Amando lo prohibido

Capitulo 14

     ~La propuesta y confesiones~

 

 

  Nora Arellano

   Los días se me han pasado volando entre la universidad y el trabajo. Estos dos meses después de lo que me sucedió en aquella fiesta mi amistad con Issa se ha vuelto muy distante, yo trato de arreglar las cosas de que todo vuelva a ser igual pero no lo consigo. Cuando yo le digo que salgamos a un lugar ella dice que tiene que hacer cosas y mi alejamiento con ella me ha acercado mucho a Marc. Las tardes de películas con ella ahora son con el. Y no se el porque, pero su acercamiento de alguna forma me da miedo y no lo digo por el, sino por mi, porque yo me estoy empezando a confundir.

   Pienso cosas que no debo, como por ejemplo: cogerlo de la mano, dormir a su lado, o ¿Como se sentirá besarlo? Estas cosas me dan miedo. No se que hacer.

   —Adiós, Nora —se despide Jennifer.

   —Eh, adiós, Jenni.

   Suspiro y guardo mi uniforme en mi casillero. Lo cierro y cojo mi mochila para salir.

   —Adiós —me despido de Javier ya cuando me encuentro en la cocina.

   Salgo a la acera y veo hacia todos los lados, mi mirada se detiene en un auto negro que se encuentra estacionado frente a la cafetería y sonrió al ver de quién es. Marc se baja y me sonríe, se ve muy bien con lo que trae puesto, su vestimenta consiste en: una cazadora negra, una camisa blanca, unos pantalones negros y en unos vans negros con blanco. Ya se le ha hecho costumbre venir por mi a la cafetería.

    —Hola —pone una mano en mi cintura y me da beso en la mejilla.

   —Hola —el aún tiene su mano en mi cintura y sin pensarlo mi mano ya está sobre su hombro.

   —¿Cómo te fue hoy? —se separa de mi.

   —Muy bien gracias, ¿Y a ti? ¿Cómo estuvo tu día?

   —Mi tarde fue un poco estresante, pero creo que mi noche está mejorando.

   Sonrió, no se el porque pero siempre que estoy con el tengo una sonrisa tonta.

   —¿Te puedo invitar a un lugar? —esa pregunta me sorprendió, ya que estos días no me pregunta simplemente me dice "iremos a un lugar".

   —¿A dónde?

   —Esta tarde vi un hermoso restaurante a las afueras de la ciudad, es pequeño, sencillo, pero elegante —llegamos al coche y se recarga en el—. Pensé en llevarte está noche a cenar ahí.

   —Pero necesito arreglarme —examino mi vestimenta—. No estoy preparada para la ocasión.

   Sonríe y coje un mechón de mi cabello rebelde y lo pone detrás de mi oreja.

   —Asi luces genial.

   Nuestras miradas se encuentran y giro mi mirada rápidamente para otro lado. No se que decir, «Nuca sabes nada, Nora» pienso. El carraspea y consigue llamar toda mi atención.

   —¿Vamos?

   Dudo unos instantes antes de asentir. Sonríe y nos subimos al coche.

   El trayecto es en silencio, lo único que se escucha en el auto es la radio. La música es buena, ya me he vuelto fan de la música de piano, él escucha de esa.

   Media hora después nos encontramos en un lugar precioso. Cómo lo dijo él, es pequeño, sencillo, pero elegante y hermoso.

   Los meseros se comportan de una manera muy amable, lo que más me sorprende es que nos llevan a una mesa que está alejada de todas las demás. Esta en la terraza, y tiene una vista muchísimo más preciosa aún. Estoy completamente segura de que mi cara debe de ser todo un poema.

   —¿Te gusta?

   —Si.

   Tomamos asiento y esperamos a que nos atiendan. Minutos mas tarde ya estamos disfrutando de los deliciosos platillos de este lugar. Mientras cenamos Marc me platica que tiene que en estas vacaciones tiene pensado viajar con sus tios. Eso en cierto modo me afecta, ¿Por que? Porque ya me he acostumbrado tanto a el que si el se va me sentire muy sola, ya he perdido a Issa y no quiero perderlo a el. 

   Los meseros nos traen nuestro postre, en estos momentos ya no he pronunciado ninguna palabra desde que me dijo que se va a ir de viaje. Es que me duele tenerlo lejos que no tengo nada que decirle. 

   Yo solo disfruto de mi volcan de dulce de leche y Marc me platica sobre sus tios mientras disfruta su fondant de chocolate. 

   —¿Te gusta?

   —Si —es la primera palabra que pronuncio despues de un largo tiempo. 

   —Te dije que te encantaría. 

   Sonrió y asiento. El me contempla en silencio y pensativo creo que ya se ha dado cuenta de mi silencio. 

   —Nora, se que hace dos meses y medio que nos conocemos y me agrada tu compañía —deja de comer y me coge de la mano—. Hoy quiero proponerte algo.

   En estos segundos todo mi cuerpo está temblando.

   —¿Que? —quería sonar tranquila, pero mi voz me traicionó.

   —Las vacaciones ya están aquí y sabes que yo me iré a Monterrey, mis tíos estos instantes se encuentran en California y saben que yo quiero ir a Monterrey y ya todos estarán ahí antes de que yo llegue.

   «Entonces sí, te iras. Por algun momento pense que no» No pienso decirle, ni mucho menos decirle que yo no quiero que se vaya.

   —Eso es bueno, ¿No?

   —Claro que si, lo es, hace mucho tiempo que no los veo —suspira y se queda en silencio—. Pero tampoco no quiero alejarme de ti.

   Mi expresión es neutra estoy tranquila, pero por dentro estoy gritando como una loca desquiciada.

   —Vamos directo al grano —me mira serio—. ¿Quieres pasar estas vacaciones conmigo en Monterrey?

   Solté todo el aire que no sabía qué está conteniendo y solo me quedé mirándolo sin decir nada, no sabía qué decir, esto me tomo por sorpresa.

   —No te pido que sea todo el mes, sino que algunos días o un par de semanas.

   —No, no se que... que decir —por fin ¡Por fin! Logro hablar y no digo nada coherente. 

   —Piénsalo, no me digas ahora, pero por favor piénsalo —sus ojitos lindos me piden a gritos que acepte, pero no sé.




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