Amanecer de otoño

Capítulo Ocho

El trayecto a mi departamento se hace más corto de lo pensado, es como si ambos tuviéramos apuro de llegar. Miro de reojo a Logan mientras conduce y lo noto tan nervioso como yo. Estamos por llegar y me estoy sintiendo como toda una quinceañera cuando se enamora por primera vez. Tengo un cumulo de sensaciones que no logro definirlas con claridad. Eso sin contar que, además, tengo un poco de alcohol en la cabeza. Solo espero no volver a comportarme como lo hice aquella noche.

―Dobla a la derecha y en la tercera casa.

―De acuerdo. ―Hace lo que le digo y estaciona frente a mi hogar.

Se baja del auto y lo rodea abriendo mi puerta.

―Gracias. ―digo y le doy un beso en la mejilla.

―Si para recibir otro beso debo cargarte cual damisela, lo hago feliz. ―comenta riendo y me río también ante su comentario.

―Ya veremos. ―agrego coqueta.

Caminamos hasta la entrada y nos detenemos frente a la puerta mientras busco la llave. Justo ahora es cuando detesto traer tantas cosas en la cartera, ya que no la encuentro. Me comienzo a desesperar y de lo torpe se me cae al suelo.

Ambos nos agachamos y golpeamos la cabeza.

―¡Auch! ―decimos al mismo tiempo.

―Perdón, yo… solo quería ayudarte. ―dice Logan apenado, mientras agarro la llave con la mano libre.

―Descuida, la torpe he sido yo. ―Me ayuda a guardar mis cosas y a pararme de nuevo. Abro la puerta y entramos.

―Perdona el desorden, no me ha dado tiempo de ordenar. ―Luego de mirar a mi alrededor, de inmediato me arrepiento de haberlo invitado.

―No te preocupes, hay días en que mi casa está igual.

―Es lo difícil de ser padres solteros, mantener la casa en orden.

―Toda la razón.

―¿Quieres algo de beber? Tengo de todo.

―Vino estaría bien.

―De acuerdo, ya te la traigo, ponte cómodo en la sala.

Me estoy dando vuelta y me agarra el brazo girándome de sorpresa y me besa. Es un beso tierno y lleno de deseo, del que no me puedo resistir. No puedo negar que hace días deseaba probar sus labios. Me suelta y apoya su frente en la mía.

―No sé que traes, pero me tienes loco. ―confiesa mirándome a los ojos. Me siento imposibilitada de hablar, me ha dejado en total shock―. Solo quiero que sepas, que deseo seguir conociéndote.

―Y yo a ti, Logan. ―Es lo único que logro responder.

Me separo de él, le sonrío y voy a la cocina a buscar un par de copas y el vino, mientras él se sienta en el sofá.

Reviso la alacena, pero no encuentro ninguna botella de vino tinto, por lo que me decanto por el Sauvignon blanc que tengo en el refrigerador. La agarro junto a las dos copas que tengo siempre sobre la barra de la cocina y me encamino de regreso a la sala. Logan me ve llegar y sonríe.

Me siento a su lado y es él quien sirve las copas.

―Salud. ―dice y acerca su copa a la mía para brindar y ambos tomamos del frío líquido.

―Gracias por la invitación a cenar. Hace mucho que no salía. ―comento sincera.

―Para mí también fue especial, disfrute de la comida y la compañía. ―deja su copa sobre la mesa de centro y se acomoda en el sofá para quedar frente a mí―. Eres hermosa, Lauren. Me siento afortunado de conocerte. ―agrega acariciando el mechón de pelo que cae sobre mi rostro y lo acomoda sobre mi oreja izquierda.

―Gra―gracias. ―logro decir―. También me siento feliz de conocerte. Aunque no puedo negar que al principio tenía miedo.

―¿Miedo? ¿Por qué?

―Bueno… porque desde que sucedió lo del papá de mi hija, me sumí en una depresión, deseando que él volviera y no quería hacer nada. Gracias a mi hermana y mi cuñado, que tomé el valor de volver a disfrutar de la vida y ser yo misma.

―¡Y vaya que lo fuiste! ― comenta en tono burlón, haciendo que me avergüence de inmediato por no recordar lo sucedido la noche que supuestamente lo conocí.

―¡No es justo! Me avergüenza decirlo, pero no recuerdo nada, así que, para mí, es como si no te conociera aún. Algún día tendrás que contarme qué sucedió esa noche.

―Tú lo dijiste, algún día. ―me guiña el ojo―. Solo puedo decirte que estés tranquila, nada indebido sucedió.

―Eso espero. No suelo tomar tanto como para no recordar nada.

―Tranquila, todos tenemos una primera vez en algo.

―Sí, es verdad. Pero no puedo decir que me siento orgullosa de eso.

―Solo quiero agregar que me gustó verte esa noche. No por tu actuar sino, porque me hiciste olvidar lo que sucedió ese día por la mañana.

―Oh, vaya, ¿quieres contarme? ―Tomo otro sorbo de mi copa y Logan lo hace de la suya.

―No es nada grave, solo una discusión con la madre de Kendra. Habíamos tenido una cena familiar y de pronto, mi cuñada me sugiere que es momento de salir y rehacer mi vida, que no era válido seguir atado a un recuerdo que lamentablemente no volverá. Le comenté que tenía razón, solo que no me sentía del todo preparado en conocer a alguien, pero sí quería salir a divertirme y pasarlo bien. Eso, mi suegra lo tomó mal, insinuando que Kendra ya no me importaba. Le dije que sí, que aún lo hacía, pero que Kristen tenía razón. Eso la molestó más y me decía que era un malagradecido por todo lo que su hija hizo por mí, que no era forma de “pagarle”, olvidándola.




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