Hoy es día de quedarse en casa sin hacer nada. Bueno al menos esa es mi idea, pero para los niños es seguir jugando con todos los juguetes nuevos que le han regalado a Brian, incluyendo lo que le regale el día anterior a su cumpleaños.
Intento de darme los ánimos, pero me siento muy cansada. Los malestares del embarazo siguen presentes, sobre todo los vómitos, son cada vez más frecuentes, lo bueno es que tomando un té de hierbas el mal sabor de boca se va junto a la incomodidad. Solo deseo que pase pronto el primer trimestre, para que por fin se vayan.
―¿Te sientes bien? ―consulta Logan inquieto. El pobrecito no sabe cómo ayudarme para que me pueda sentir mejor.
―Un poco mejor gracias al té que me trajiste. Jamás imaginé que volver a embarazarme sería así. ―Con Lucy tuve todos los síntomas, pero fue más llevadero―. Siempre desee que mi segundo embarazo fuese mejor, considerando que todas las gestaciones son diferentes. Creo que ahora es igual que antes solo por estar esperando mellizos.
―Lo siento, amor. No teníamos como saber que podrían ser dos.
―Descuida, no es tu culpa, si no de la madre naturaleza. ―Sonreímos ante mi comentario―. ¿Qué te gustaría que fueran?
―La verdad no lo he pensado aún, para mí también ha sido sorpresivo esto de que sean dos. Con Kendra, siempre deseamos tener una niña, era su sueño poder vestirse iguales. Quedo un poco desilusionada de que haya salido hombrecito, pero aun así lo amó con locura.
Noto en su mirada un dejo de tristeza, sé que, aunque ya hayan pasado algunos años todavía es algo doloroso de asumir el que ya no esté, pero haré todo lo que esté a mi alcance para apoyarlos, porque tengo muy claro, que no puedo borrar el pasado de Logan y desear ocupar el lugar de su exmujer.
―Sería feliz si ahora pudiera ayudarte a cumplir ese sueño. ―digo sincera―. En mi caso como ya tengo la niña, siempre desee tener un hombrecito. Así que sería fantástico el que nos salgan un niño y una niña.
―Te apoyo. Sería estupendo cumplir mi sueño junto a la mujer de mi vida. ―Me sorprenden sus palabras. Siempre pensé que esa mujer sería Kendra, por la forma en que habla de ella.
―¿Lo soy? ―pregunto curiosa.
―Sí, Lauren. Aunque ya conoces mi historia con Kendra, no se compara con la que he tenido contigo. Eres una mujer maravillosa, llena de cualidades que admiro y si bien nos conocimos de una forma única que solo yo recuerde ―guiña coqueto su ojo izquierdo―, me fascinaste desde esa noche y no te imaginas cuánto deseaba volver a verte. Estoy agradecido de que el destino nos haya vuelto a reunir.
―Eres maravilloso, Logan. No me canso de admirar el hombre que eres. Gracias por estar conmigo. Te amo. ―expreso sincera.
Logan se aprovecha y me besa de manera suave, atenta y llena de amor. Toma mi cintura con su mano izquierda y mi mejilla con la derecha, acercándome aún más a su cuerpo, como si quisiera que nos fundiéramos en un solo ser.
Mi mano derecha se posa sobre su pecho y la izquierda en su cuello, dando pequeños toques y agarres en su cabello. Amo sentir sus labios cálidos sobre los míos. Poco a poco nuestro beso se identifica y me dejo llevar hacia la cama. Nuestros deseos se intensifican y anhelo ser suya una vez más. Me encanta estar entre sus brazos, es mi lugar favorito del mundo porque es cuando me olvido de todo y de todos y me permito ser dichosa y feliz.
Somos conscientes de que no estamos solos, cuando de pronto llega Lucy corriendo a nuestro dormitorio. Con pesar y la respiración algo agitada nos separamos.
―¿Qué sucede, pequeña? ―interroga mi novio.
―Brian se accidentó, tío Logan.
―¿Cómo? ¿Qué sucedió?
―Estábamos jugando con sus juguetes de agua y se resbaló. Se golpeó la cabeza. ―explica llevando su mano a su cabeza para indicar dónde fue.
Nos levantamos y vamos a verlo rápidamente. Al llegar a su habitación, vemos el piso lleno de agua y a Brian llorando con la mano en la cabeza, entre sus dedos hay un poco de sangre, por la impresión me da una pequeña arcada que tapo vivaz con la mano. No es el momento de ir al baño.
Logan levanta al niño y lo lleva al baño para revisarlo. Le pido a Lucy y ayude si lo necesita, mientras yo me pondré a limpiar el piso.
Después de unos minutos, Logan me comenta que llevará a la urgencia al pequeño, que tiene una herida que no para de sangrar.
―Todo estará bien, Brian, ya lo verás. ―comento hacia él, guiñándole, indicando que lo estaremos esperando en casa.
―Gracias, Lauren, y perdón por el desastre. ―logra decir.
―Nada de que disculparse. Eres un niño y estabas jugando. No había cómo saber que algo así pasaría.
―Nos vamos. Ya regresamos.
Nos damos un beso rápido y se van.
―Vamos a cambiarte, hija. Tu ropa sigue húmeda.
―Sí, mami.
Ya en su habitación, vamos al armario y elegimos un pijama. No nos dimos cuenta de lo tarde que era. Me quedo con mi pequeña un rato, entre juegos y que lea un cuento junto a ella en la cama. Le estoy leyendo su cuento favorito: “Mi elefante no quiere ir a la cama”[1] y pronto ambas nos quedamos dormidas.