VISITAS, CELOS Y ORDEN ARISTOCRÁTIC

CUANDO LLEGA LA GENTE Y AURELIAN NO APRUEBA

La puerta se abrió con un suave deslizamiento automático.

—Buenos días —saludó Lucien— Traigo informes y ¿galletas?

Aurelian, sentado en su sillita especial, lo miró. Lo analizó. Sus ojitos se entrecerraron. Anthony, que ya conocía esa expresión, levantó la vista del holograma.

—Evan.

—Sí —respondió Evan, tenso— Yo también lo vi.

Lucien dio un paso más.

—¿Qué pasa?

Aurelian emitió un sonido suave. Las galletas flotaron.

—Oh —dijo Lucien— Eso es nuevo.

—Está celoso —explicó Anthony con calma—
Siente que invades su espacio emocional.

Lucien parpadeó.

—¿…por existir?

—Exactamente.

Las galletas comenzaron a girar lentamente. Evan dio un paso adelante, brazos cruzados, postura de guardaespaldas.

—No te acerques más.

—¡Solo iba a saludar! —protestó Lucien.

Aurelian frunció el ceño.

WHOOSH.

El sillón más cercano se deslizó deliberadamente entre Lucien y Anthony. Silencio. Lucien miró el sillón. Luego al bebé.

—Me ¿me acaba de bloquear?

—Sí —respondió Evan, orgulloso— Eso es paternidad preventiva.

Anthony suspiró.

—Aurelian —dijo con voz firme— Visitas autorizadas no son amenazas.

El bebé lo miró. Las galletas descendieron suavemente pero quedaron lejos de Lucien. Anthony asintió.

—Aceptable.

Lucien carraspeó.

—Me siento juzgado.

—Deberías —respondió Evan.

Más tarde, Elian apareció.

—Hola —saludó—Vengo a...

—No —interrumpió Evan.

—¿No qué?

—No te acerques rápido. No hagas movimientos bruscos. No mires a Anthony más de tres segundos seguidos.

Elian arqueó una ceja.

—Evan yo literalmente ayudo a entrenar al bebé.

—Eso no te da inmunidad.

Aurelian observaba la escena fascinado. Anthony se llevó una mano a la frente.

—Evan, amor estás exagerando.

—No estoy exagerando —respondió— Estoy previniendo futuros posibles.

—No todo es una visión.

—Todo podría serlo.

Aurelian aplaudió. Una planta se elevó.

—¡VES! —señaló Evan— Me da la razón.

Anthony se puso de pie. Y entonces Anthony cambió.

—Silencio —dijo.

No levantó la voz. No gritó. Pero la habitación obedeció. La planta descendió. Los objetos se aquietaron. Aurelian lo miró con atención absoluta.

—Regla uno —continuó Anthony— Aurelian no decide quién entra. Eso lo decido yo.

El bebé parpadeó.

—Regla dos: Evan no amenaza a aliados.

Evan abrió la boca..Anthony levantó un dedo.

—Regla tres: Si alguien genera caos emocional se va.

Lucien y Elian asintieron al unísono. Anthony se agachó frente a su hijo.

—Aurelian —dijo, más suave— Papá te ama.
Pero papá también pone límites.

El bebé lo miró..Y sonrió. Nada flotó. Anthony sonrió apenas.

—Bien.

Evan exhaló.

—Siempre olvido que cuando te pones así
das miedo.

—Es eficiencia —corrigió Anthony.

Lucien se sentó lentamente.

—¿Puedo?

Aurelian lo miró..Luego miró a Anthony.

Anthony asintió..Aurelian permitió que la silla no se moviera.

—Progreso —murmuró Elian.

Evan abrazó a Anthony por detrás.

—Eres increíble.

—Lo sé.

Aurelian frunció el ceño.

—Oh no.—susurró Evan.

El bebé emitió un sonido indignado..Y solo el cojín más cercano se elevó un poco. Anthony giró la cabeza.

—Aurelian.

El cojín cayó. Aurelian rió.

—Está aprendiendo —dijo Elian.

—Y manipulando —añadió Evan.

Anthony observó a su familia.

—Ambas cosas.

Cuando las visitas se fueron, el departamento quedó en calma. Evan se dejó caer en el sofá.

—Nuestro hijo es territorial.

Anthony se sentó junto a él con Aurelian en brazos.

—Y tú eres exagerado.

—Y tú mandas sin levantar la voz.

Anthony besó la frente del bebé.

—Somos un equilibrio extraño.

Aurelian bostezó..Nada se movió. Victoria total. Evan sonrió.

—Mañana vendrá el Consejo.

Anthony suspiró.

—Perfecto. Que nadie se acerque demasiado.

Aurelian abrió un ojo. Y sonrió.