La noche era un lienzo negro salpicado de estrellas, pero en el corazón de Erynn, el encuentro con Kael dejaba una chispa que no podía ignorar. Durante días, intentó concentrarse en sus deberes, pero su mente volvía una y otra vez al enigma que representaba aquel hombre atrapado en las sombras.
El susurro del bosque seguía resonando en sus sueños, siempre llamándola por su nombre, siempre envolviendo a Kael en un halo de misterio. ¿Qué era aquello que la conectaba con él? ¿Por qué su presencia despertaba en ella no miedo, sino una inexplicable mezcla de compasión y curiosidad?
El mensaje oculto
Una tarde, mientras revisaba documentos en la biblioteca del castillo, Erynn encontró un manuscrito antiguo que hablaba del Bosque Oscuro. Estaba en un rincón olvidado, cubierto de polvo, como si el tiempo lo hubiera relegado al olvido. En él se mencionaban leyendas sobre una maldición que afectaba a un príncipe.
Según el texto, aquel príncipe había sido traicionado por alguien que amaba profundamente. Desesperado por recuperar aquello que había perdido, buscó el poder en una entidad oscura que le prometió fuerza y venganza, pero a cambio lo privó de su humanidad. El precio fue más alto de lo que él imaginó, y su alma quedó atrapada en un ciclo de odio y soledad.
Erynn sintió un escalofrío. Las palabras parecían describir a Kael con precisión, pero el manuscrito no terminaba ahí. Hablaba también de una marca, un símbolo que conectaba al maldito con su única posibilidad de redención.
Cuando Erynn leyó más, notó algo familiar: una descripción de la marca como un patrón de luz, similar al reflejo del sol sobre el agua, que podía aparecer en aquellos que estaban destinados a romper la maldición. Cerró los ojos y recordó las noches en las que la luz de la luna parecía danzar en su piel. ¿Podría ser ella la portadora de esa marca?
Una decisión peligrosa
Esa noche, la princesa no pudo dormir. Las palabras del manuscrito la atormentaban. Si era cierto que Kael estaba atrapado por algo más grande que su voluntad, entonces quizás había una razón por la que su corazón la empujaba hacia él.
Antes de que el amanecer pudiera disuadirla, tomó un abrigo, una linterna y partió hacia el bosque. Esta vez, no permitiría que las sombras la rechazaran. Si Kael no venía a ella, entonces ella lo encontraría.
El Bosque Oscuro estaba más lúgubre que la última vez. Los árboles parecían susurrar entre ellos, y la brisa fría la envolvía como un recordatorio de que estaba cruzando límites prohibidos. Sin embargo, Erynn avanzó con determinación, guiada por una extraña energía que parecía atraerla más profundamente hacia las sombras.
—Eres obstinada, princesa.
La voz de Kael surgió de la oscuridad, grave y llena de irritación. Erynn se detuvo en seco, girándose hacia la fuente del sonido. Allí estaba él, emergiendo entre las sombras como un depredador, su figura alta y amenazante, pero con un aire de melancolía que no podía ocultar.
—Te dije que no volvieras.
—Y yo te dije que mi corazón me guía —respondió Erynn con calma, mirándolo directamente a los ojos—. No puedo ignorarlo, Kael. No puedo ignorarte.
Él gruñó, sus ojos ardían con una mezcla de frustración y algo que no podía identificar.
—¿Por qué insistes? No tienes idea de lo que soy ni del peligro que represento.
—Tal vez no lo sé todo, pero quiero entenderlo. Creo que hay más en ti de lo que dejas ver.
Kael retrocedió, sus manos temblaban levemente mientras luchaba contra un impulso desconocido. Nadie había hablado de él con tanta sinceridad desde que había perdido todo lo que amaba.
—Si supieras lo que he hecho, no estarías aquí.
Erynn avanzó un paso, su voz firme pero llena de compasión.
—Entonces cuéntamelo. Déjame decidir si debo quedarme o irme.
El silencio cayó entre ellos, denso como una tormenta. Kael la observó largamente, sus ojos rojos escrutándola como si intentara descifrar algo que no entendía. Finalmente, habló, su tono bajo y cargado de dolor.
—Fui traicionado por alguien a quien amaba. La ira y la desesperación me cegaron, y busqué un poder que no comprendía. Ahora, ese poder me consume. Cada día, siento cómo la oscuridad me reclama más. No hay redención para alguien como yo.
Erynn extendió una mano hacia él, un gesto tan simple pero cargado de significado.
—Quizás no puedas verlo, pero yo sí. Hay algo en ti que aún no ha sido consumido. Si no, no me habrías dejado con vida.
Kael la miró, desconcertado. Nadie jamás había desafiado su condena de esa manera. Nadie había creído en él, y mucho menos intentado salvarlo.
Una conexión inesperada
El bosque pareció responder a sus palabras. Las sombras se arremolinaron alrededor de ellos, como si algo mayor estuviera tomando forma. Kael retrocedió, su respiración agitada mientras luchaba contra la energía que comenzaba a rodearlo.
—Vete, ahora —gruñó, pero su voz sonaba más como una súplica que una orden.
—No —respondió Erynn, firme—. No voy a abandonarte.
En ese instante, la luz de la luna se filtró a través de las copas de los árboles, iluminando a Erynn. Su piel brilló con una tenue radiancia, y un patrón similar a una marca comenzó a formarse en su brazo derecho, brillando como el fuego.
Kael la miró con los ojos abiertos de par en par, reconociendo el símbolo al instante.
—Tú... eres la portadora...
La conexión entre ellos se profundizó en ese momento, como si una fuerza invisible los atara. Kael sintió una chispa de algo que no había experimentado en siglos: esperanza.
Pero junto a esa esperanza, también llegó un terrible presagio.
—Si permaneces aquí, ambos estaremos en peligro. Ellos vendrán por ti ahora que saben quién eres.
—¿Ellos? —preguntó Erynn, confundida.
Kael desvió la mirada, su mandíbula tensa.
—Las mismas fuerzas que me maldijeron. Ahora te buscarán a ti, porque eres la única que puede deshacer lo que hicieron.
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desprecio y rechazo, amor y nuevos comienzos, desafiando al destino
Editado: 02.03.2025