Amantes en la era Meiji

De regreso a la universidad

La nieve empezaba a derretirse en las calles de Moscú y con esto, el invierno iba quedando atrás en la ciudad, así como para Julia y Elena quedaba atrás lo vivido en el lago. A pesar de que no había existido una discusión como tal entre ambas, desde su regreso a Moscú no se habían vuelto a hablar y Julia no paraba de preguntarse si Elena se encontraría bien, después de lo sucedido. De pronto miro la hora en el reloj, notando que ya era momento de salir. Camino por las calles de Moscú disfrutando de los paisajes, la hermosa arquitectura que a ella siempre le había encantado y los rayos de sol que se asomaban entre las nubes. Decidida a dejar atrás la búsqueda de Alexander, y consolándose con la idea de haber hecho todo lo que estaba en sus manos, entendió que era una tontería buscarlo, si realmente él no había hecho nada para encontrase con ella.

Durante la primera mi primera mitad del semestre, Julia y Elena habían quedado en grupos diferentes y con horarios diferentes, a pesar de ver las mismas materias, por lo cual la espera para poder hablar con Elena había aumentado, pero después de finalizar la primera parte del curso, ambas quedaban juntas nuevamente y Julia había aprovechado esto para encontrarse con Elena a primera hora en la entrada del campus universitario. Entonces, sin malas actitudes en medio, ambas empezaron a conversar sobre temas cotidianos, como si nada hubiera pasado previamente, y entre palabra y palabra, la preocupación de Julia por Elena desapareció, notando que su compañera se encontraba bien.

El salón 210, donde estaba programada la clase de demografía, era el mas alejado de todos, así que tuvieron que cruzar todo el corredor central  y luego el lateral para llegar a este. Como siempre, Julia se sentó en la primera fila y Elena a pesar de no ser tan aplicada como su compañera, se sentó a su lado. 

El reloj marco una hora tras otra y finalmente el día parecía terminar con la ultima clase programada aquel día. Teorías sociologías y marxismo, era la clase a cargo del profesor Niels. Un hombre de 30 años, metro ochenta de estatura, cabello rubio que le llegaba a nivel del oído, y ojos cafés, que hacia palpitar el corazón de mas de una estudiante y solía ser, con frecuencia tema de conversación en los pasillos del lugar.

El cielo finalmente comenzó a oscurecer en aquellos días de inicio de primavera que se iban alargando, mientras Julia, sintiéndose cansada, empezó a mirar por la ventana el ocaso que caía sobre la ciudad, perdiendo por completo el ritmo de la charla sobre el origen de la lucha de las clases sociales, Hasta que la voz del profesor Niels terminando la clase, la trajo de nuevo al Aula. Un poco desconcertada, al ser cociente de la intención que había tenido en clase a la explicación del profesor, Julia decidió espero un poco, a que el auditorio quedara casi vacío y se acercó para hablar con el profesor, preguntándole sobre algún libro que pudiera recomendarle.

Las luces del auditorio estaban apagadas, pero por una de las ventanas del auditorio entraba con un tono naranja, la luz del sol que aun luchaba por no marcharse. Julia se dirigió hacia el profesor, sintiendo una repentina intranquila, que atribuyo a al aspecto particular del profesor, sin prestarle mas atención al tema, mientras un aire frio empezaba a entrar por las ventanas llenando todo el auditorio. Al llegar junto al profesor Niels, Julia extendió su mano a manera de saludo, notando en su rostro una mirada penetrante y algo distante hacia ella, entonces el profesor estiro su mano, respondiendo su saludo, mientras sorpresivamente se acercaba a ella y le susurraba al oído "espero que mañana te encuentres bien". Julia se sintió mareada después de escuchar aquellas palabras y con un fuerte dolor de cabeza, como si su mente se estuviera rompiendo en dos, vislumbro frente a ella, varias imágenes de si misma, caminando por un puente de madera, mientras vestía un extraño kimono rosado. Las imágenes aparecieron de manera entrecortada como un flash de luz, apagándose y volviéndose a encender, una tras otra, hasta que todo se volvió obscuro y perdió el conocimiento, cayendo a los brazos del profesor. Cuando despertó estaba en la enfermería y Elena estaba en una silla junto a ella.

Elena: pero ¿Qué ha pasado Julia?

Julia: nada, solo estaba un poco cansada, no he comido nada esta mañana.

Elena: ¡tienes que cuidarte!, estaba muy preocupada por ti.

Julia: lo haré, lo prometo... hmmm, solo tengo una duda ¿Quién me trajo hasta aquí?

Elena: fue el profesor, te trajo y después se marcho ¿por qué? ¿pasa algo?

Julia: ¡no!, solo curiosidad. Bueno igual creo que ya me siento mejor así que solo necesito comer algo y podemos marcharnos.

Elena decidió acompañar a Julia hasta su casa para asegurarse de que todo estuviera bien, previendo que pudiera repetirse lo sucedido previamente. Durante el recorrido, intento preguntarle nuevamente a Julia por lo sucedido, pero no fue capaz, al ver el estado de preocupación de su compañera y finalmente se dedico a animarla, hasta que llegaron a la entrada de su casa. 

Durante los días siguientes, Julia trato de concentrarse en los estudios, manteniendo la rutina habitual a la que estaba costumbrada, sin darle mas importancia a lo sucedido aunque en ocasiones las imágenes que había visto volvían a su cabeza. La semana trascurrió con normalidad, entre sus rutinas de ejercicio, sus clases en la universidad y las platicas por teléfono con Elena, algunas llegando a mencionarse a Alexander en quien todavía pensaba. Pero a medida que pasaban los días, las imágenes que la atacaban del puente que había visto en su mente, se empezaron a acompañarse de un leve dolor de cabeza, lo cual empezó a preocuparla, hasta el punto de hacerle creer que podía estar enfermando.

"La historia se repite, primero como tragedia y después como farsa" alguien podría explicarme esto, dijo el profesor Niels. Las diferentes opiniones no se hicieron esperar y en medio de un debate que parecía no tener fin, transcurrió la segunda clase del profesor. Julia, que durante la mañana se había encontrado indispuesta, por primera vez, no se sentó en la primera fila del salón y solo se dedico a escuchar las diferentes opiniones de sus compañeros durante la clase, sin tomar parte activa del debate. Finalmente la clase acabo y poco a poco, el auditorio se fue desocupando, hasta quedar vació nuevamente.




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