Amanecer de otoño

Capítulo Uno

Estoy sentada frente a mi computador. Ya llevo algunos capítulos escritos de mi nueva novela, pero justo hoy que tengo toda la noche por delante para escribir, me encuentro totalmente bloqueada.

Ya van al menos dos veces que me sucede en el último mes y me es totalmente inoportuno, ya que justo ahora estoy escribiendo una parte importante de la trama. Será imposible poder escribir algo, al menos por esta noche, así que mejor me pongo a hacer otra cosa.

Me levanto de mi escritorio y voy a la cocina por una copa de vino. Que es lo único que me relaja.

A veces quisiera ser alguna de las protagonistas de mis historias, chicas que lo tienen todo en la vida y no les falta nada. Algunas de ellas con buen empleo, otras, con un amor o incluso dos peleándose por ella... ¿Por qué mi vida no puede ser así? ¿Siempre tendré que plasmar en letras, lo que a mí me gustaría que me pasara?

Desde que el padre de mi hija Lucy, me dejó para irse con su amante, mi vida se ha puesto cuesta arriba. Aunque sé que problemas de dinero no tengo, aun así, él debiera hacerse presente y hasta el momento ni siquiera llama para saber de ella. Hace unas semanas, fue el tercer cumpleaños de mi princesa y Frank no vino ni llamó para saludarla. Fue la primera celebración de cumpleaños de Lucy, sin papá y para todos los invitados fue obvia su tristeza al no estar con él.

Todavía no entiendo qué gatilló a que Frank nos dejara, la única razón de peso que veo para que lo haga, es el gran culo que su "nueva chica" se gasta. Es sólo una niña. Con suerte llega a los veinte años. Así que empleo no tiene y vive con su mamá, ya que su padre la abandonó por ser un maldito alcohólico. Sí, lo sé, muy patético saber de la vida de quién me quitó a mi marido. Pero estoy en mi derecho de saber por quién me dejó.

No me doy cuenta y ya me estoy sirviendo la última copa de vino de la botella. Sin quererlo me pongo a llorar de la angustia, por la vida que estoy llevando. Hace ocho meses mi vida cambió y no hay día que sienta, que al despertar mi mañana será igual de mala que la anterior. Mi pequeña Lucy es la única que logra que deje de pensar en mi sufrimiento.

Tocan el timbre y con mucha desgana, pero apurada para que Lucy no se despierte voy hacia la puerta de mi departamento.

«¿Quién viene a molestar a estas horas?»

—¡¿Cómo está mi escritora favorita?! —Saluda mi hermana Pamela al entrar.

—Hola Pam, estoy agobiada, ¿y tú?

—Te respondo sobre mí después. ¿Qué te sucedió?

—Nada grave. —Le respondo, mientras vamos a la cocina a buscar una copa extra y una nueva botella de vino—. Sólo que es la tercera noche en el mes que logró acostar temprano a Lu y teniendo el tiempo a mi favor para escribir, me siento completamente bloqueada. —Nos dirigimos a la sala para conversar tranquilamente—. No he podido avanzar en el nuevo capítulo de la novela que escribo.

—¿Es la que deseas publicar en seis meses? —Consulta mientras le sirvo vino en su copa.

—Sí, "Amanecer de otoño".

—Es un bello nombre. Bueno, al menos tienes algo de tiempo para escribirla.

—Lo sé, aun así, mi intención es hacer una buena historia. Mis seguidoras confían en mí.

—Eso es porque eres buena en lo que haces. Cambiando de tema ¿te parece si mañana vamos a bailar? Así te distraes, además de que hace mucho no salimos juntas. Solo será salida de chicas. Dejamos a las niñas con Max, sabes que las adora. Lucy es su sobrina regalona.

—Es la única sobrina que tiene.

—Por lo mismo. Sabes que estará en buenas manos.

—No lo sé. Sabes que desde Frank se fue, no tengo ánimos de nada. —Doy un largo sorbo a mi copa, tratando de no pensar en nada, aunque sea por un instante.

—Vamos, Lauren. Lamento decirlo, porque sé que aún lo quieres. Pero sabemos que el idiota, no volverá. En todo este tiempo no se ha comunicado contigo y la verdad dudo que lo haga.

Por más que lo deseo, sé que mi hermana tiene razón. Hasta hoy, Frank no ha dado ninguna señal de vida. Y aunque deseo que él vuelva, tengo claro que eso ya no sucederá. Así que sin más, acepto la invitación de mi hermana.

—De acuerdo, Pam, me convenciste. Acepto salir a distraerme. Lo necesito.

—¡Qué bien, Lauren! ¡No te arrepentirás! —Deja su copa y agarra la mía para dejarla sobre la mesa de centro y me abraza—. Yo arreglo todo, solo preocúpate de arreglarte y estar lista mañana a las ocho de la tarde.

—Está bien. Dejaré todo en tus manos.

Luego de acordar la salida de mañana, seguimos conversando por cerca de una hora, hasta que se hace muy tarde y mi hermana debe volver a su casa. De seguro, Max ya se está preocupando porque Pam todavía no llega.

Nos despedimos y mi hermana me recuerda que volverá mañana a buscarme a las ocho de la tarde. Nos damos un abrazo y finalmente se va. Por mi parte, voy a la habitación de Lucy y me aseguro de que esté bien tapada. Le doy un beso en la frente y me voy a mi habitación. Cada vez que vengo a dormir, la cama se me hace gigante, pero será mejor que me vaya acostumbrando.

 

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