Athena
Extrañe mucho esta ciudad y lo bella que es, pero ya estoy en casa y estoy dispuesta a quedarme. Es el primer pensamiento que se me viene a la mente cuando despierto. Es sábado y aún es temprano para ir por Xenia, así que aprovecho para ordenar la casa y hornear algo. La pastelería ha sido siempre un escape para mí, me ayuda cuando estoy estresada, cuando no me siento con muchos ánimos o cuando mis pensamientos son demasiado confusos como en este caso.
Mis postres no son perfectos, la decoración no es mi fuerte, pero quedan deliciosos. Hoy me decanto por una torta de banano con chispas de chocolate, una combinación que puede ser un tanto extraña y, sin embargo, deliciosa.
Cuando es casi hora de almuerzo y con mi torta fría y desmoldada, tomo mi auto y conduzco hasta que llego a la casa de mis padres. Veo como Xenia le está indicando algunas cosas a mi madre, ambas están en el jardín quitando la maleza que rodea las plantas y siempre me he preguntado de donde sacó ella esa pasión por la naturaleza, mi madre cuida de su jardín, pero no de forma tan apasionada como mi hija.
—Y esta requiere que le eches agua con más frecuencia. — escucho que explica.
— ¿Y esta otra? — pregunta mamá.
—No, esa es más resistente. — responde segura.
Mi padre las mira desde la entrada y me acerco a él para saludarlo.
— ¿Cómo estás, mi niña? — me da un abrazo.
—Bien, padre. — respondo. — ¿Cómo están ustedes? — cuestiono.
—Bien, tu pequeña es un ángel. — halaga.
—Lo es. — afirmo.
Xenia corre y me abraza cuando me ve, está toda llena de tierra y aun así no me importa. Amo a mi hija con todo mi corazón y la pureza que ella desprende me hace querer ser mejor persona cada día.
— ¿Cómo te fue anoche, mami? — me pregunta.
—Me fue muy bien, llegué temprano a casa. — le hago saber que cumplí mi promesa.
—Me alegra mucho, debes cuidarte. — me regaña.
—Claro que sí, señorita. — acaricio su cabeza mientras la veo correr donde su abuela.
Saludo a mi madre y entre las dos preparamos el almuerzo, algo sencillo y fresco debido al calor que hace hoy y cuando está todo listo salimos a comer al patio trasero. Tenemos una conversación ligera mientras comemos y cuando terminamos Xenia se va a jugar y yo aprovecho el momento para hablar con mis padres.
—¿Sabían que Darius está en coma? — suelto la pregunta.
—No, no quisimos saber nada de esa familia. — responde mi padre porque mi madre parece estar en shock.
— ¿Qué pasó con él? — pregunta cuando se recupera.
—Deo me siguió a casa cuando salí del evento, él se casará. Me pidió perdón y se extrañó cuando pregunté por su hermano. — empiezo a relatar desde el principio. —Al parecer, tuvo un accidente de auto cinco años atrás. Fue imprudente al conducir y chocó contra un poste de energía, el impacto fue tan grande que se rompió varios huesos, pero la peor parte se la llevó su cabeza.
>>Desde entonces, le indujeron el coma para que la hinchazón cediera, cuando bajó tuvieron la esperanza de que despertara, pero no lo ha hecho. — termino de contar lo que me dijo Deo.
Confieso que me dolió mucho escuchar lo que le pasó, no importa lo mal que se comportó conmigo, Darius fue importante en mi vida y el fruto del amor que una vez sentí por él sigue conmigo. Me dolió ver como las lágrimas caían por los ojos de Deo, eran muy unidos y sé cuánto se amaban.
Lastimosamente, la vida se encarga de darnos lecciones después de hacer cosas malas y algunas son más dolorosas que otras. A Darius le ha costado cinco años de su vida.
—¿Le dirás a su familia que tienes una hija? — pregunta mi madre.
—Siendo honesta, no estoy segura. Darius y Deo me repudiaron cuando supieron que estaba embarazada, y aunque fue hace mucho tiempo, todavía guardo rencor en mi corazón. — soy humana después de todo.
—Yo te aconsejo que no lo hagas, al menos no todavía. Xenia es una niña maravillosa y no merece que la traten mal o no la quiera. — expresa mi padre.
Esa fue otra de las posibilidades que contemplé. ¿Es conveniente hablarles de su existencia? Xenia ha sido mía desde que nació, su padre y tío no la quisieron en su momento y no sé si lo hagan ahora. Mi niña no ha pedido saber nada de su padre y por ello no le he hablado de él.