Amando lo prohibido

Capitulo 18

   

«¿Aceptas?»  

 

 

Nora Arellano 

 

 

Paso por octava vez las manos por mi vestido y vuelvo a ver mi reflejo en el espejo, no me siento cómoda con el vestido. Sin embargo, debo de estar presentable para convivir con su familia. Se que ya es tarde y eso debí de haberlo hecho al llegar, pero quería estar cómoda en el avión y Marc no me dejo cambiarme, dijo que me veía bien. 

Aliso mi cabello y después me siento al borde de la cama para ponerme las sandalias, estas son de plataforma y con color negro, el vestido es blanco con estampado de flores. Debo de admitir que no me reconozco, siento que soy otra persona, en pocas palabras esta no soy yo. Jamás me había arreglado tanto.   

Termino de ponerme las sandalias y alguien toca la puerta, me levanto rápidamente para ir a abrir. Abro la puerta y me encuentro con un guapísimo Marc, el lleva una camisa azul rey y un pantalón blanco. Sonrió nerviosa al ver que me recorre de pies a cabeza. 

— ¿Qué tal? —pregunto mientras me hago a un lado para dejarlo pasar.   

— Te ves —se gira para quedar frente a mi —, hermosa, preciosa, en pocas palabras: estas perfecta.   

Siento mis mejillas calientes y sé que en este instante debo de estar roja como un tomate.   

— No exageres —desvió mi mirada a otro lugar de la habitación —. Tu sí que te ves demasiado bien.   

—No exagero, tu si —su mirada se encuentra con la mía y sonríe —. ¿Vamos?   

Respiro profundo y asiento, en unos cuantos minutos lo voy a volver a ver. 

Al llegar al jardín trasero veo que en el medio de este hay una enorme piscina la cual alrededor tiene unas cuantas tumbonas.   

Todas las chicas, menos Brianna, están ayudando a poner la mesa o ayudando con la carne asada. Brianna esta recostada en una tumbona con el celular. Al parecer ella no me recuerda y eso lo agradezco en verdad, creo que Anne tampoco me reconoce.   

Veo que Paulina está teniendo problemas con algunas cosas, así que decido acercarme para ayudarle. Marc se va con sus tíos para platicar, ellos están haciendo la carne asada.   

—¿Necesitas ayuda? —pregunto nada más al llegar a ella.   

—¿Me puedes ayudar a llevar estas cosas a la cocina? —señala una bandeja que contiene una jarra de jugo y vasos — por favor.   

Asiento y cojo la bandeja entre mis manos, sin embargo, antes de darme la vuelta escucho una voz a mis espaldas:   

—Hola —escucho de repente la voz de David, lo que provoca que se me resbale la bandeja de las manos.   

—Nora, ¿Estas bien? —me pregunta Paulina.   

Observo aturdida el desastre que acabo de causar, el jugo esta esparcido por toda la mesa y la jarra se ha hecho tizas al igual que los vasos. Y como no, mi vestido este todo manchado.   

—Si, si, lo estoy —hablo demasiado rápido y siento que me falta el aire.   

Me agacho para recoger los vidrios de los vasos rotos y en menos de cinco minutos toda la familia está a mi alrededor lo cual me pone aún más nerviosa, trato de recogerlos rápido, pero es un grave error, ya que al hacerlo me hago unas pequeñas cortadas en los dedos. Marc se da cuenta y coje mis manos entre las suyas.   

—Lo... lo siento, no fue mi intención.   

—No te preocupes cariño, en unos momentos limpiamos esto —trata de tranquilizarme Roció.   

—Yo puedo hacerlo —insisto.   

—Ve con Marc.   

Me levanto para irme y mi mirada se encuentra con la de David, el me observa con una mirada confundida, pero a la vez preocupada. Dejo de verlo y me voy de ahí con Marc.   

Esto de acostumbrarme a su presencia me va a costar, y me costara demasiado.   

 

 

*** 

 

 

Marc termina de curar mis heridas y me dirijo a mi habitación a cambiarme la ropa, él no ha mencionado palabra alguna de lo sucedido. Se perfectamente que él sabe por qué mi reacción y si quiero que todo entre él y yo vaya bien tengo que tranquilizarme frente a David.   

Ya me he cambiado el vestido y ahora me he decidido por unos jeans blancos, un crop top color coral y me quedo con las sandalias de plataforma.  

Al salir de la habitación me encuentro con Marc, él está recargado en la pared de al frente, sus ojos están cerrados y tiene sus manos en los bolsillos de su pantalón. Al verlo siento la necesidad de disculparme con él. 

—Hola —susurro, él abre solo abre los ojos, pero no cambia su posición—. Lo siento. 

Muerdo mi labio inferior y juego con mis manos. 

—¿Por qué? 

—No lo sé —delineo mi ceja con un dedo—, por todo. 

Ladea su cabeza y saca las manos de sus bolsillos, y las posa en sobre mis hombros.  

—No tienes que disculparte por nada. 

—Claro que sí. 

—Olvidemos eso, no ha pasado nada, ¿Okey? 

Me abraza y ya no digo nada más, solo disfruto de su cercanía y de su agradable aroma. Él tampoco dice nada. Deja de abrazarme y me coje de la mano para salir de ahí. 

Cuando llegamos al jardín ahora veo que ya todos están sentados apunto de comer. Todos nos voltean a ver y yo quiero desaparecer, estoy que me muero de la vergüenza. Quiero disculparme, pero las palabras se me atoran en la garganta y no puedo pronunciar palabra alguna. 

—Tomen asiento, ¿Que esperan? 

Marc y yo negamos con la cabeza y sonreímos. Nos sentamos enfrente de Anne y Ashley, David y Paulina están muy lejos de mí y eso me tranquiliza.   

—Cuéntanos de ti, Nora, me interesa mucho conocerte —la emoción en la voz de Rocío es notable. 

Me encojo de hombros y sonrió, no sé qué platicarle, nada de mi vida es interesante. 

—¿Que estudias? —esta vez me pregunta Sara. 

—Administración de empresas. 

—Eso suena muy interesante —me habla por primera vez Ronald— ¿En qué universidad estudias? 

—En la iberoamericana. 

—Buena opción. 

Durante toda la comida me hicieron preguntas de una y otra cosa. No me gire a ver a David en ningún momento, pero sabía que su mirada estaba puesta en mi en todo segundo. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.