hacia él por la cintura besándome con fuerza sin detenerse aunque intentara apartarlo.
—No puedes obligarme a estar contigo—grité asustada, cada parte de mi cuerpo temblaba.
—Eres mi mujer, no hay nada que me lo prohíba —habló con autoridad rasgando mi vestido completamente y dejando mi cuerpo desnudo completamente.
—¡Suéltame! ¡No quiero estar contigo! —grité asustada mientras me empujó hacia atrás haciéndome quedar acostada en la cama, sujetó mis dos manos por encima de mi cabeza con una de las suyas, yo forcejeé resistiéndome, pero era en vano, era mucho más fuerte que yo. Con la otra mano sostuvo mi rostro y lo besó, también chupó mi cuello, iba a gritar pero estaba en un momento de pánico y mi voz no salía.
—Suéltame por favor—fui capaz de murmurar con la voz quebrada cuando sentí su miembro duro rosar mi cuerpo, él seguía con toda su ropa puesta, pero se lograba sentir a través de esta. Mis palabras casi inaudibles fueron acompañadas de un montón de lágrimas que corrieron por mis mejillas. Mi corazón se quebró, mi dignidad estaba deshecha. Él me miró y sin más me soltó y se puso de pie.
—¡Mira lo que casi me obligas a hacer! ¡¿Así es como quieres las cosas?! —me gritó enojado como si la culpa absoluta de todo lo que estaba ocurriendo fuera mía. Caminó hacia la salida, tiró la puerta y salió de allí. Yo me quedé tendida en la cama llorando, sin poder moverme, sin poder siquiera levantarme. No me violó, no llegó a abusar sexualmente de mí , sin embargo, me hizo sentir baja y sucia, que no valía nada. Me senté en la cama llorando y abracé con mis brazos mis rodillas. Ares había sobrepasado todos mis límites, le había humillado de la peor forma, el amor que sentía por él en ese momento se esfumó completamente. Solo tenía algo claro: el día que me marchara de ese maldito lugar le iba a faltar vida para encontrarme de nuevo. El perdón no era una opción, no después de haberme hecho sentir tan miserable.
Hola, ya dejaré programado el capítulo de mañana. ¿Qué creen chicas por mucho que cambie Ares creen que merezca alguna vez el perdón de Key? El amor soporta los problemas pero no el maltrato, las infidelidades y las faltas de respeto... Las estaré leyendo