Amándote para siempre

Capítulo 3: Iker

—¿A la chica no le interesa la herencia? ¿Le dijiste cuánto dinero sacaría si te vende la mitad de la empresa?

—No, pero le di a entender cuanto sería y utilicé su punto débil, su hijo.

—Te has puesto a pensar que sucedería si ella va a la empresa, le gusta estar ahí y decide no venderte su parte, sino asumir su papel.

Bebo un poco de agua para calmar la sed.

—No, no es una posibilidad. Ella tiene la meta de abrir su propio negocio, no se dé que y no me importa. Le guarda demasiado rencor a mi padre. Si acepta, es por su hijo.

»Además creo que está un poco pirada. Habla con Dios.

—¿Cómo qué habla con Dios?

—Sí, mira al techo y habla con él como si estuviera ahí. Así como Jennifer habla con el fantasma de tu esposa muerta.

Mi amigo ríe.

—Jennifer es consciente que no hay ningún fantasma, pero le gusta pensar que sí y la amo lo suficiente para seguirle la corriente. Si bien es complicado cuando el fantasma y ella se ponen en mi contra. Son dos contra uno. Ni hablar que Matilda siempre está del lado de sus madres.

—Yo pensaba que Jennifer era la que le faltaban los tornillos de la relación, ahora veo que a ti también. Ella y tú son tal para cual.

—Mucha gente cree en Dios y habla con él. No la juzgues por eso… ¿Qué quieres qué, Matilda? De ninguna manera.

—¿Qué te pidió tu hija?

—Me quiere pintar las uñas porque Ragnar dejó a su hija que le pintara las uñas.

Suelto una carcajada.

—Deja que te pinte aunque sea una uña, Tuck, hazla feliz. El azul combinaría con tus ojos.

Puedo imaginar a mi amigo poniendo los ojos en blanco.

Siento algo tibio en mi pierna y veo a un perro que acaba de orinarme y me mira con cara de satisfacción. No puede ser. El perro sale corriendo.

—¡Corre, cobarde, total no importa!

—¿Con quién estás peleando, Iker?

—Un perro cobarde que acaba de orinarme la pierna y salió huyendo—sacudo la pierna mientras mi amigo ríe—. Voy a dejar que tu hija te pinte las uñas y me iré a cambiar. Hoy me levanté con el pie izquierdo. Falta que una paloma bautice mi cabeza con su mierda.

—Eso te pasa por criticar a Aithana por hablar con Dios y a mi mujer con el fantasma de Lea.

—Bien. Te llamo luego.

Termino la llamada con mi amigo y me quedo observando el puerto sin importar que huela a orina de perro. Un lugar tranquilo para descansar. Y como si lo hubiera invocado, algo tibio cae sobre mi hombro y enseguida descubro que una paloma decidió bautizarme el hombro.

Genial. No volveré a hablar.

Saco el pañuelo, limpio el hombro, me quito la chaqueta y miro el cielo buscando a la paloma.

¿Acaso se cree sacerdote para darme la bendición con mierda? Por lo menos tuvo mala puntería y no me lo dio en la cabeza.

Me doy la vuelta para regresar al vehículo y me enfoco en llevar a Aithana a París.

Me gusta vivir en París, es una ciudad grande, pero no ruidosa como Nueva York o Londres. Está llena de historia y eso me gusta el doble.

Sin embargo, hacerse una escapada a un lugar tranquilo para despejar la mente y relajarse no está mal. De vez en cuando es sano hacerlo, cuando no te orina un perro y una paloma con mala puntería te bautiza sin tu consentimiento.  

Mi celular vuelve a sonar, respondo sin apartar la mirada del agua.

—Hola.

—Acepto y lo hago por mi hijo.

Dibujo una sonrisa.

—Me parece bien. Avisaré que tú y tu hijo se unen a mí en el viaje de regreso. Mañana salimos a las seis de la mañana.

—¿Qué? ¿Pretendes que deje todo y nos vayamos mañana contigo?

—Sí. Estamos contra reloj, pues me tomó más tiempo del esperado encontrarte. Te instalarás en mi casa o en un hotel o donde te sientas cómoda. Alcanza con que lleves tus cosas y la de tu hijo. Después de todo es solo unos meses. Ahora si tienes apego a algún mueble u objeto que no podemos llevar ahora, lo mandaré a buscar.

—No, necesito al menos dos días para organizarme.

—No tenemos tiempo.

—Haz tiempo. No me iré como una fugitiva que tuvo que huir.

—Aithana…

—No tengo nada más que decir. Dos días. Nos vemos, Iker.

Corta la llamada dejándome con la palabra en la boca.

Creo que no entiende que el mundo de los negocios no espera por cuestiones personales, mucho menos los inversionistas que están a la espera de saber que sucederá con la muebles Cannon.

Le marco al abogado, este responde de inmediato y lo pongo al tanto de la situación esperando que me pueda conceder dos días más.

—Iker…

—¿Cuál es la diferencia que la reunión de mañana se pase a dos días?



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En el texto hay: millonario, comedia humor, madre soltera

Editado: 13.02.2023

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