Elizabeth no podía creer lo que su padre le había hecho. Observó a la abogada con la esperanza de que le dijera que todo era mentira, que sólo bromeaba, pero muy dentro sabía que todo era verdad.
-¿Como es posible que mi padre perdiera la hacienda del abuelo?. Dijo más para si misma que para la abogada.
-Él la hipoteco al banco señorita Rossi. Respondió la abogada.
Ella sabía que su padre tenía una adicción a los juegos de azar y al alcohol, pero, nunca lo creyó capaz de perderlo todo con tal de seguir con sus vicios.
- ¿Como puedo recuperarla?
-Hace tan sólo unos días que la hacienda a sido comprada por el señor Josh Pascuali, si quiere recuperarla lo mejor sería que llegará a un acuerdo con él.
No sabía mucho de él, tan solo había visto unas fotografías y sabía que treita y dos años, además era unos de los empresarios más ricos de Italia, siempre aparecía en los periódicos en la sección de negocios y en las revistas de corazón cada vez con una de sus nuevas conquistas.
-Trataré hablar con él. Respondió y se despidió de la abogada.
Cuando regreso a su apartamento estaba agotada y lo único que deseaba en ese momento era darse una ducha y eso hizo, luego fue hasta su habitación y se acostó en su cama y se dijo así misma que ya mañana vería como resolvería su problema y con eso en mente se dispuso a dormir.
En la mañana siguiente se puso a pensar como recuperaría la hacienda que su abuelo le había heredado a ella y a su padre, pero que a bases de engaños por parte de su padre terminó firmando un documento, sin saber sus verdaderos planes.
No podía creer que su propio padre la hubiese engañado para robarle, él no le dicho que había hipotecado la propiedad y que la había perdido, prácticamente le había robado su parte. Y no sólo eso, si no que se había escapado para no hacerle frente a ella cuando todo se descubriera.
Estaba tan furiosa con él, porque si lo hubiese hecho por una emergencia lo podía entender e incluso ella misma lo hubiese ayudado sin tener que hipotecar la hacienda, pero no, lo había hecho para seguir con sus estúpidos vicios, no entendía como no se recuperaba de su adicción al juego, pues hacía unos meses él le había dicho que estaba yendo a rehabilitación, pero es de suponer que mintió, Elizabeth se encontraba furiosa con su padre, ni siquiera sabía su paradero, ojalá le hubiese contado sobre la hipoteca antes de que alguien más la comprara, talvez hubiese podido hacer algún trato con el banco y no la hubiesen perdido.
Y si no fuera porque le llegó un correo del banco a Elizabeth estando en Madrid, informando que la propiedad había sido embargada hacía ya una semanas, no se hubiese enterado de nada, claro que ella creí que era un error y se decidió viajar a Roma, cuando llegó al banco a resolver el asunto, le dijeron que no la podían ayudar con la información, por que el trato lo habían hecho con su padre y aunque ella hubiese dado su firma haciendo constar que daba su permiso, no se le podía brindar información ya que la propiedad ya había sido vendida.
En esos momentos Elizabeth sintió que el alma le caía a los pies, lo único que podía pensar era en buscar un abogado y ver la manera en que podría recuperar la hacienda, pero el abogado le había dicho que no se podía hacer nada y lo único que podía hacer era hablar directamente con Josh Pascuali y llegar a un acuerdo.
A Elizabeth no se le ocurría nada para poder recuperar la hacienda y lo único que le quedaba era hablar con Josh Pascuali. Elizabeth se preguntó si él iba a acceder o simplemente se iba a negar, estaba un poco asustada, porque según lo que había leído en los periódicos sobre él, es que era un hombre de carácter y un genio para negociar, que nunca renunciaba a uno posesión a menos que le fuera inservible o inútil, lo único que podía hacer era confiar en ella misma y que él no le interesara mucho la hacienda.
Elizabeth fue directamente a la empresa de Josh Pascuali, no pensaba seguir perdiendo tiempo, pues tenía que regresar a Madrid a su trabajo, aunque le hubiesen dado unos días de vacaciones no quería perder mucho tiempo, prefería estar un tiempo alejada de tanto estrés que todo esto le provocaba.
Cuando llegó a la empresa fue hacia la secretaría y le dijo que necesitaba hablar con el señor Josh Pascuali, la secretaria le preguntó si tenía una cita.
-No, pero es algo urgente se trata sobre una propiedad que él tiene por error, pero me pertenece a ella.- dijo a la secretaria
-Espere un momento me comunicare con él.-dijo la secretaria.
La secretaria tomó el teléfono y marcó a la oficina de Josh, al contestar la secretaria habló apresuradamente comunicando el asunto.
-Señor Pascuali una mujer ha venido a verlo dice que necesita hablar urgentemente con usted sobre una propiedad que usted tiene por error y que en realidad le pertenece a ella.-dijo la secretaria al teléfono.-De acuerdo. Continuo ella luego bajo el teléfono y dijo -Él señor Pascuali la espera en su oficina.
Generalmente la secretaria no le hubiese hecho caso ya que muchos iban a buscar al Señor Pascuali sin hacer cita y el señor Pascuali no le gustaba recibir a nadie sin una cita previa, pero últimamente se habían estado levantando muchas mentiras sobre el señor Pascuali, así que ella decidio comunicar el asunto a él y que él decidiera si era importante o no.
-Podría decirme donde se encuentra su oficina. Pregunto Elizabeth.
-Suba por el ascensor al último piso. Contesto la secretaria.
Elizabeth subió al ascensor, mientras esperaba a que el ascensor llegará al último piso, empezó a sentirse muy nerviosa, no sabía cómo reaccionaría Josh Pascuali.
Cuando el ascensor abrió sus puertas, esperó un momento para tranquilizarse, luego salió y fue directo a su oficina. Al entrar pudo observar que la oficina era muy elegante aunque un poco monótona por la gama de colores negros y grises.