CUANDO EL FUTURO TIEMBLA EN UN NIÑO

Aurelian no durmió esa noche. No porque tuviera miedo, sino porque pensar se había vuelto peligroso..Estaba sentado frente al ventanal más alto de Eldermoon, observando una ciudad que aún confiaba en él sin saberlo. Miles de vidas respiraban tranquilas, ignorantes de que su equilibrio pendía de una idea demasiado nueva para un mundo acostumbrado a obedecer.

—¿En qué piensas? —preguntó Anthony, acercándose en silencio.

Aurelian no lo miró de inmediato.

—En si tengo derecho a esto —respondió finalmente—.A decidir algo que puede arrastrar a tantos.

Anthony sintió el golpe directo al pecho.

—No decides por ellos —dijo— Les muestras que pueden hacerlo solos.

Aurelian negó despacio.

—Pero fui yo quien abrió la puerta —susurró— Y ahora él entra por ahí.

Anthony comprendió entonces que el enemigo había logrado algo que ningún ataque había conseguido aún: hacer dudar a su hijo de sí mismo.

—Escúchame —dijo, con voz firme— No eres responsable del miedo ajeno..Solo de no usarlo.

Aurelian lo miró por fin.

—¿Y si me equivoco?

Anthony sostuvo su mirada, sin suavizarla.

—Entonces aprenderás..Como todos..Eso es pensar.

Aurelian tragó saliva. Y por primera vez desde el inicio de la guerra, el peso no vino de afuera vino de adentro.

La reacción no tardó. Desde el mundo exterior llegó una respuesta inesperada.

—Ciudad Helix-3 ha rechazado públicamente el modelo Eldermoon —informó uno de los analistas— Lo califican de “experimento peligroso”.

Evan frunció el ceño.

—Hace dos días pedían replicarlo.

—Ahora dicen que fomenta el caos —continuó el analista—.Que pensar sin guía es irresponsable.

Anthony entendió de inmediato.

—Él no destruye el modelo —dijo— Lo estigmatiza.

Kael apretó los puños.

—Está convirtiendo la libertad en un riesgo social.

Aurelian sintió el impacto como un latigazo.

—Están usando mi nombre —dijo— Dicen que Eldermoon depende de un niño.

Anthony cerró los ojos un segundo. Ese era el golpe. No contra la ciudad..No contra la idea..Contra él como padre.

Esa misma noche, Anthony convocó al consejo.

—No vamos a responder con propaganda —anunció— Ni con desmentidas.

—Entonces ¿qué hacemos? —preguntó uno de los consejeros.

Anthony se mantuvo erguido.

—Mostrarnos vulnerables.

Hubo murmullos.

—¿Perdón? —preguntó Kael, sorprendido.

—Publicaremos los debates internos —continuó Anthony— Las dudas. Los errores.

Evan lo miró con atención.

—Eso nos expone.

—Exacto —respondió Anthony—.Y expone la mentira de que pensar es orden perfecto.

Aurelian lo entendió de inmediato.

—Si ven que incluso nosotros dudamos…
su mensaje pierde fuerza.

Anthony lo miró con orgullo.

—Ahí está mi hijo.

Aurelian sintió algo aflojarse en su pecho. Pero el alivio duró poco.

Horas después, una transmisión cruzó las redes. Una comunidad cercana rechazaba el modelo Eldermoon no por miedo..Por convicción manipulada.

—Dicen que prefieren obedecer —informó Evan— Que la dirección única les da paz.

El silencio fue pesado..Aurelian cerró los ojos.

—Entonces —susurró—.esto no va a detenerse.

Anthony apoyó una mano firme sobre su hombro.

—No..Pero ahora sabemos la verdad.

—¿Cuál? —preguntó Kael.

Anthony miró el mapa, dividido en zonas de duda, adhesión y rechazo.

—Que no todos quieren ser libres..Y aun así
nadie tiene derecho a decidir por ellos.

Aurelian levantó la cabeza.

—Ni siquiera nosotros.

Anthony asintió.

—Exacto.

Muy lejos de allí, el arquitecto observó la nueva grieta. Una ciudad había dicho no. Otra dudaba. Sonrió.

—Empieza la verdadera guerra —susurró—
Cuando incluso el ejemplo cansa.

Aurelian se estremeció sin saber por qué. Porque en ese instante comprendió algo aterrador:.El enemigo no necesitaba vencer a Eldermoon. Solo necesitaba que dejara de creer en sí misma. Y esa era la batalla más cruel de todas.