Amando lo prohibido

Capitulo 25

~Tiene que ser mentira~ 


Nota de autora: prepárense para lo que viene, porque vamos a derramar alguna lágrima y también agarre se para el final, porque nadie se lo espera, ni yo jaja na yo sí. 
Ya no me entretengo más. Espero les guste, las amo ♡♡.

 

Nora Arellano

 

Salgo de la cocina y me dirijo a la sala de estar, aún con el corazón latiendome con fuerza. Aún puedo sentir la cercanía de David. He trato de alejarlo, pero no puedo, siempre ocurre algo que hace que esté cerca de mi.

Llegó a la puerta y trato de tranquilizarme, doy largas respiración y cuando estoy apunto de entrar me encuentro con Marc.  El esta hablando por teléfono, lo aleja un poco para susurrurme que ahorita regresa. Dejo de respirar cuando me da un beso en la frente, jamás había hecho eso y sentí un cosquilleo en el abdomen.  

Entro en la sala y las chicas se acercan corriendo hacia mi.

—¿Que te ha dicho? —pregunta Paulina.

«Creeme que no quieres saberlo» pienso y siento que se me hacen nudo las tripas, me siento muy rara al estar cerca de ella.

—Dinos por favor —me coge por los hombros Ashley—, ¿Que te ha dicho?

—El... —esperen, tampoco sé si ha aceptado—. Ha dicho que si.

Se quedan boquiabierta con lo que he dicho, al igual que yo. No se porque lo dije si no estoy segura. Bueno tiene que aceptarlo aunque lo obligue.

—Dijo que si —repite Anne aún confundida.

Las tres se ven entre sí y yo las veo a ellas, parecen estar en shock. Espero tranquila una respuesta y me sobresalto cuando empiezan a brincar y a celebrar. Quiero escaparme cuando me abrazan entre las tres.

—Chicas ¡Chicas! —grito cuando siento ahogarme.

—Lo sentimos —dicen las tres apenadas.

Niego con la cabeza para quitarle importancia y cada una vuelve a su posición inicial. Yo me siento sola en uno de los sofá, Paulina en otro y las dos chicas juntas.

Estoy tan concentrada en la película que no me doy cuenta cuando David entrar en la sala. Sino es hasta que escucho una risita de Paulina. Los veo de reojo y veo que ella tiene sus pies encima de las piernas de David. Disimuladamente volteó hacia ellos y David tiene su mano sobre su cintura y al parecer le está picando las costillas. Vuelvo a sentir lo de hace unos minutos, siento que se me hacen nudo las tripas.

Dejo de darles importancia, pero al parecer ellos no dejarán ver en silencio la película ya que aún siguen escuchandose las risitas de Paulina. Pongo los ojos en blanco y me giro completamente dándoles la espalda.

En ese momento llega Marc y sonrió cuando el se acerca a mi, no puedo evitar ver a David el cual pone los ojos en blanco cuando Marc se sienta a mi lado y pone su brazo encima de mis hombros. Me remuevo hasta que  estoy recargada en su pecho.

«Nora deja de estar pensando en David y céntrate en Marc. Por el amor de dios» me riñe la vocecita de mi cabeza y muevo la cabaze de un lado a otro para dejar de pensar en ello.

—¿Estás bien?

—Si, si.

Asiento rápidamente y dejó de ver a David.

Las chicas piden una pizza y la cena transcurre entre risas. Todos la están pasando bomba, solo yo no. La sonrisa se me borró cuando David dijo que Paulina estaría pasando las noches aquí, sentí como si me hubiera dado un golpe en el estómago.

—¿Cuántas noches estarás aquí? —pregunta Anne.

—No lo sé, David me ha pedido que esté con él.

—Claro primo, si eso a ti no te molesta —recalca la última palabra mientras sus ojos se encuentran con los míos.

—No hay ningún problema, nos alegra tenerte aquí.

Me dedica una sonrisa de lado y dejó de verlo, su actitud me ha molestado, «¿Su actitud o que Paulina esté cerca de él?» cuestión mi subconsciente y quiero abofetearme mentalmente por aquella estupidez, que ahora dudo en saber que es lo que me molesta.


   ***

El viernes transcurre tranquilo y sin un mar de emociones para mí.

Pase todo el día con Marc, fuimos al cine y a algún lugar a comer. Lo más importante para mí fue cuando salimos a dar una vuelta por la ciudad, el me cogió de la mano y sentí muy bonito, el es amor, es ternura. Marc es la clase de chico que toda chica quiere.

Pero que no todas merecemos.

Ya es sábado por la noche, las chicas han ido a no se dónde y yo preferí quedarme con Marc en casa. Lo malo es que Brianna también está aquí y cada cinco segundos me fulmina con la mirada. No es que no quiera que este en casa, sino que me estresa su actitud.

Marc anda de un lado a otro, pidió pizza y no se porque tanta, también mando surtir el pequeño bar que tiene en casa.

—Todo listo —dijo al llegar a mi lado en la cocina.

—¿Que es todo esto? —pregunte llevándome un vaso de jugo a la boca.

—Los chicos están por llegar.

Me giro a verlo confundida, ¿Que chicos?

—Catalina, Daisy, Alfredo.

—¿Que? ¿Y por qué no me dijiste nada?

Me sobre salte a lo que ha dicho y como no si yo me encuentro en pijama y la pijama es de abejitas. Ya se que es ridícula, pero me encanta, es muy cómoda.

—No lo sé —se encoje de hombros.

—Me hubieras dicho para arreglarme y no estar así —me señaló.

—Asi, ¿Cómo?

—En pijama.

Dejo el vaso en la mesa y camino hacia la puerta para irme a cambiar.

—Te ves hermosa —dice divertido.

—Me veo ridícula —digo antes de salir.

Llegó a la habitación y me dirijo al clóset, no se que ponerme. Optó por unos jeans negros con una blusa blanca de tirantes que compre el jueves con las chicas. Encima me pongo una chaqueta negra y escojo unos vans negros.

Me suelto el cabello y defino las ondas, no uso maquillaje. Duraría horas intentando hacerme el delineado, se podrían imaginar cuánto duraría en todo el rostro.




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