Amando lo prohibido

Capitulo 37

~Si tu te alejas de ella, yo me alejare de el~

Nora Arellano 

 

Senti la cama hundirse a mi lado y en ese mismo instante siento una respiracion acariciarme el rostro, segundos despues unos labios rosan mi frente. Antes de alarmarme el aroma de Marc llega a mis fosas nasales.  

Entre abro los ojos con dificultad.  

—Shhh —me cuesta mantener los ojos abiertos por la luz que se cuela por la ventana, asi que vuelvo a cerrar los ojos —, sigue durmiendo Nora, yo ahora vuelvo.  

Asenti con la cabeza y lo senti alejarse, segundos despues escuche la puerta cerrarse y volvi a caer dormida.  

    No se cuanto tiempo he dormido de mas, pero por ahora es lo que me apetese, me cubro de pies a cabeza cuando escucho un sonido proveniente de mi celular indicando mensajes nuevos. No me interesa en absoluto saber quién es.   

    Resoplo cuando no deja de sonar. Entonces recuerdo la llamada de mi madre anoche y me levanto tan rápido que mi cabeza duele. Parpadeo un par de veces al encender el celular. Maldigo en voz baja cuando veo que los mensajes no son de mi mamá, sino que son de David.  

    Desconocido: Necesito verte.  

    Desconocido: Te veo en la cabaña.  

    Desconocido: No tardes.  

    Desconocido: Oh si prefieres iré a buscarte a la habitación de Marc.  

    Desconocido: Sin importarme nada.  

    Desconocido: Tú decides.  

    Desconocido: Te estaré esperando por diez minutos, aquí en la cabaña.  

     Apagó el celular y me dejó caer nuevamente en la cama. Cierro los ojos. No iré. No creo que el sea tan capaz de venir a buscarme aquí. Abro los ojos de golpe. El sí es capaz de venir a buscarme, aunque Marc no está, no quiero que las chicas lo vean entrar aquí y se imaginen cosas que no.  

    Sin muchos ánimos me pongo de pie y cojo busco mis zapatos y mi vestido para salir de la habitación e ir a la mía para cambiarme. Al llegar me quitó rápido la ropa de Marc quedando en ropa interior y entro al baño, abro la llave y me meto debajo del agua. Suspiro al sentir el agua fría sobre mi cuerpo. Salgo del baño y me dirijo al closet, saco una sudadera y un pans, busco mis deportivas, me visto, cojo una goma para el cabello y me hago un moño.  

    Sin más preámbulos salgo de la habitación. Al salir de casa siento el aire fresco golpear mi cuerpo. Me abrazo a mí misma y a grandes zancadas me dirijo a la cabaña.  

    En el camino me encuentro a David, lo fulminó con la mirada y paso por un lado de el sin tomarlo en cuenta. El muy idiota si pensaba en ir a buscarme. Al llegar abro la puerta de golpe y me adentro. Espero a que llegue.  

    —Nos levantamos de malas —dice con una sonrisa ladina.  

    —Ni siquiera he dormido —sonrió para mis adentros al ver qué la sonrisa se borra de sus labios y su mandíbula se tensa, prosigo molestándolo: —, Marc no me dejó dormir. Ya te puedes imaginar.  

    —No me interesa en absoluto saber sobre eso.  

     — Creía que si —encarne una ceja.  

    —Pues no —su mirada molesta es sustituida por un brillo de picardía —, aunque me imagino que no la pasaste mejor con el que conmigo.  

     Pongo los ojos en blanco y me cruzo de manos. Debi imaginar que el haria ese tipo de comentarios. 

    —¿De qué quieres hablar? —pregunto mientras me dirijo a la cocina. Necesito un vaso de agua, hoy me apetece beber mucha agua. 

    Escucho sus pasos detrás de mí.  

    —Sabes, aún recuerdo aquella noche. En este lugar.  

    Le doy la espalda y llevo el vaso de agua a mis labios. Ignorando cada una de sus palabras, porque no solo él es quien recuerda esa noche. Y odio eso, porque esa maldita noche resuena en mi cabeza con más fuerza que la noche que pase aquí con Marc.  Porque, mierda, no puedo borrar todo lo que siento por David, por más que lo intente el sigue ahí.  

    Y tenerlo cerca es un verdadero martirio.  

    —Tengo que irme —dejo el vaso sobre la encimera y me doy la vuelta. El esta recargado sobre el marco de la puerta.  

    —Veo que tú también lo recuerdas —una sonrisa ladina aparece en sus labios.      

    —No recuerdo nada —respondo con indiferencia.  

    —¿No? —encarna una ceja —, me es muy fácil leerte, Nora —me cruzo de brazos tratando de ocultar los nervios. Doy un largo suspiro para regular mi respiración —. Te has puesto muy nerviosa. 

   —Déjame en paz —dejo caer las manos a mis costados y trato de pasarle por un lado para irme, aunque eso no fue así. David se puso enfrente de mí.  

   —No te dejare ir, no esta vez.  

   Lo tengo tan cerca que me obligo a echar mi cabeza hacia atrás para poder verle. Sus ojos pasan de los míos a mis labios y eso provoca que mi respiración se acelere un poco más. Él se mantiene inmóvil frente a mí y la idea de tocarlo y de que el me toque a mí se hace presente, se hace presente el deseo de estar una vez más con él. Joder, quisiera besarlo, acariciar su cuerpo, sentirlo y...  

    Cierro los ojos cuando mis pensamientos se ven interrumpidos por los rostros de Marc y de Paulina. Ellos son esa barrera que se encuentra entre David y yo.  

    Doy un par de pasos para atrás.  

    —Necesitamos hablar —masculla cerrando los ojos.  

    —No, tengo que irme —le paso por un lado —, no tenemos que hablar de nada.  

    Me sentía aturdida por todo lo que sentía y por todas las cosas que recordaba en estos momentos asi que necesitaba salir de ahí.  

    —Nora ¡Por dios! ¿Podemos hablar?  

     No respondo nada y prosigo caminando. No quiero, ni me interesa hablar con él. Lo único que quiero es que él se mantenga alejado de mí. Pongo la mano en la manija de la puerta y antes de poder abrirla para salir, alguien, o mejor dicho David, me lo impide pasando una mano por encima de mis hombros y recargándola en la puerta para impedir que esta se abra.  




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