Agradezco a quienes me acompañaron en las sombras mientras esta historia se gestaba.
A mis seres queridos, que me recordaron que incluso en la noche más eterna siempre brilla una chispa de luz.
A los que escucharon mis desvaríos sobre vampiros, pactos y secretos prohibidos, y no huyeron.
Y a ti, lector, que ahora caminas por estas páginas: que la oscuridad de esta historia te seduzca tanto como a mí me sedujo al escribirla.