Capítulo 6

RAISA

No sé qué hora es ni hacia dónde me dirijo, tan solo tomo un atajo en el cual dos hombres inesperadamente salen desde las sombras, obstaculizándome el paso.

Mi corazón es una bomba a punto de estallar.

—Hola preciosa, ¿te apetece pasar un buen rato? —dice uno.

No consigo ver sus rostros, usan capuchas.

—Solo quiero pasar. —Apenas consigo escuchar mi propia voz. Estoy temblando.

—Vamos princesa, solo queremos divertirnos. —El otro avanza hacia mí, pero entonces un rayo parte el cielo en compañía de una fuerte brisa, iluminándolo todo. El estruendo es tan fuerte que me aturde durante los siguientes segundos, y entre el brillo cegador que todavía perdura en el ambiente veo el asfalto despedazado, como si hubiera recibido la entrada de un meteorito.

Con miedo desplazo la mirada a la figura borrosa que yace justo encima del suelo fracturado, desplazándose rápidamente y de un lado a otro cual fotografía a blanco y negro.

Uno de los hombres sale impulsado de la imagen y su espalda golpea un contenedor de basura con violencia. Dentro del mismo segundo el otro no tarda en unírsele.

Inhalo y exhalo con fuerza.

Están inconscientes… Y en menos de cinco segundos.

Me cuesta creerlo.

Con los ojos muy abiertos lentamente volteo hacia el extraño que, puedo asumir con certeza, fue el causante de semejante destrozo.

Aparenta mi edad.

Es alto, atlético y tiene la piel pálida. Su cabello castaño rojizo cobra vida gracias a la brisa de la madrugada que lo alborota todavía más, balanceándolo sobre su intimidante mirada grisácea. Tiene un tatuaje en el brazo el cual parece tener la forma de una espada, un piercing en el labio inferior, viste camiseta blanca, jean negro con cadenas que cuelgan, botines y, además, el detalle que no puede pasar por desapercibido ante mis ojos: un par de inmensas e impresionantes alas negras que nacen en su espalda y se extienden hacia lo alto.

¿Pero qué cosa es?

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