LAUREN
Si alguien me hubiese dicho que mi vida cambiaría tanto en los últimos años, le hubiese respondido de que estaba completamente loco. Si me pongo a pensar en retrospectiva lo que sucedió con Frank, debía ocurrir, para que solo así encontrará la verdadera felicidad.
Tal y como dije aquel día que nos casamos, el tener al hombre que amo a mi lado hace que me despierte a diario con una sonrisa. Aún no puedo creer la tremenda sorpresa que me tenía preparada, jamás se me pasó por la cabeza que ese día para el que tanto me pedían me arreglara con la ayuda de Kristen y Logan, sería para mi matrimonio.
Si alguna vez soñé con una boda perfecta, no se compara a lo que viví ese día, fue la celebración más perfecta que pude haber tenido y estoy agradecida de todos los que formaron parte de ella. Mi hermana, Logan y Kristen, hicieron lo posible para que todo saliera bien y así fue.
Hoy cumplimos cinco años de matrimonio y mi vida no podría ir mejor. He lanzado dos nuevos libros con bastante éxito luego de mi retiro por maternidad. Fue la bomba según la editorial el que los hayamos lanzado al mismo tiempo. El día del lanzamiento estuvo más que lleno y con más lectores y prensa de lo habitual. Lo que se ha traducido en mayores ventas y reconocimiento, ya no solo a nivel país, si no que me han contactado de otros países tanto de Europa como Latinoamérica para traducir mis novelas en distintos idiomas. Lo que me tiene muy contenta, porque por fin siento que mi trabajo está dando los frutos que quiero y que tanto deseé, por fin puedo decir que vivo de escribir y que estoy orgullosa de aquello.
―Vamos, cariño. Vamos a llegar tarde al aeropuerto. ―Me apura, Logan.
―Lo sé, ya voy. Déjame revisar rápido de que no se me haya olvidado nada. ―Vuelvo a chequear todo mi bolso de mano y compruebo que no me falta nada―. Ya, nada falta.
―Qué bueno, porque no deseo que perdamos el avión. Quiero aprovechar por fin de unas vacaciones a solas con mi esposa.
―Lo sé, es increíble que después de cinco años, por fin vayamos a tener nuestra luna de miel. ―digo incrédula. Vamos hasta el auto y nos dirigimos al aeropuerto para comenzar nuestro viaje.
―Gracias al cielo, mis padres y Kristen accedieron a cuidar a los niños mientras no estemos.
―Espero que no causen problemas.
―Ojalá que no. Porque deseo disfrutar todo lo que pueda estas dos semanas contigo en Aruba. ―Logan sonríe ansioso.
―Y yo. No es que ame a nuestros hijos, pero considerando que viene otro en camino, es el momento para disfrutar de nosotros como corresponde.
―Lo sé. No me arrepiento de tener otro hijo contigo, viene siendo la culminación final a nuestro amor.
―Pienso lo mismo, aunque dije en su momento que no deseaba otro hijo, estoy feliz por este. Tenemos la familia perfecta y, además dicen que siete es el número de la suerte.
―Tienes razón, nuestra familia es perfecta.
Llegamos al aeropuerto y hacemos todo lo necesario para por fin tomar ese vuelo. Y aunque estoy nerviosa por viajar tantas horas, estoy contenta por lo que viviré junto al hombre que amo.
El vuelo es largo, son cerca de seis horas de viaje, pero lo bueno es que tenemos todas las comodidades para que no se sienta así. Entre la atención, la comida y todo lo que nos ofrecen a bordo el viaje no se hace tan largo. Lo único malo, es todas las veces que tendré que ir al baño, ya que aún me encuentro en el primer trimestre y al igual que el embarazo de los mellizos, queremos contarles a todos, pasados los cuatro meses. Estoy segura de que todos se pondrán muy contentos al igual que nosotros con esta sorpresa.
Al entrar al avión la azafata nos saluda e indica nuestros asientos. Nos instalamos y no puedo creer lo cómodos que son. Por mis tantas idas al baño, le dije a Logan que se siente en la ventana, para que así no tenga que molestarlo cada tanto. Según él no tenía problema, pero insistí, ya que en este embarazo han sido más frecuentes comparado al anterior.
Llegamos al aeropuerto y al bajar del avión vamos directo a buscar nuestras maletas y tramitar nuestro ingreso al país. Deseo llegar pronto al hotel a descansar, aún no es tiempo, pero siento los pies muy hinchados, y deseo darme un baño y meterme en la cama.
―¡Por fin llegamos! ―exclamo entusiasmada.
―¡Lo sé! ¡Es increíble lo bello de este lugar!
―Deseo que podamos conocerlo pronto ―digo acostándome sobre la cama y abriendo los brazos mirando hacia el techo.
―Tenemos tiempo de sobra para hacerlo. Tendremos dos semanas para recorrer esta isla ―contesta Logan posándose sobre mí y besándome―. Pero ahora mi único deseo es hacerte mía en tierras extranjeras y hacer de esta experiencia algo que nunca olvidemos. ―Comienza a besarme y darme caricias por todo el cuerpo a la vez que me quita la ropa. Sus mimos son maravillosos.
Como nunca estoy disfrutando de la vida que tengo, agradezco día a día por todos los que me rodean. Si alguien me dijera que mi vida sería como la de una novela como las que escribo, no lo hubiese creído, pero hoy puedo decir que estoy viviendo mi propio Amanecer de otoño.
FIN