Amanecer de otoño

Capítulo Treinta y tres

Almorzamos y por la tarde le pido a Becky me revise la sutura para ver cómo está y saber si ya puedo bañarme como corresponde. Según me indica aún es riesgoso que lo haga, pero que ya se ve mucho mejor la herida.  

Nos proponemos ver alguna película de esas comedias románticas que están de moda y aunque aún no es la época, decidimos ver un par de esas navideñas en Netflix. 

Me suena el teléfono indicando que me está llamando Logan. 

—Hola, cariño. 

—Hola, hermosa. Te llamo para avisarte que voy de camino a casa con los niños. 

—Estupendo. Ya quiero pasar la tarde con todos, Becky la enfermera ya está conmigo. 

—Fantástico. Aunque solo pasaré a dejar a Lucy y voy a mi casa con Brian, comenzaremos a empacar nuestras cosas para estar mudándonos pronto por allá. 

—Entiendo. Espero puedan dejar todo listo muy pronto. 

—Lo mismo deseo yo, cariño. Intentaré dejar todo listo esta semana. Nos vemos en un rato. 

—Nos vemos, te mando un beso. 

—Ya me lo darás cuando llegue. 

—Todos los que quieras. —Sonrío. 

Cuelgo la llamada y me vuelvo a sentar junto a Becky. 

—¿Todo bien? —pregunta Becky cuando llego a su lado. 

—Sí, era mi novio para avisarme que ya viene camino a casa. 

Seguimos viendo películas hasta que tocan el timbre. Es aquí donde me acuerdo que debo darle una copia a Logan de la casa. Solo a mi hermana le entregue una. Me levanto y voy hasta la entrada para abrirles la puerta. 

Saludo a Logan con un beso y los niños entran corriendo hasta la habitación de Lucy. 

—¡No te entusiasmes mucho, hijo! ¡En un rato debemos ir a casa! —grita Logan, aun sabiendo que Brian ya no lo escucha. 

—Déjalo, cariño. Ven, quiero presentarte a Becky. 

Vamos a la sala y le llamo. Se para y se acerca. 

—Becky, él es Logan, mi prometido. 

—Hola, Becky. Un gusto. —Se dan la mano. 

—Hola, Logan. Qué tal. Un placer. 

—¿Todo bien con la enferma? —le consulta Logan a Becky. 

—¡Hey! —me quejo golpeando suavemente su brazo—. ¡Que no estoy enferma! Solo algo convaleciente de una herida que casi me mata. 

—No me lo recuerdes, ha sido una de las peores semanas de mi vida. 

—Ningún problema. Hemos tenido un día muy bueno hasta ahora. 

—Bueno, bueno ya, lo malo ya pasó y estoy aquí, y con la ayuda de Becky voy a estar como nunca. ¿Quieres algo de tomar mientras les damos un ratito a los chicos para que jueguen? —pregunto con la intención de cambiar de tema 

—Un café estaría bien. Estoy agotado.  

—¿Mucho trabajo? —le pregunto mientras vamos a la cocina y dejamos a Becky en la sala un momento. 

—Sí, había olvidado lo que era el trabajo en obra, todo el día yendo de allá para acá, verificando que los trabajos se cumplan. —Pongo el agua a calentar y busco un tazón. 

—Entiendo, ya vendrán algunos días con menos movimiento, por lo que sé es bastante el trabajo adelantado que tienen. 

—Sí, es increíble que estemos dos semanas por delante.  

—Eso es estupendo. Será maravilloso ver la obra terminada.  

—Creo que ya te había mostrado alguna vez los planos, ¿o no? 

—Sí, ya los había visto, pero no es lo mismo ver el diseño en un papel que en la vida real. —digo acercándome a él y abrazándolo por los hombros—. Estoy segura quedará fantástico. 

—Lo será. —Le sirvo el agua para que pueda tomarse el café—. Gracias, cariño. 

—Espero encuentres un camión pronto para la mudanza. 

—Ya lo hice. El día viernes tengo que tener todo listo para cargar el camión. La mayoría de las cosas las pondré a la venta y me mudaré con lo básico, las cosas de Brian, las mías y algunas otras cosas que son reliquia además de algunas de Kendra que guardo para Brian. 

—¿De verdad? ¿Son muchas cosas que pondrás a la venta? 

—No tantas, pero casi la mayoría son muebles y si los traigo, apenas habrá espacio entre los tuyos y los míos. 

—¿Y si hacemos algo de espacio? A lo mejor tienes alguno que quieras conservar.  

—No te preocupes. Son muy pocos la verdad. Y no voy a entorpecer tu gusto ni decoración que, así como lo tienes me encanta. 

—Está bien, pero después no quiero quejas ni reclamos de ningún tipo, ya que te di la oportunidad. No quisiera que sientas que te impongo cosas. 

—Para nada, cariño, es decisión mía. Lo único importante es que debemos poner fecha para nuestra boda. 

—No me había puesto a pensar en eso aún. Aún no puedo creer que me hayas pedido matrimonio. 

—No me digas que ahora te estás arrepintiendo. 

—¡No! Cómo se te ocurre. Te amo y soy feliz de pasar mi vida contigo y Brian. 

—No sabes lo feliz que me haces al escucharte decir eso. Yo también te amo. Ven aquí. —dice tirando de mi mano y acercándome a él para besarme. Nos dejamos llevar hasta que somos interrumpidos por Becky. 

—¡Ay, lo siento! No sabía que estaban ocupados. —se disculpa tapándose la cara. 

—No pasa nada, Becky, discúlpanos tú. Nos dejamos llevar. Una semana sin mi novia, fue muy difícil. 

—No se preocupen y perdón otra vez. Solo venía por un vaso de agua. —Se acerca al lavabo y llena un vaso con el líquido transparente y se va. 

—Será mejor que me vaya también, se nos hará tarde y debo pasar donde Kristen a buscar algunas cajas. 

—No quisiera que te vayas, pero lo entiendo. Ve tranquilo. Iré a buscar a Brian mientras terminas tu café. 

—Gracias, cariño. 

Le doy un beso y me dirijo a la habitación de Lucy. 

—Brian, me temo que es hora de despedirse. Papá y tú ya deben irse a casa. 

—¿De verdad? —pregunta algo triste. 

—Así es, cariño, pero descuida, ya volverás a ver Lucy mañana. Ven, papá te espera. 

—Está bien. Adiós, Lucy, nos vemos mañana. 

—Adiós, Brian. Se dan un abrazo y llevo a Brian con Logan a la cocina. 




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.