Amando lo prohibido

Capitulo 35

~Una segunda oportunidad~  

Cancion: Entra en mi vida - Sin bandera

       

    Antes de que pudiera hacer alguna otra pregunta las chicas salieron de la habitación dejándome sola para que pudiera cambiarme. El vestido y el conjunto íntimo se encuentran sobre la cama. Los observó pensativa. No sabía si debería usarlo o no, podía imaginarme lo que me esperaba y, aunque ahora lo niego, siempre estuve esperando algo parecido. Pero no estaba segura de que sería el momento.

Estaba a punto de guardar todo y devolverlo con las chicas, sin embargo, el sonido proveniente de mi celular, que avisa que ha llegado un mensaje, me detiene.

Desconocido: Nora, por favor.

Apagó el celular y lo coloco debajo de la almohada. No quiero saber de él.

Dejo caer la toalla quedando desnuda y me empiezo a vestir. Me acerco al espejo cuando ya me he puesto el conjunto y veo que me queda muy bien. Poco a poco he ido aprendiendo a amar mi cuerpo y puedo decir que ahora me encuentro mejor que siempre.

Me pongo el vestido y después me maquillo un poco, y acomodo mi cabello.

Al salir bajo a la sala para encontrarme con las chicas, las cuales al llegar me ponen una venda en los ojos.

—El camino es largo así que no desesperes —me informa Ashley antes de salir de casa.

El aire fresco de la noche golpea ligeramente mi cabello pegando este a mi cara. Ashley y Catalina me sostienen de los brazos. No digo nada mientras caminamos hacia el lugar a dónde me llevan. Tampoco pongo atención en lo que dicen.

Mi mente se centra en la pregunta de, ¿por qué David quería verme con tanta urgencia? ¿Qué quería decirme? La idea de soltarme del agarre de las chicas y darme media vuelta para buscarlo, pasa por mi mente, pero, por más que lo deseara, debía olvidarme de eso, no debía pensar más en lo que David tenga por decirme. Por más que quisiera saberlo, por todo lo que me dijo Paulina debía olvidarme por completo de lo que alguna vez sentí por él.

No sé cuantos minutos llevamos caminando, pero mi cabeza no deja de dar vueltas sobre lo que está pasando y no se realmente si estoy haciendo bien aceptando esto.

Las chicas me sacan de mis pensamientos cuando se detienen abruptamente. Ahora que nos hemos detenido, me doy cuenta de la melodía que proviene de algún lado. Suspiro al darme cuenta de que es una canción romántica.

—Te dejaremos aquí —me informa Ashley —, pero aún no puedes quitarte la venda.

—Está bien.

—Suerte —murmura Anne antes de alejarse de mí.

Simplemente asiento con la cabeza y sonrió.

Me abrazo a mí misma sintiendo mi cuerpo temblar, no sé si es porque la noche está un poco fresca o por los nervios que invaden mi cuerpo.

Siento un escalofrió recorrerme el cuerpo cuando siento a alguien detrás de mí y cuando siento que me quitan la venda de los ojos. Tardo un par de segundos en abrir los ojos. Al hacerlo parpadeo un par de veces sorprendida, veo que me encuentro frente a la cabaña, esa cabaña donde aquella noche David y yo estuvimos juntos. Recuerdos llegan a mí en solo unos segundos, recuerdo cuando lo volví a besar por segunda vez, recuerdo sus manos aferrarse a mi cintura, recuerdo sus labios ansiosos sobre los míos y recuerdo cuando su piel rozaba mi piel, cómo sus manos acariciaban cada parte de mi cuerpo y cada segundo nuestro cuerpo exigía el cuerpo del otro.

Siento que mi pecho se oprime al recordar todo aquello y saber que estoy obligada a olvidarme por completo de eso. Porque eso jamás debió de haber sucedido.

—¿Te gusta? —cierro los ojos al escuchar la voz de Marc a mis espaldas.

Respiro profundo e intento borrar aquellos recuerdos de mi mente. Por estar sumida en mis pensamientos no me percate de que hay un camino de velas y rosas hasta llegar a la puerta de la cabaña. Por un momento desee que quién me hubiera traído aquí fuera David.

—Es lindo —susurro cuando Marc se posa a mi lado.

Trato de sonreír cuando Marc me sonríe.

El me ve esperando a que diga algo más, pero hay tantas cosas que no puedo hacerlo, solo me centro en escuchar la canción que no se de donde proviene y de ver todo a mi alrededor.

—¿A qué viene todo esto Marc? —eso era lo primero que quería saber.

La sonrisa que adorna sus labios, desaparece.

—No quiero que te alejes de mi —murmura.

—¿No quieres que me aleje de ti porque Brianna ya no está aquí o solo porque así lo deseas? —las palabras salieron de mi boca sin pensarlo.

—No, no es por Brianna, nada es por ella.

—El último día que ella estuvo aquí me echaste de casa, lo recuerdas.

Cierra los ojos y pasa una de sus manos por su nuca.

—No quiero que te vayas —muerde su labio inferior —, nunca lo he querido. Se que para ti en estos momentos es difícil volver a creer en mí y lo entiendo. Me he equivocado y sé que te he lastimado, pero créeme que jamás ha sido con la intención de hacerlo.

—Pero lo hiciste.

Deja caer su mano a su lado y se pone frente a mí.

—Y, ¿esta vez será como las pasadas? —frunce el ceño, confundido—. Me pedirás perdón, dirás que no quieres que me aleje de ti, me llevarás a cenar y después me olvidas y te alejas de mi como si tuviera alguna enfermedad contagiosa.

—No, Nora las cosas ya no serán así —agacho la cabeza. No sé qué hacer. Coge mi rostro entre sus manos y me obliga a verlo—. No quiero que te sientas presionada, si decides irte está bien. Lo entiendo, me alejaré de ti completamente porque sé que no mereces lo cabron que he sido contigo. Pero —suelta una risita sin nada de gracia—, espero que me des una segunda oportunidad. Déjame enmendar todo el daño que hice.

No digo nada y cierro los ojos. Por más que esté molesta con él o que mis sentimientos sean un remolino. Yo aún sigo sintiendo algo de cariño por él. Recuerdo cuando lo conocí, recuerdo nuestros días juntos y todo se complica cuando también recuerdo los últimos días.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.