Una semana después...
Los días pasan lento y Lauren sigue en la misma situación. A diario desde su partida informo a Pam y Max sobre su estado. El tener a Lucy con ellos mientras su hermana se repone es lo único que la reconforta, lo malo es que cada tanto, pregunta por su madre y la pobre ya no sabe que decirle.
Por mi parte, ha sido difícil estar tantos días sin mi hijo, lo bueno es que cuento con la familia de su madre y todos comprenden la situación, incluyendo a mi pequeño.
Estoy llegando al hotel de regreso, estoy cansado y lo único que deseo es meterme en la cama y dormir, pero como hoy es viernes le prometí a mi hijo que le haría una videollamada para saludarlo.
En el transcurso de estos días pude también recuperar mi teléfono así que más que contento también por eso. Tenía muchas llamadas perdidas del trabajo, además de alguna de la directora del jardín de infantes. Tuve que seguir delegando el mando en mi socio, lo bueno es que la construcción sigue tal y como lo planeamos según los tiempos. A la directora la llamaré después.
Pam también me envío algunos portales de internet donde aparece la noticia de Lauren y lo sucedido. Como es una escritora de editorial es conocida en el mundo literario y más de alguna persona ha estado llamando a su número, en especial los de la editorial, deseando que se recupere pronto y comentándome que, debido a lo ocurrido aplazarán los plazos que tenían para lanzar su última novela. Que para ellos es más importante la salud de Lauren que las ventas de libros. Quede con ellos que los mantendré al tanto de su estado.
Abro la puerta de mi habitación y me poso sobre la cama, sacando mi teléfono del bolsillo de mi pantalón. Busco el contacto de Kristen y le marco. Al tener tono contestan y lo primero que veo en la pantalla es a Brian.
—¡Hola, campeón! ¿Cómo estás?
—¡Hola, papi! ¡Bien! He jugado toda la tarde con tía Kristen y el tío Roy.
—Qué bueno, hijo. Me alegro mucho.
—¿Cuándo vuelves, papá? Te extraño mucho. —Pone sus ojitos y expresión triste y siento como si se me partiera el corazón.
—Yo también, hijo, te extraño muchísimo, pero de momento no puedo volver aún.
—¿Tía Lauren todavía se siente mal? —pregunta con tono preocupado.
—Sí, campeón, pero los doctores la están ayudando para que se recupere pronto.
—Ojalá sea pronto, porque... ¿te cuento un secreto? —pregunta poniendo una de sus manos a un costado de la boca, como si fuera a contarme un secreto que nadie más puede oír.
—Claro, campeón, dime.
—¡La extraño mucho! Me cae muy bien.
—Y tú también a ella, hijo. Aunque no lo creas, te quiere mucho.
—¿De verdad? —abre sus ojos a más no poder, lo que me provoca una ternura enorme.
—Sí, campeón. Ella tiene un corazón enorme y estoy seguro de que ya te tiene en algún lugar especial en él. Te prometo que cuando despierte le diré que le mandas muchos besos y abrazos. ¿Te parece?
—¡Sí, sí! —Comienza a bailar de contento.
—Además, tengo otra cosa que contarte. Ayer hablé con Pam, la tía de Lucy y me dice que el lunes va a volver al jardín de infantes, así que podrás jugar con ella de nuevo.
Se levanta y empieza a saltar sobre la cama de alegría, lo que hace que me ría con él. En pequeños actos como este, me doy cuenta de lo mucho que aprecia a la pequeña y estoy seguro que mi campeón hará lo posible para que Lucy se sienta bien.
Seguimos hablando durante un rato de lo que ha hecho en la semana hasta que me toca despedirme de él.
Dejo el teléfono a un lado y agarro el de la habitación, por la hora aún la cocina está disponible, por lo que pido algo para comer en el cuarto. No tenía ganas de comer cuando llegue, pero hablar con Brian me abrió el apetito.
Enciendo la televisión y busco qué programa mirar mientras espero que llegue mi comida, que después de unos veinte minutos, por fin aparece.
Me acomodo sobre la cama con la bandeja en el costado y por fin encuentro algo que me llamé la atención.
Después de unos quince minutos, suena el teléfono de Lauren, es un número desconocido, pero según el código de área es de Newport, dubitativo decido contestar.
—¿Hola?
—Buenas noches, ¿hablo con Logan McLean?
—Sí, con él. ¿Quién llama?
—Habla con la enfermera Claire, del hospital. Le llamo por la señorita Lauren Collins.
—¿Sucedió algo? ¿Ella está bien?
—Su condición el día de hoy ha mejorado considerablemente y ha despertado.
—¿Me habla en serio? ¡Eso es genial!
—Ha estado pidiendo verlo a usted y a su hija, Lucy. Debido a su estado, fue derivada de habitación a una común.
—¡Fantástico! ¿Eso quiere decir que puedo ir a verla?
—Así es, pero recomiendo que sea mañana por la mañana, ha despertado hace solo un rato y lo mejor es no alterarla de ninguna forma.
—Sí, sí, por supuesto. Allí estaré, muchísimas gracias por avisarme.
—No se preocupe. Lo esperamos mañana.
—Hasta mañana.
Cuelgo la llamada y de inmediato, le envío un mensaje a Pam sobre el estado de Lauren, al igual que yo, se alegra mucho y me dice que intentará contactarse mañana. Nos despedimos y prometo seguir manteniéndola al tanto de todo.
Por fin mi chica está respondiendo y podré verla. La echo tanto de menos, que no sé si podré aguantarme de llenarla de besos.
Termino mi comida y dejo la bandeja cercana a la puerta. Miro la hora y son cerca de las diez de la noche. Aún es algo temprano, por lo que me dedicaré a ver una película y luego me dormiré, deseo estar en pie mañana desde temprano para ir a visitar a mi hermosa novia.