Amando lo prohibido

Capítulo 33

~¿Sientes algo por ella?~
 


Nora Arellano 



 

   —No —murmuro. Al ver qué Marc no realiza ningún movimiento me imagino que no me ha escuchado, así que me aclaro la garganta y hablo nuevamente: — No, no siento nada por él.

Aunque hablara un poco más fuerte el sigue sin verme o sin realizar ningún movimiento y eso es lo que más odio y que me desespera. El parecer que hablo sola.

—No siento nada por él —repetí nuevamente y mi subconsciente me gritaba: eres una puta mentirosa—, David es algo de mi pasado y ahí es a donde pertenece.

No me imaginaba decirle algo así. Es que decírselo a él es tan raro, es algo que nunca imaginé hacer, quisiera no hacerlo, pero la realidad es está; aquí yo negando sentimientos por alguien a la persona que quiero y que me ayudo a salir del vacío en el cual me encontraba, no imaginaba que en algún momento llegaría a ocultarle un secreto que sé que lo lastimara.

No digo nada más y simplemente lo observó en silencio. El solo mantiene su mirada puesta sobre el escritorio. Suspiro y es en ese momento donde Marc eleva su mirada me observa fijamente a los ojos, no encuentro palabras para describir lo que hay en ellos. Porque es una combinación de, ¿furia, tristeza, rencor?

Trago saliva y espero a que diga algo. Pero no, solo sus ojos se clavan en mí y siento la necesidad de apartar la mirada. Jugueteo con mis manos y aparato la mirada sin poder mantenerle el contacto visual, entonces en ese momento lo escucho resoplar.

—Nora, solo quiero... —nuevamente se queda callado y de reojo veo que pasa una de sus manos por su rostro —, quiero saber si tu sigues sintiendo algo por David.

—Creo que no debería de importarte si siento algo por David o no —que mierdas estaba diciendo—, si tú te has encargado de hacerme sentir nada aquí.

Regreso mi mirada a él y veo que su ceño esta severamente fruncido.

—¿Quieres la verdad, Marc? —coloco mis manos en el respaldo de la silla y la sujeto con fuerza—, la verdad es que no siento nada por David. Sabes lo que es estar frente a la persona que quieres y que él te pregunto tus sentimientos sin mostrar un poco de empatía hacia ti.

No sabía lo que decía, ni siquiera entendía que me estaba pasando. Lo único que sabía era que tenía que hablar, tenía que decir lo que me estaba guardando hasta ese momento.

Su cara denotaba confusión y claro que lo entendí porque yo estaba igual.

—Nora...

—¿A qué juegas Marc? —mi subconsciente me gritaba que me callara, que en un momento me arrepentiría. Pero algo dentro de mí me decía que no, que hablara y no siguiera callando, que no merezco esto—, explícame las reglas de tu juego porque yo también quiero ganar.

—No estoy jugando a nada Nora —rodea el escritorio para poder quedar cerca de mi —, solo quiero saber porque has cambiado demasiado desde que hemos llegado aquí.

¿Qué? ¿Había escuchado bien? La culpa era mía.

—¿Como puedes decir eso? —me acerco a él y lo señalo con mi dedo índice —, como puedes decir que yo he cambiado si desde que hemos llegado aquí tú lo único que has hecho es apartarme de ti.

No podía negarlo, la rabia y las ganas de llorar se estaban apoderando de mí.

—¡Me has tratado como una basura! —siento mis mejillas calientes y mi vista se nubla —, cada vez que intento estar cerca de ti me alejas porque Brianna está ahí o porque no tienes tiempo o porque estas pasando por un mal momento.

Aunque demuestre coraje ante él, estoy completamente destruida por dentro, siento que todo se está rompiendo.

Que alguien termine con esto por favor, que alguien me regrese a hace un mes donde yo era feliz, donde él y yo estábamos bien. Por favor, quiero que esto se termine porque duele, duele mucho.

—Brianna no tiene...

—No tiene nada que ver —termino por el —, ella nunca tiene nada que ver, aunque sabes que ella es la causante de que me trates así.

Retrocede un par de pasos y baja la mirada.

—¿Sientes algo por ella? —pregunto con la voz entrecortada.

El silencio se adueña de la habitación. El permanece con la mirada clavada en el suelo mientras que yo lo observo con las mejillas húmedas, con el corazón acelerado y con mis manos temblando, esperando por su respuesta.

Entre abro mis labios para hablar, pero soy interrumpida por el sonido proveniente de su móvil que le avisa que le han llegado mensajes. Veo que lo coge entre sus manos y se queda viendo la pantalla un par de segundos antes de salir corriendo.

Escucho que la puerta se cierra con fuerza y me dejó caer en una de las sillas que se encuentran frente a mí y me echó a llorar. Coloco mis manos sobre el escritorio y entierro mi rostro entre ellos. Me siento una idiota y una cobarde. Porque lo soy, soy lo peor.

Pude haberle dicho todo y debí de haberlo hecho, debí decirle la verdad. Pero no lo hice, me a cobarde en el último momento. Y lo único que hice fue mentirle una vez más y echarle en cara como me ha tratado.

Después de unos cuantos minutos limpio mis mejillas con el dorso de mi mano y doy largas respiraciones para poder dejar de llorar. Ya no quiero esto, ya no quiero seguirle mintiendo, pero ahora no sé cómo salir, tengo miedo y no quiero ganarme el odio de Marc, ni de nadie aquí.

Respiro profundo un par de veces y con las yemas de mis dedos masajeo mis sienes, mi cabeza duele y ya no quiero seguir con esto.

Tendré que llenarme de valentía y hacerle frente a Marc, porque ni él ni yo merecemos que sigamos con esto, esto que ni siquiera sé que es.

Si el siente algo por Brianna como yo por David, será mejor que me vaya y desaparezca de su vida, por el bien de los dos.

Los gritos que se escuchan en el pasillo me sacan de mis pensamientos.

Me quedo inmóvil tratando de entender los gritos que proviene del pasillo, pero no entiendo nada, solo sé que una de las voces que se escucha es de Marc y si no me equivoco la otra es de Brianna.




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