Amante Fiel

CAPÍTULO IV

 

Ethan

Mi novia, resoplo para mis adentros.

Mi novia es un título por quien no siento nada. Con quien no tengo, ni quiero, ni voy a tener nada real porque por cursi que suene mi corazón le pertenece a alguien más.

Mi novia no es más que una sugerencia/petición de Alba para acallar los rumores que cientos de periodistas se han encargado de esparcir debido a mi presentación pública con ella en todos lados, de nuestra larga y estrecha relación por la que prácticamente según los medios solo se esperaba el anuncio formal de un compromiso.

Y es que el pertenecer a una familia que vive bajo el escrutinio público contantemente, además de volverte el ingeniero más joven en tener un reconocimiento internacional tan amplio, obtener el premio nacional de ingeniería por estudios eco sustentables, ser vicepresidente y futuro sucesor a la presidencia de IV, la más grande y prestigiosa constructora en la actualidad... bueno, parece que eso es un pase directo con derecho legítimo de cotillear en todo lo que concierne a tu vida profesional y personal.

Y la cuestión es que eso mismo es lo que hizo crecer las expectativas de un pronto matrimonio porque según la estereotipada sociedad lo que se estila y generaría mayor confianza es que un hombre con un cargo como al que yo opto sea una persona centrada, que de una imagen familiar junto a su linda esposa que comparta buenos valores que puedan ser transmitidos a la obligatoria descendencia, a los próximos herederos del legado.

Aunque para ser sincero... eso nunca me ha afectado.

Soy claro al decir que de verdad no me molestaba en absoluto. Tampoco me importaban las infinitas notas y reportajes que daban por sentado tenía una relación amorosa con Alba... nada  quisiera más. Daría o haría lo que me pidiesen con que así fuera pero resulta que cada vez me convenzo más de que no se puede tener todo en la vida.

Alba y yo nos conocemos hace diez años y desde entonces hemos sido los mejores compañeros, amigos, confidentes, aliados, hemos estado juntos en las malas y en muchísimas buenas... pero no pasó mucho hasta que me di cuenta que todo eso se había convertido en algo más, que para mí era mucho más y pensé que era correspondido.

Realmente no hizo mucho por demostrar lo contrario...  pero cuando finalmente le propuse ser mi novia dijo que no.

... dijo y sigue diciendo que NO.

Y ella me ama.

Sé que lo hace.

No dudaría ni por un segundo de sus sentimientos hacia mí pero por alguna razón solo se mantiene allí... a mi lado pero no conmigo. Siempre cerca pero no lo suficiente.

Queriéndome con limitaciones...

Es desconcertante, necia, obstinada.

Mi más grande enigma y mi mayor perdición.

Por lo que sobra decir que aunque a ella no le afecta o por lo menos no da señal alguna de que le moleste en lo absoluto que este con alguien más, no quiere decir que yo... yo no podría 
imaginarla con otro... Y no, no lo haré porque simplemente me digo que si no me ha aceptado a mí pese a todo lo vivido, es obvio que no va a escoger a cualquiera que recién llegue.

Salgo de mis pensamientos a tiempo de ver como se dispone a bajarse sin percatarse ni una sola vez en mí durante todo el trayecto y sin tiempo de abrir su puerta, imito su acción, bajando también. Justo a la entrada de su casa se vuelve en mi dirección.

Me mira con sus centelleantes ojos azules iluminados por un brillo que interpreto como nostálgico y que 
automáticamente me desarma logrando que desaparezca mi enojo.

–Gracias por la velada y por traerme. Espero conduzcas con cuidado de vuelta a casa. –pide y su mirada está en todos lados menos en mí.

–Soy yo quien debe agradecer. No he hecho más que llevarte pero hasta la reservación ha sido cosa tuya. Sin contar el obsequio. –Suspiro profundamente- Te prometo que lo que haremos para el fin de semana te va a encantar.

–No quiero que te sientas comprometido –alega sabiendo que mi tiempo estos días es limitado.

Lo cual no me importa porque buscaré la forma de sacar el tiempo y por ello uso la referencia para algo más.

–Haberlo pensado unos diez años antes. –espero que el comentario elimine ese semblante apagado que tiene desde que salimos del restaurant y nada.

A pesar de que mi actitud ante la mención de mi novia no haya sido la mejor, no estoy seguro de que se deba solo a eso.

En ocasiones me he llegado a plantear si es posible que Alba padezca trastorno de bipolaridad o algo similar porque a veces es tan alegre, luego de la nada esta triste o puede parecer muy ilusionada con algún plan futuro o algo y de pronto es como si la ilusión desapareciera para dejarla... vacía.

No sé, no creo que podría explicarlo y pese a que la mayor parte del tiempo consigue engañar a los demás por mucho que disimule eso no funciona conmigo que la conozco tan bien.

– Vamos –le digo– quiero asegurarme que todo esté bien adentro.

Abre la puerta principal y luego la siguiente siendo rápida al encender las luces y girarse en mi dirección para abrir sus manos a los costados.

–Todo bien. –sonríe quedamente mostrando a su alrededor aunque la sonrisa no llega a sus ojos.

– ¿Cuándo regresa tu mamá?

–El lunes –su voz siempre suave y melodiosa igual sufre cambios al sonar mucho más frágil que de costumbre– Al parecer el negocio ha terminado. Solo se quedó a pasar el fin aprovechando que... bueno que ya está allá.

–Eso espero. El coche estará aquí temprano –le hago saber– No dudes en llamarme por cualquier cosa.

–Gracias. –apenas responde.

–¿Estas bien? –inquiero– ¿Estas segura de estar sola? – asiente y hago la pregunta que desde ya se la respuesta pero quisiera lo contrario– ¿Quieres que te haga compañía?

–No, tranquilo. Estoy bien. Solo ve antes de que se haga más tarde.

No me convence, hoy especialmente esperaba de verdad que desistiera de estar sola pero como no puedo presionarla resuelvo que quizá necesita descansar y acepto irme.




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