Llegamos a un precioso parque de juegos en el centro de la ciudad y los niños se divierten como nunca. Los observo y lo único que veo en ellos es una sonrisa y la alegría de compartir juntos.
―¿Todo bien? ―consulta Logan al llegar a mi lado, sentarse y entregarme el helado que le pedí.
―Todo está genial. Míralos como se divierten. ―los señalo con la mano―. Debo decirte que estás criando a un pequeño caballero. Cuando llegan a los columpios, Brian lo sostiene para que Lucy se siente y la empuja. ―doy una lamida a mi helado de cono y sonrío, sin decirle a Logan, me ha traído mi sabor favorito, frutilla.
―¿De verdad?
―Sí. Por lo que veo de ellos, me da la sensación de que no habrá problema alguno para nosotros, solo esperemos que lo tomen bien.
―Ya verás que sí. Debo confesarte algo.
―¿Qué es?
―A pesar de que nuestros hijos solo tienen tres años, son muy perspicaces. Ya he tenido algunas conversaciones de grandes con Brian. Hace no mucho tiempo, me notó un poco triste, porque era el día que Kendra estaba de cumpleaños y no pude evitar echarla de menos. Brian lo notó, se acercó y me comenzó a charlar sobre que me pasaba, fui sincero con él y le expliqué que ese día su mamá habría estado de celebración, me animó a que le festejemos al cielo y luego, me hizo una pregunta que me sorprendió.
―¿Qué te dijo? ―pregunto.
―Me consulto si me gustaría volver a estar con alguien. Le comenté que extrañaba a su mamá, pero que sí, que me gustaría volver a estar con alguna mujer para que me acompañe. ¿Sabes que me respondió?
―Ni idea. ―digo intrigada.
―Que estaría feliz de verme con alguien, para que así pueda tener una segunda mamá.
Logan dice eso y me quedo sin palabras, la verdad no lo esperaba. Sé que es solo un niño, pero por lo que ha vivido tiene mucho que decir, y ahora que estoy con su papá espero ser lo que él espera.
―Es un niño muy lindo, espero hacerlo sentir bien.
―Tengo la corazonada de que así será, ya lo verás.
Seguimos disfrutando de nuestros helados y charlamos de forma amena, cuando de pronto escucho a mi niña:
―¡Papi! ¡Papi! ―¿Qué? Veo hacia donde se dirige su mirada y aparece mi maldito fantasma. Es Frank, que observa a mi princesa y la llama. Ella como autómata, va tras él.
No puede ser, mis peores pesadillas, se comienzan a hacer realidad.
Me levanto y voy por ella, decidida a que no tenga ningún contacto con su padre. Considérenme mala, pero él fue quien cometió la falta al abandonarla, nunca la llamó ni la visitó y al igual que él su familia también se alejó, por lo que no es justo que ahora quiera hacer como si nada pasara.
Aún recuerdo los días en que Lucy lloraba y gritaba porque su papi no llegaba. Fue muy duro para mí verla así. Solo tiene tres años, pero sabe muy bien lo que sucede a su alrededor.
―¡Aléjate de mi hija! ―grito molesta.
―¿Qué? ―contesta Frank, una vez que llego a su lado y quedo frente a él, tomando a Lucy de la mano.
―¡Ya me escuchaste! Aléjate de ella. ―intenta acercarse, pero no lo permito.
―¿Disculpa? Soy su padre y tengo derecho.
―¿Derecho, dices? Eso lo perdiste el día que te fuiste detrás de esa… ―digo apuntando con mi cabeza a la persona que está a su lado―, agradece que no digo la palabra que mejor le calza, solo porque hay niños presentes.
―Eso no tiene nada que ver. Sigue siendo mi hija.
―¡No! Dejo de serlo el día que la abandonaste, no volviste por ella, ni a visitarla, mucho menos la llamaste el día de su cumpleaños.
―Lucy, nena. ―dice agachándose y queriendo hablarle para que sea ella quien se acerque―. ¿Quieres acercarte y saludar a papi?
Ella me mira y se me rompe el corazón. Sé lo mal que lo ha pasado desde que su papá se fue, pero estoy segura de que seguirá sufriendo si permito que vuelva a estar cerca de él.
Me agacho y le pido que vaya con Brian y Logan, que antes debo hablar con su papá de algo importante. No muy convencida me mira, mas me hace caso y se aleja de nosotros. Miro a Logan que se quedó al margen y me responde afirmativamente con la cabeza. Que alivio que puedo contar con él en este momento.
―Escúchame muy bien, Frank. ―Lo miro fijo a los ojos―. A Lucy no te vuelves a acercar, ella es mi hija y sé muy bien lo que es mejor para ella, por supuesto tú no eres parte de eso.
―Estás loca, Lauren. Tengo tanto derecho como tú, soy su padre.
―Lamentablemente sí, lo eres. Pero mientras yo viva, no volverás a estar cerca de ella. No tengo porqué decirte ni especificarte todo lo que sucedió con nosotros el día que decidiste marcharte con esta tipeja. ―La apunto con rabia.
―¡Con ella no te metas! ―contesta enojado.
―Me meto todo lo que yo quiera, porque gracias a ella, la vida de mi hija se derrumbó.
―¡No puedes quitármela! ―grita.
―Puedo y lo haré. Me aseguraré de que no vuelvas a verla. Lucy es mi hija y haré lo que esté a mi alcance para que no sufra como lo hizo por ti.