Amando entre verdades [saga: Sin verdades – Libro #3]

*Capítulo cinco: "La curiosidad de Aika"

La paz perdida en un naufragio, provocado por la tormenta de los lamentos traslucidos que un antaño muy cercano mojaron la entera y fantasía de sus sueños, iniciaría un nuevo y prolongado reinado en cuanto sus tupidas pestañas, frondosas y ennegrecida por el pánico, aletearan al brillante amanecer de cristal que le susurraría al oído que todo mutaría en un utópico universo donde el dolor era parte de las pesadillas; al menos, esa infantil petición era su próximo propósito a alcanzar. La puerta de la desilusión se cerraría ante la urgencia del desasosiego concluido; siendo desplazado por el viento de sus palabras a un reducido rincón frio y sin compañía.

Quizá era una quimera más, tal vez todo resultaría siendo una mentira de la cual no querría salir; pero mantenerse alejada del peor amor del que era víctima, la ayudaría a florecer una calma que nunca antes disfrutó.

Las intenciones desfallecieron entre las páginas de las breves palabras de cortesía, bien escenificada, que intercambió con la mujer que interceptó su destino, con la precisión de un misil y la destrucción de un arma de guerra. La mayor parte de sus alegrías se esfumaron en una incómoda charla que se extendió más de lo conveniente para ambas; la chica de mirar confundido por sus emociones, descubrió que Aika era una mujer muy hermosa e inteligente; al menos, para Yuu, era muy notoria las cualidades que resaltaban en ella, semejante al estallido de millones de estrellas al mismo tiempo. Y apartando los celos de su cielo gris, la muchachita advirtió que sus posibilidades de ganarle resultarían siendo nulas.

—No me gusta ir con rodeos —manifestó Aika, cruzando los brazos sobre su pecho y demostrando que la oscuridad de sus ojos negros inspiraba un conflicto con el poderío de arrebatarle la quietud de la esperanza—. Sé que eres muy importante para Siwon y quiero que sepas que yo también lo fui en el pasado —sentenció restándole protagonismo a su anterior proemio.

—Disculpe —y era en ese tipo de situación que la madurez casi inexistente de Yuu la dejaba refulgiendo como una mujer con el tino de controlar los arrebatos que de vez en cuando la dejaban al filo del ridículo—, está confundiendo nuestro trato —prosiguió levantando el mentón con dignidad—. Además, creo que eso no tiene nada que ver con lo que estábamos charlando.

—Por supuesto que no, querida —Aika no buscaba ser grosera con Yuu, ni siquiera le interesa su minúscula vida; sencillamente sentía curiosidad por esa niña que le robó sin previo aviso, el tesoro invaluable que dejó en el olvido por pura vanidad de lujos y belleza—, solo quería decírtelo para que comprendas el motivo por el cual me acerqué a ti —expresó para no crear un disturbio innecesario. Aika era del tipo de persona que creaba un incendio forestar y luego se hallaba en la labor de apagarlo con una sola gota de agua—. Es que hoy mientras almorzábamos, platicamos de muchas cosas y saliste tú en el tema de conversación.

—¿Fueron a comer juntos?

—Sí —afirmó Aika, con la inocencia que ningún ser humano habría creído que tenía. A pesar de que había dado ese detalle insignificante para explicar algunas cosas, Aika no contaba que la madurez de Yuu, en la mayoría de escenarios, era eclipsada por su nivel tóxico de inmadurez.

Siwon, se acercó a toda velocidad al percatarse que las dos mujeres que tuvieron su corazón en distintos momentos de su vida, interactuaban. Su objetivo en la mira fue detener la respuesta de Aika; sin embargo, cuando llegó hasta ella supo que su intervención tardía no serviría más que para avivar las llamas. Con solo ver la expresión desfigurada presente en cada rasgo fácil de su querida niña, le bastó para comprender que acababa de ganarse un problema gigantesco en sus, ya complicadas, relaciones personales.

—Bueno, señora Aika —el calificativo otorgado le pegó en el corazón con una crudeza que hizo que abriera la boca con asombro—. Como el señor Choi ya está aquí para hacerle compañía, yo me retiro. Tenga una linda estadía —le deseó, mientras que en el fondo anhelaba no volver jamás en los años que le restaban de vida—, con permiso —Yuu hizo una ligera reverencia y prosiguió su camino para entregar los documentos que aun llevaba en las manos.

Luego de asesinar a Aika con la mirada un par de veces, Siwon fue detrás de Yuu para intentar explicarle como habían sucedido las cosas en el almuerzo que no planificó y ni al que estuvo feliz de asistir; y aunque la llamó varias veces por su nombre completo, ella no le prestó atención y siguió avanzando hasta la oficina donde debía dejar los documentos.

Tras la recepción de los documentos, la joven se dispuso a ir de nuevo a la oficina de su jefe. Yuu soltó un gritito de sorpresa al ver que la Siwon esperaba, con el rostro entre enojado y suplicante, Siempre manteniendo un perfil alto y una elegancia que la hacía derretirse. Pidiendo a todas las entidades milenarias que le obsequiaran la fuerza para no encandilarse con ese hombre, ella pasó justo por delante de él, fingiendo de modo muy estúpido, que no lo veía.

—No malinterpretes las cosas —Siwon corrió detrás de la mujer que lo hacia comportase como un niño y la tomó de la muñeca mientras Yuu intentaba desaparecer por uno de los pasillos del Coure Giem—. Aika y yo solo somos buenos amigos.

—No tiene por qué darme explicaciones, señor Choi —costándole cada respiración, ella adoptó la frialdad imposible de imitar, manteniendo una sonrisa conquistadora que hizo que Siwon se petrificara en contradicción—. Sus relaciones personales no deben serle explicadas a una simple empleada como yo.




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