Amando lo prohibido

Capitulo 26

 

Maraton 1/3 

 

Nota: ¿Preparadas? Para lo que se viene :) , espero les guste.

 Una cosa más,  por favor lean la nota que dejo al final 🙁 

~ ¿Me arrepiento? ~ 

 

Nora Arellano. 

 

Abro los ojos y los vuelvo a cerrar intentando acostumbrarme a la luz. Los rayos del sol se cuelan por la ventana y me impiden poder abrirlos. 

Cuando por fin puedo ver con claridad y sin molestias trato de reconocer la habitación en donde me encuentro. Las enormes ventanas cubiertas por cortinas blancas, los estantes de libros que se encuentran a su lado, algunos sofás azules, no se me hacen para nada familiares. Entonces a mi mente llegan imágenes de la noche anterior.  

Abruptamente me doy la vuelta y quedo apoyada sobre mis antebrazos. Me quedo perpleja viendo quien se encuentra a mi lado.  

Mierda, mierda, ¿Qué he hecho?  

Salgo de la cama de un salto. Cojo una de las sábanas y envuelvo mi cuerpo desnudo con ella. Con una de mis manos sostengo la sabana y con mi mano libre quito el cabello que se pega a mi rostro. Cientos de imágenes, de cosas, de pensamientos llegan a mi mente y me están poniendo super nerviosa. Quiero cuanto antes irme de allí, si David se despierta no podría enfrentarlo, no sabría que decir.  

Termino vestirme y me camino a la salida. Antes de cruzar me doy media vuelta para verlo por última vez. Siento una opresión en mi pecho y siento que me falta el aire. En otros momentos estaría tan feliz de haber pasado la noche con él, y no preocupada y sintiéndome culpable por ello. Él se ve tan... adorable, esta recostado sobre su espalda y una de sus manos esta sobre su regazo, una sábana cubre la mitad de su cuerpo. Su otra mano está por encima de su cabeza y algunos mechones de cabello se pegan a su frente. Sus largas pestañas rosan sus pómulos. No hace ningún movimiento, solo respira profundamente haciendo que su pecho subiera y bajara sin cesar. 

Podría quedarme todo el día e incluso toda la vida admirándolo mientras él duerme. Quisiera quedarme a su lado, abrazada a su cuerpo y disfrutar de su cercanía, pero hay algo que me hace cuestionarme, sobre todo, ¿El realmente siente lo mismo?, ¿estuvo conmigo porque así lo quería o solo porque se le dio la oportunidad?, ¿sintió algo cuando lo hicimos al igual que yo?, ¿dónde quedo Marc?  

Muevo mi cabeza de un lado a otro. Esas preguntas terminaron con toda la magia que había llegado a sentir. Y más la última que prosiguió dando vueltas en mi cabeza una y mil veces más. 

La cabaña está muy alejada de la casa así que este camino me sentara bien. Estoy echa todo un lio, como desde que llegue aquí. Veo a lo lejos la casa y la imagen de Marc de ayer por la noche llega a mi cabeza. Me detengo abruptamente y quiero abofetearme por lo que he hecho. Es por él, por Marc, que me niego a sentir algo por David. A admitir que lo que sucedió anoche fue maravilloso y tan lindo para mí.  Pero, aunque me cueste aceptarlo; todo eso sucedió porque los dos estábamos en un momento de debilidad y nos entregamos por dolor, por rencor, por venganza. La verdad no sé qué le sucedió a David, pero por las únicas palaras que dijo me puedo imaginar que no es nada bueno.  

Si Marc me trajo aquí, es porque los dos compartimos un sentimiento, o bueno eso era lo que yo creía. Y es que, en ese instante, cuando el me lo propuso, estaba tan segura de lo sentía por él y de que David estaba en el olvido. Ahora me doy cuenta de que jamás fue así.  

Entro a la casa y pego mi espalda a la puerta. Como quisiera que todo fuera mentira y que estas dos semanas solo fueran un mal sueño. Mi cabeza es un remolino de pensamientos. No tengo idea de que hacer y menos con lo que ha sucedido, mi atracción por David es más fuerte de lo que creía. No puedo mantenerme alejada del mientras este aquí.  

Con muy poco animo subo las escaleras para llegar a la habitación. Dejo el tema de David a un lado y me centro en el tema de Issa y de Marc. Muchas preguntas me invaden de repente, hay tantas cosas que quiero saber. 

Abro la puerta de la habitación y me quedo pasmada al ver quien se encuentra en ella. Marc está sentado al borde de la cama y tiene sus codos posados sobre sus rodillas en las palmas descansa su rostro. Su mirada esta fija en el suelo. Quiero retroceder e irme de allí, pero no puedo. Mis pies no responden, es como si estuvieran clavados al suelo. Marc nota mi presencia y ya es menos probable huir.  

No dice nada, solo me observa de pies a cabeza, espero que me diga algo y no lo hace. Me observa confundido, con el ceño ligeramente fruncido. Sus labios están entre abiertos, pero no se digna a decir algo. Espero que diga algo, lo que sea, pero no.  

Entonces sentí todas las emociones recorrerme el cuerpo al mismo tiempo. Sin embargo, la que permaneció en mi fue: la furia. Pero a la vez sentía la culpa por lo que pasó con David. Quería pedirle perdón, pero también quería explicaciones. 

—¿Por qué jamás me lo dijiste? —pregunte sin poder evitarlo. 

—Nora, yo... 

—¿Quiero saberlo Marc? ¿Quiero saber que sucedió esa noche? ¿Quiero saber por qué no la delataste? ¿Quiero saber todo? 

—No sabía cómo decirlo —habla por fin. 

—¿Nunca pensabas hablar? 

Se queda en silencio. Odio que haga eso, que prefiera guardar silencio a decirme todo, a decirme la verdad. Siento la furia avivarse dentro de mí, que me quema, que me lástima con cada respiración. Necesito sacarlo. Necesito hablar de esto, necesito sacar esto antes de explotar y que todo se complique cada vez más. 

—Respóndeme, ¿Jamás pensabas decirme? 

—Ayer quería decirlo, pero no puede. Los chicos y ella lo impidieron. 

Recuerdo que en la cocina él iba a decirme algo y que también cuando iba a ir por Issa. 




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